Ángelus. “Nuestro Dios no decepciona nuestra espera”

Domingo, 29 Noviembre 2020 10:38 Escrito por

Ciudad del Vaticano. - El Papa Francisco rezó la oración mariana del ángelus con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro en este primer domingo de Adviento. “El Adviento es una llamada incesante a la esperanza: nos recuerda que Dios está presenta en la historia…”, afirmó.

Mientras el otoño llega a su fin y el frío se instala, en la ciudad de Roma, este primer domingo de Adviento, el Papa Francisco rezó junto con los fieles presentes en la Plaza de San pedro la oración del Ángelus. Durante la catequesis puso en evidencia que este día comienza el nuevo año litúrgico, tiempo durante el cual la Iglesia, con la celebración de los principales acontecimientos de la vida de Jesús y de la historia de la salvación, “ilumina el camino de nuestra existencia, nos sostiene en las ocupaciones cotidianas y nos orienta hacia el encuentro final con Cristo. La liturgia de hoy nos invita a vivir el primer “tiempo fuerte” del año litúrgico, el Adviento, que prepara a la Navidad, como tiempo de espera y de esperanza”.

Esperar para encontrarnos con la persona de Jesús

Francisco, citando (1 Cor 1,3-9) afirma que Pablo “indica el objeto de la espera en la «Revelación de nuestro Señor”. De esta manera, “el Apóstol invita a los cristianos de Corinto, y también a nosotros, a concentrar la atención en el encuentro con la persona de Jesús, que vendrá al final del mundo y que viene cada día, para que, con su gracia, podamos cumplir el bien en nuestra vida y en la de los otros”.

El Papa insistió en que nuestro Dios no decepciona nuestra espera. “Ha venido en un preciso momento histórico y se ha hecho hombre para tomar sobre sí nuestros pecados; vendrá al final de los tiempos como juez universal; viene cada día a visitar a su pueblo, a visitar a cada hombre y mujer que lo acoge en la Palabra, en los Sacramentos, en los hermanos y en las hermanas”.

Seguidamente, Francisco puntualizó: "Jesús nos dice la Biblia, está en la puerta y llama. Todos los días. Está en la puerta de nuestros corazones. Él llama a la puerta. ¿Puedes oír al Señor llamando? ¿Quién vino hoy a visitarte, que golpea tu corazón con una inquietud, con una idea, con una inspiración? Ha venido a Belén, vendrá en el fin del mundo. Pero cada día viene a nosotros. Ten cuidado, mira lo que sientes en tu corazón cuando el Señor llama".
 
En los momentos oscuros de la existencia, confiar en el Señor

Francisco conoce las dificultades que pasa el mundo actualmente, conoce la desesperanza que invade a muchos y afirma: “La espera confiada del Señor hace encontrar consuelo y valentía en los momentos oscuros de la existencia. ¿Y de dónde nace esta valentía y esta apuesta confiada? Nace de la esperanza”.

Adviento, llamada incesante a la esperanza

El Papa subraya lo importante que es para los cristianos estar conscientes de que “Dios está presente en la historia de la humanidad, es el «Dios con nosotros», camina a nuestro lado para sostenernos. El Señor no nos abandona nunca; nos acompaña en nuestros eventos existenciales para ayudarnos a descubrir el sentido del camino, el significado del cotidiano, para infundirnos valentía en las pruebas y en el dolor”. Y a continuación añadió: "En el libro del Deuteronomio hay un pasaje muy hermoso, que el profeta dice al pueblo: "Piensa que el pueblo tiene a sus vecinos con ellos como tú tienes conmigo? Nadie, sólo nosotros tenemos la gracia de tener a Dios cerca de nosotros... ".

Por eso, añade el Papa, “En medio de las tempestades de la vida, Dios siempre nos tiende la mano y nos libra de las amenazas. A continuación concluyó: "María Santísima, mujer de la espera, acompaña nuestros pasos en este nuevo año litúrgico que comenzamos y nos ayuda a cumplir la tarea de los discípulos de Jesús, indicada por el apóstol Pedro, y ¿cuál es esta tarea?: dar razón de la esperanza que hay en nosotros (cf. 1 P 3, 15)".

