Sobre los desafíos democráticos al interior del PRI.

Domingo, 12 Agosto 2018 18:40 Escrito por Mayra Sánchez García.

Columna | Tierra de Sal

¿México es "la tierra muerta, la tierra de cactos",

cubierta de ídolos rotos y de imágenes apolilladas de santos y santas?

¿No hacemos sino" dar vueltas y vueltas al nopal"?

T.S ELIOT

A propósito de la serie de voces que han hecho cimbrar al priismo nacional y por ende al poblano, debemos; primero, volver a una revisión de la teoría de la profundización democrática, es decir, se debe convocar a pensadores, analistas y por supuesto a las bases a realizar el análisis sensato sobre el tema de la calidad en el ejercicio democrático por lo menos en las últimas tres décadas del priismo contemporáneo.

Para llevar a cabo, este ejercicio, se antoja partir de las siguientes consideraciones básicas:

¿Qué pasó con los regímenes políticos priistas a partir de la década de los 80’s? ¿De dónde debemos iniciar para elaborar un análisis político? ¿Desde dónde debemos replantear el ejercicio democrático al interior del priismo nacional?

Los análisis que se pretenden convocar deberían sustentarse en estas tres interrogantes y en algunas otras que resultarían ejes rectores en favor del discernimiento sustantivo y efectivo.

Fue en 1989 cuando el priismo nacional sufre una de sus primeras “transformaciones”, se vincula a la separación de algunos actores políticos que como corriente interna exigieron mayores espacios democráticos que fueron negados. Hubo militantes que exigieron la participación en los procesos de selección de candidatos y se opusieron al “dedazo” como método de elección tanto en la vida política como gubernamental mexicana.

Partiendo de este orden de ideas y haciendo un ejercicio de analepsis; irrumpamos para evocar las palabras de Octavio Paz cuando escribe sobre el estado mexicano:

“ […] a pesar de que ha sido el agente cardinal de la modernización, él mismo no ha logrado modernizarse enteramente. En muchos de sus aspectos, especialmente en su trato con el público y en su manera de conducir los asuntos, sigue siendo patrimonialista. En un régimen de ese tipo el jefe de Gobierno --el Príncipe o el Presidente- consideran el Estado como su patrimonio personal. Por tal razón, el cuerpo de los funcionarios y empleados gubernamentales, de los ministros a los ujieres y de los magistrados y senadores a los porteros, lejos de constituir una burocracia impersonal, forman una gran familia política ligada por vínculos de parentesco, amistad, compadrazgo, paisanaje y otros factores de orden personal”. ( V.El Ogro Filantrópico. Publicado en Vuelta 21, agosto de 1978,: 9)

Y, si Paz en el Ogro Filantrópico, hacía ya una reflexión profunda , pues, no es posible que al interior del instituto político NO se haya tomado con la seriedad debida las tendencias analíticas para una reformulación congruente y consistente, máxime que son los integrantes – léase la militancia y demás cuadros- del priismo nacional, los únicos “interesados” en que las circunstancias hasta hoy adversas, tengan una respuesta sensata y crítica para replantear el rumbo al interior del revolucionario institucional.

Es necesario que deba prevalecer el llamado en torno a la alta responsabilidad de emisión de juicios y de acciones en manos de quienes deben conformar las discusiones en mesas de trabajo con actores externos extraídos de la propia militancia.

Cualquier discurso de análisis en favor de la reformulación del priismo nacional, resultaría obsoleto si los intereses del grupo en el poder siguen estando ligados por vínculos de orden personal, compadrazgo, parentesco y hasta por complicidades gubernamentales.

El PRI, no ha querido entender que es un partido de centro izquierda. El PRI no ha querido ver que debe caminar por una social democracia adecuada al tiempo en que estamos viviendo. La reforma política al interior del PRI es urgente. El priismo nacional está atravesando por una enorme crisis de identidad; su camino está marcado por el pésimo desempeño del actual gobierno federal y, de antemano es claro decir que, el rechazo al PRI no es a las siglas, ni a los colores, el rechazo es en contra de quienes conforman la cúpula; pues para los ciudadanos de “a pie”, los que conforman las bases saben que nunca serán considerados en la toma de decisiones, menos en cargos de elección popular y tampoco en cargos  que tienen desde hace varias décadas cooptado las familias del poder que gobiernan el instituto político.

Si se quiere hacer a fondo la reforma; la reestructuración; se debe considerar a pensadores y militancia quienes han sido hasta hoy desdeñados y pareciera que, seguirán siendo ignorados. Las reuniones son hechas en “petit”, cerradas y llenas (sin duda alguna) de temores internos por perder sus pequeños cotos de poder.

Después de todo, sólo debemos volver la mirada en torno a las acciones. En política la forma es fondo y viceversa. Si en 1988 se dio un ejemplo de independencia y elección de un rumbo diferente para varios militantes que fueron marginados, hoy, a casi treinta y dos años, empiezan a cosechar parte de su independencia y cambio de rumbo, sólo ver, 1989 y la historia de ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR, PORFIRIO MUÑOSZ LEDO y CUAUHTÉMOC CARDENAS como precursores de la corriente democrática que derivó en el Frente Democrático Nacional y hoy, conforman el grupo que ostenta el poder. Muy claro ¿no? Y si no, AL TIEMPO.

@mayrusmayrus7
@Divandelamujer

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