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Gran inconformidad entre priístas, por caso Lozano Alarcón

Jueves, 11 Enero 2018 20:04 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

         El recibimiento de lujo que se  hizo a Javier Lozano Alarcón en el PRI, después de que el senador renunció al PAN tras doce años de militancia en ese partido, molestó grandemente a los priístas poblanos, y el ciudadano común lo vio como prueba de la descomposición política que sufren todos los partidos.

          Lozano Alarcón como priísta, renunció al partido tricolor, cuando fue designado “su amigo Felipe Calderón”, candidato del PAN a la Presidencia de la República y en el gobierno calderonista fue Secretario del Trabajo, tiempo en el cual se introdujo silenciosamente una nueva ley federal del trabajo, que eliminó muchas de las conquistas obreras logradas a través de los años, desde Lázaro Cárdenas a Ernesto Zedillo.

         Fue él quien acabó con la empresa de Estado que proporcionaba el servicio eléctrico a la ciudad de México, ganándose con ello el odio de los trabajadores de Necaxa, que resultaron los principales afectados y que boicotearon su campaña al Senado, cada vez que el ahora priísta, pretendía visitar la sierra. Llegó a la Cámara Alta, por primera minoría.

         Al decidir la cúpula priísta que su abanderado fuera José Antonio Meade, decide abandonar las filas del PAN, “porque Meade es mi amigo”, así como lo fue Calderón y al día siguiente recibe la bienvenida al PRI, partido que abandonó hace años y del que habló pestes y agredió a sus candidatos y dirigentes aquí en Puebla.

         Lo recibieron el propio candidato presidencial, Antonio Meade; el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza y el coordinador de la campaña presidencial, Aurelio Nuño. Y los tres, sonrientes como si su paso del PAN al PRI, hubiera, hubiera sido un triunfo para este último partido.

         ¿Qué en el PRI ya no hay nadie que piense correctamente, con frialdad, con lógica política, con sentido común? ¿No hay quien hable al candidato presidencial con la verdad, con la sensibilidad política de la que los priístas dieron muestras en el pasado, antes de la llegada de la tecnocracia? Pues parece que no.

         El dirigente nacional del partido tricolor, don Enrique Ochoa Reza, sabe de política, lo que la mayoría de los mexicanos sabemos de chino o japonés, es decir nada.

          Nunca ha ocupado un cargo de elección popular y nunca, hasta que asumió la presidencia del partido, había ocupado un cargo dentro de la estructura de su partido. Y además asume la máxima dirigencia partidista, cuando ese partido, el PRI, está sumido en una grave crisis que se inició en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, cuando quiso desaparecer al Revolucionario Institucional, para sustituirlo por un partido que se llamaría “Solidaridad” y que sería de su propiedad.

           No le dio tiempo concretar el proyecto, pero logró desaparecer al sector popular y debilitar a los sectores obrero y campesino, que fueron los pilares del priísmo que estuvo en el poder total, más de 70 años.

          ¿Cuántos votos le garantiza a Meade el ahora vocero de su campaña? Unos dicen que tal vez diez y otros opinan que ninguno, ni siquiera el de el propio Lozano, que a la mejor de aquí al día de las elecciones, ya se fue a otro partido o regresó al PAN.

           El gobierno de la república no puede ser un club de amigos. ¿Cuántos amigos de la infancia tiene el candidato presidencial priísta, veinte, cincuenta? ¿Todos van a tener cargo o privilegios en su gobierno?

           Aquí en Puebla el propio Meade ha reconocido como amigos de “toda la vida” al ex gobernador Rafael Moreno Valle, al actual presidente estatal del PRI, Jorge Charbel Estefan Chidiac y a Lozano Alarcón, así como al ex secretario de Gobierno de Puebla, Fernando Manzanilla. ¿Ellos van a ser dueños del estado en caso de que triunfe el nuevo PRI?

         Por primera vez en la historia del priísmo, su candidato a la Presidencia de la República, no pertenece al PRI. Es un ciudadano sin partido, muy capaz, dicen quienes lo conocen que muy honesto; que ha desempeñado altos puestos del gobierno con el PAN y con el PRI, sin compromiso partidista.

         En caso de llegar a la presidencia, no sentirá pues ningún compromiso especial con los priístas sino con sus amigos, pero eso puede resultar contraproducente si no lo hace con cautela, con sentido común, con lógica política.

         Sus amigos pueden conformar un grupo al margen de todos los partidos, comprometidos solo con quien los llevó al poder, así como ocurrió en Puebla con el morenovallismo, que muchos consideran ajeno al PAN y hasta enfrentado al PAN.

         Urge que se aclaren bien las cosas y que antes de que el PRI sea destruido desde dentro, se pongan los puntos sobre las íes.

          Para la Corriente Crítica del PRI, que critica poco, pero lo hace en el tiempo que debe hacerlo, la aceptación en su partido, de quien ya había renunciado hace 12 años, para pasarse al PAN, ha sido un error grave, pero lo justifican porque el señor Lozano Alarcón, es necesario para la “guerra sucia”, que no viene, que ya está aquí.

         Bueno cada quien tiene su opinión al respecto.

          La corriente crítica que dirige en Puebla el ingeniero Eric Salgado Trujillo, quien en plática con un grupo de columnistas dijo aspirar a la candidatura a la diputación local del distrito once; se propone alcanzar más de cincuenta posiciones de candidaturas a diputaciones y regidurías en todo el estado, para las elecciones próximas.

        En eso están trabajando. Acompañado del dirigente nacional, Genaro Morales, señaló que en Puebla dicha corriente tiene más de 3 mil miembros y más de 30 mil a nivel nacional.

        Salgado Trujillo ha participado en actividades partidistas desde joven, pues formó parte del Frente Juvenil Revolucionarios, fue coordinador de campaña del candidato a diputado local del distrito once de esta capital en el 2013 y ha sido activista del Movimiento Territorial y Urbano del mismo PRI.

        Cuenta con el respaldo de sus compañeros para llegar a competir por la diputación del XI distrito local, que conoce y que ha trabajado ya políticamente hablando.

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