Repercuten también en actividades escolares, productivas y económicas

Mayor impacto  negativo que positivo causa en la población del estado el Horario de Verano, cuyo cambio se realiza este sábado en la noche para amanecer el domingo 30 con el Horario de Invierno, lo cual se manifiesta con afectaciones a la salud pública, a las actividades productivas y económicas principalmente.

Las razones que desde 1996, cuando se implementó el Horario de Verano, expusieron el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica –FIDE- y la Comisión Federal de Electricidad –CFE-, son “para impulsar acciones y programas que fomenten el ahorro de energía eléctrica en México”; mas no han satisfecho ni a usuarios ni  a la población en general.

Han sostenido las citadas dependencias que el Horario de Verano es la medida que consiste en adelantar el reloj una hora durante la parte del año  en que se presenta la mayor insolación, a fin de hacer mejor uso de la luz solar y obtener una reducción en el consumo de energía eléctrica utilizada en la iluminación especialmente del sector doméstico.

Esta medida ha sido adoptada desde las dos horas del primer domingo de abril y concluye a las dos horas del último domingo de octubre, en todo el país, menos en los municipios ubicados en la franja fronteriza norte.

El FIDE, la Comisión Federal de Electricidad y el Instituto de Investigaciones Eléctricas, se han encargado de dar seguimiento puntual a este horario, para cuantificar los ahorros que se logran año con año y darlos a conocer a la opinión pública nacional.

Entre las ventajas que señalan, además del aprovechamiento de la luz natural y del ahorro de consumo de energía eléctrica, mencionan: reducción en la emisión de contaminantes en zonas de generación  de fluido eléctrico y, por consiguiente, disminución en el sobrecalentamiento de la Tierra.

También, evitar el envío de gases a la atmósfera, que provocan el efecto invernadero; periodos de mayor coincidencia con países con los que se mantienen intercambios comerciales, turísticos, aeronáuticos y financieros;  reducción de la inseguridad pública por las tardes; disminución en número de accidentes, y propiciar mayor convivencia social, recreativa y familiar.

Sin embargo, poco o nada se observa de estos logros en la mayor parte de la población, pues los efectos negativos repercuten  en la salud de  infantes, de hospitalizados y de personas de la tercera edad, descontrolando su reloj biológico, lo que han declarado autoridades sanitarias  y está comprobado clínicamente.

Estos cambios de horarios afectan igual y prioritariamente las actividades escolares; también las actividades productivas y económicas y difícilmente se registra menos consumo en alumbrado doméstico.

Además, en vez de disminuir el número de accidentes, se eleva la inseguridad pública,  y lo más notable es que los usuarios no perciben ahorro en sus facturas eléctricas; entre algunas otras repercusiones negativas.