Preocupaciones y malos hábitos, principales causas de pesadillas

Domingo, 25 Septiembre 2016 16:04 Escrito por Jerónimo Morales Hernández
Sueños angustiantes o pesadillas tienen niños y personas de toda edad. Sueños angustiantes o pesadillas tienen niños y personas de toda edad. Fotografía: ddp

Estos sueños angustiantes los sufren niños y personas en cualquiera etapa de su vida

Desde siempre, los sueños angustiantes  conocidos más bien como pesadillas en niños y adultos, han sido estudiados  y se ha conocido que las causas son múltiples y no tienen una explicación única.

Con opiniones de diversos autores, en el Siglo XIX se decía que para evitar las pesadillas no se debía usar pijamas apretadas, ni acostarse con el estómago vacío o colgar los pies al lado de la cama.

Estudios realizados actualmente concluyen que las pesadillas pueden deberse a varias causas que no incluyen las mencionadas. En los niños es muy común que pasen por una etapa en la que tienen tales trastornos del sueño.

En los adultos  o en cualquiera edad, se ha detectado que las causas pueden incluir el estrés, una experiencia traumática  o de susto, alguna enfermedad; para algunos, comer inmediatamente antes de acostarse, consumir alcohol o drogas, tomar medicinas como la ciprofloxacina, narcóticos o medicamentos contra el parkinson.

Entre más causas que provocan pesadillas, señala la psicología conductual, están el producto de la ansiedad, el estrés, las descargas eléctricas del cerebro, los recuerdos  o parte de las preocupaciones que se tuvieron durante el día.

Los psicoanalistas afirman que son manifestaciones del inconsciente que, a través de imágenes angustiantes, disfrazan un conflicto no resuelto que atraviesa el sujeto. Hay profesionales que consideran que los sueños les dan una función al durmiente: la de ayudar a superar los miedos más ancestrales y de ahí las pesadillas.

La doctora Mirta Ana Averbuch, jefa dela Unidad de Medicina del Sueño, del Instituto de Neurociencias de  la Fundación Favaloroy, en su  libro “Recetas para dormir bien”, considera que las pesadillas en los niños son fruto de sentimientos de inseguridad, ansiedad, miedos o preocupaciones. También pueden estar inducidas por enfermedades, dolores, sobreexcitación, los programas violentos de televisión o las amenazas enfermizas por parte de los padres.

Hay hábitos o situaciones que las producen, como comer en exceso durante la noche o en horarios muy cercanos al dormir; ingerir alcohol o bebidas estimulantes; permanecer sin dormir varias noches, vivir situaciones estresantes como discusiones o peleas previas al acostarse; fiebre alta,  pensamientos negativos antes de ir a la cama, el  fallecimiento de algún ser querido o padecer  algún trastorno respiratorio durante el sueño.

Para combatir estos trastornos es recomendable, junto con la consulta oportuna al médico, descartar la ingesta de fármacos que podrían estar provocándolas; recurrir a terapia o a un especialista en trastornos del sueño.

Varios profesionales avezados en el tema, coinciden en que es importante realizar un diagnóstico mediante una adecuada historia clínica del paciente que contemple: características de los episodios, momento de aparición en la noche, desencadenantes, la medicación ingerida, si hubo consumo de alcohol, drogas y los hábitos de sueño. A partir de ello, de ser necesario, se solicitará una polisomnografía, análisis que consiste en el registro de los parámetros electrofisiológicos que definen los estados de sueño y de vigilia, con video.

Otra alternativa para tener en cuenta es el Club del Sueño, que funciona en la Fundación AlfredoThomson. A través de charlas semanales, los asistentes expresan sus problemas frente a los profesionales, quienes apuntan principalmente a modificar los hábitos que perjudican el buen dormir.

Cualquiera puede ser la situación soñada por aquella persona que tenga pesadillas. Lo que predomina es la angustia, el miedo y, entre otras sensaciones, la desesperación. No obstante, hay una serie de sueños que son más recurrentes que otros. Entre algunos de ellos, los más comunes son:

Sufrir una persecución, llegar tarde a un examen, caerse al vacío, conducir un auto fuera de control, quedar desnudo frente a un gran auditorio, la aparición de arañas, reptiles, cucarachas o roedores, no poder moverse, ahogarse en aguas turbulentas o estar en medio de una inundación inminente, tener que hacerse cargo de un bebé o animalito indefenso que llora constantemente, entre algunas más.

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