Miércoles, 30 Mayo 2018 15:45

Multiplicar la alegría

Artículo | Algo Más Que Palabras
   
    Me entristece la mirada de tantos indefensos que caminan desorientados por este mundo insensible, que permite el sufrimiento de los niños, la soledad de los mayores, o las barbaries entre inocentes. No entiendo este cúmulo de violencias por doquier. Hay moradores que ya no tienen lágrimas para poder seguir viviendo en esta selva de intereses. Los hemos dejado sin aliento, y sus vidas se han convertido en un río ensangrentado, sin posibilidad de poder vivir de acuerdo con ese espíritu de dignidad que todos los humanos nos merecemos. Aún así, me respondo, estoy llamado a sembrar alegría, la eterna juventud del ánimo. Multipliquemos el júbilo; porque, sin ese entusiasmo, nuestra misma existencia es baldía.

El amor ya no es lo que es, nos lo hemos dejado sin latidos, y apenas ya nadie siente nada por nadie. Deberíamos reconducirnos, reinventarnos en el verso, sostenernos en la verdad, abandonarnos en el sueño para poder ser horizonte; sí, esa mirada de afecto que todos necesitamos para levantar cabeza. Justamente, todo crece desde el amar y desde el amor. Enraicémonos, seamos familia, activamos los vínculos de la gratuidad, cooperemos en la acción del verso y la palabra, para que ningún corazón se sienta despreciado, excluido, marginado. Que la marginalidad no es nuestro lenguaje, necesitamos sentirnos unidos y reunidos siempre, para ese consuelo que nos requiere la vida al nacer cada jornada. En cualquier caso, pensemos en nuestro primer deber, el de alegrarnos al amanecer de un nuevo día y poder ponernos en camino; pues, mientras hay vida, también hay expectativa. 

    Confieso que me mata esta tristeza que bebo a diario, con solo caminar por la vida y escuchar a mis análogos. Son tiempos difíciles. Nos los hemos complicado. La mentira se ha adueñado de nosotros. Ciertamente, cuesta despertar y esperanzarse, retomar fuerzas, máxime en un momento donde prolifera la desunión entre linajes, lo que hace que los chavales sean más vulnerables a la explotación y al abuso. Ellos no son responsables de nuestras locuras. Por otra parte, ahí está la permanente ola de refugiados y niños migrantes que no cesa, a pesar de los peligros del viaje. En la huida no sirve sólo la ayuda humanitaria, hacen falta gentes con espíritu de acogida, poetas de verbo sincero dispuestos a batallar por los débiles, individuos con coraje para lleva la luz allá donde hay tinieblas y tranquilidad allí donde hay dolores.

Hemos de conseguir que, en este mundo, gobierne únicamente el amor. A propósito, el inolvidable filósofo y escritor indio Rabindranath Tagore (1861-1941), solía decir que: “Dormía..., dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir... y el servir era alegría”.  Fecundémonos de esa primavera, que nadie nos quite esa visión de nuestros ojos.  Rindámonos a esa pasión verdadera, transparente, de donación total, desprendida a más no poder, capaz de trascender en nosotros el gozo de sentirnos alguien por los demás, lo que nos hará sonreír a pesar de los muchos pesares. Porque, en efecto, por muy inmenso que sea el vacío interior que llevemos consigo, nos espera esa semilla alegre de sentirnos parte de la vida de nuestros semejantes, pues nada existe que no cohabite en la universalidad de la alianza, por mucho equipaje de decepciones y derrotas que aglutinemos.

Por tanto, tampoco hay que tener miedo a entristecerse mar adentro, sabiendo que tras los momentos difíciles, siempre llega el instante preciso y precioso del sol, que nos pone en movimiento y nos ilumina. A lo mejor tenemos que repensar lo vivido hasta ahora, escucharnos más interiormente, cuando menos para ingeniar otras etapas más solidarias y de mayor entrega a los nuestros, que somos todos en todo. Por eso, a veces me digo a mi mismo, cuidado con ponerme apenado, que puede ser un vicio, mayormente cuando se sabe que la satisfacción es el ingrediente básico en el componente de la salud. A lo  mejor tenemos que simpatizar más con nosotros mismos, poner más empatía con nuestro entorno, y hablar menos de nuestras penurias, o quizás, lo justo y preciso para el cambio. Querer es poder, ya lo sabemos. Pongámoslo en práctica.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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Publicado en COLUMNAS

Se conjuntan celebraciones religiosas y profanas o sociales

Puebla, Pue,- Tiempos de esperanza, de gozo y alegría deben ser las festividades  que se aproximan, y al mismo tiempo de preparación para conmemorar debidamente  el inicio del adviento o año litúrgico en este mes, y del  nuevo año el mes próximo.

En la misma forma que con gran gusto se prepara todo mundo  cuando en el hogar, en centros de trabajo o en sociedades permanentes reciben a un familiar que regresa de estar alejado; a un visitante distinguido o a un amigo o benefactor; los creyentes son ahora  exhortados a vivir con gran esperanza de que se acerca el tiempo en que recibirán un cúmulo de gracias y bendiciones al venerar  a María, Madre de Dios, por su Concepción Inmaculada y por su gloriosa aparición en el Cerro del Tepeyac, los próximos días 8 y 12 de este mes.

Y también  por la conmemoración de la llegada a este mundo del Dios hecho Hombre, para iniciar el rescate de la humanidad, de la gloria y felicidad eternas que ésta había perdido a consecuencia de la desobediencia del primer hombre y primera mujer creados por Yahbé , como lo narra la Biblia.

Ante más de cien fieles de la parroquia de la Virgen María en su advocación de Los Desamparados desarrolló hoy domingo estos conceptos el neopresbítero misionero Alejandro Castilla Saucedo, en  el primer Retiro de Adviento organizado por el párroco Alfredo Rodríguez Cárcamo.

Agregó el presbítero Castilla Saucedo que los creyentes y bautizados,  en este tiempo de espera deben tener presente que quien espera en Dios, está feliz, alegre y vigilante de si mismo y de los dones o posesiones que tiene o recibe.

El que espera, dijo también,  practica la paciencia y confianza , ya que no debe desalentarse ante los problemas o dificultades que nunca faltan en esta vida. Y  debe alegrarse no con las experiencias  y triunfos  ajenos, sino con los propios.

El joven misionero de la Palabra, Sergio,  se refirió a la verdad de que la esperanza debe estar prioritariamente en la familia, y a todos corresponde trabajar, con el buen trato personal a los hijos y entre esposos, para evitar que haya, ante tantas ideologías, familias  destruidas y desorientadas. 

Las otras celebraciones por Navidad y Año Nuevo, no son únicamente en el aspecto religioso, sino en el aspecto humano y social o profano, con reuniones y festejos familiares, de amigos, para intercambiar  regalos, brindis, abrazos y deseos de salud y felicidad, así como de prosperidad en el año nuevo.

Entre los asistentes al retiro desarrollado en el Centro de Formación y Evangelización ´´Bajo el Amparo de María´´, se comentó que el tema de la Esperanza fue expuesto muy oportunamente a todos los fieles creyentes o no, para vivir con la idea de que 2018 será de recuperación de tantas pérdidas materiales y espirituales. por la desesperación de muchos ante los desastre naturales causados principalmente por los sismos de los días 7 y 19 del pasado septiembre.

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