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Estar vigilantes para permanecer en el camino de Jesús: Papa Francisco



Ciudad del Vaticano. - El Papa Francisco, este 28 de noviembre, presidió a las 4 de la tarde, en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, el Consistorio público ordinario para la creación de Trece nuevos cardenales. Dos de Asia, no pudieron llegar a Roma. Un centenar de fieles estará presente en la ceremonia.

El Papa Francisco presidió el séptimo Consistorio de su pontificado, en la víspera del primer domingo de Adviento. 13 nuevos Cardenales han sido creados.

El Papa Francisco dirigiéndose a todos los fieles, y principalmente a los Cardenales, centró su homilía en el tema del camino, y refiriéndose al texto del evangelista Marcos 10, 32-45 afirmó que el camino “es el lugar donde se desarrolla siempre la trayectoria de la Iglesia: el camino de la vida, de la historia, que es historia de salvación en la medida en que se hace con Cristo, orientado a su Misterio pascual. Jerusalén siempre está ante nosotros. La cruz y la resurrección pertenecen a nuestra historia, son nuestro presente, pero también son la meta de nuestro camino”.

El Papa recordó que este relato evangélico ha estado presente con frecuencia en los consistorios y subrayó: “No es sólo un “trasfondo”, sino la “hoja de ruta” para nosotros que estamos hoy en camino con Jesús, que va delante de nosotros. Él es la fuerza y el sentido de nuestra vida y de nuestro ministerio”.

Confrontarse con la Palabra

Francisco evidencia que en el relato de Marcos los discípulos “estaban asombrados (…) tenían miedo” y añade: “El Señor conoce el estado de ánimo de los que lo siguen, y esto no lo deja indiferente. Jesús no abandona jamás a sus amigos; no los olvida nunca”.

El Papa añadió: “Sabiendo que el corazón de los discípulos estaba turbado, Jesús llamó aparte a los Doce y, «otra vez», les dijo «lo que le iba a suceder». Lo hemos escuchado, dijo el pontífice: “es el tercer anuncio de su pasión, muerte y resurrección. Este es el camino del Hijo de Dios. El camino del Siervo del Señor. Jesús se identifica con este camino, hasta el punto de que Él mismo es este camino. «Yo soy el camino» (Jn 14,6). Este camino, no hay otro”.

Este es otro camino

Justo después de este momento, dice Francisco, “sucedió un ‘golpe de efecto’” que permite a Jesús revelarles a todos los apóstoles “el destino que les esperaba”. Santiago y Juan se acercan a Jesús y le expresan su deseo: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda» (v. 37).

Francisco añadió: “Este es otro camino. No es el camino de Jesús, es otro. Es el camino de quien, quizás, sin ni siquiera darse cuenta, “usa” al Señor para promoverse a sí mismo; de quien —como dice san Pablo— busca su propio interés, no el de Cristo (cf. Flp 2,21)”. L Papa pone en evidencia que esta situación no era exclusiva de los hijos de Zebedeo, sino “que todos estaban tentados de salirse del camino”.

Estar vigilantes para permanecer en el camino de Jesús

El Obispo de Roma subrayó dos movimientos que muchas veces suceden en quienes desean seguir a Jesús: “Porque con los pies, con el cuerpo podemos estar con Él, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino. Así, por ejemplo, pensemos en tantos tipos de corrupciones en la vida sacerdotal. el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, se puede convertir, por el espíritu mundano, en el de una distinción eminente, y ya no serás más el pastor cercano a la gente. Sentirás que eres sólo la eminencia. Cuando sientas eso, estarás fuera del camino".

El texto de Marcos, afirma el Papa, muestra “dos recorridos opuestos. Sólo el Señor, en realidad, puede salvar a sus amigos desorientados y con el riesgo de perderse; sólo su cruz y su resurrección. Por ellos y por todos, Él subió a Jerusalén. Por ellos y por todos, entregó su cuerpo y derramó su sangre. Por ellos y por todos, resucitó de entre los muertos, y con el don del Espíritu los perdonó y los transformó. Finalmente, los orientó para que lo siguieran en su camino”.

El Papa concluyó la homilía afirmando: “También nosotros, Papa y cardenales, tenemos que reflejarnos siempre en esta Palabra de verdad. Es una espada afilada, nos corta, es dolorosa, pero al mismo tiempo nos cura, nos libera, nos convierte. Conversión es justamente esto: desde fuera del camino, volver al camino de Dios”.

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