• El Servicio Social de Inserción se tiene que hacer con los ojos bien abiertos, los oídos muy atentos y a veces, un poquito, con la boca cerrada: Daniel Eduardo Rendón.
• Estamos aprendiendo, por ello el corazón y el alma de las personas que viajamos a cada comunidad se llenan con las experiencias de los habitantes de este hermoso país: Sean McLaughlin.

Desde hace12 años la Universidad Iberoamericana Puebla y la Universidad Loyola de Nueva Orleans han trabajado en conjunto con el propósito de crear movilidad estudiantil, es así que desde sus áreas de intercambios se han propuesto no solo fortalecer la calidad académica, sino trabajar por conocer y transformar la realidad social.

A través de este sistema la IBERO Puebla lleva a cabo el Servicio Social de Inserción, programa que permite a estudiantes de la Universidad y de las Instituciones hermanas de todo el mundo vivir la experiencia de contribuir en alguna región vulnerable de nuestro país, con el objetivo de aportar ideas y aprender de nuevas realidades.

Es así que, gracias a esta metodología, Jacqueline Etheart y Sean McLaughlin estudiantes holandeses de Estudios Latinoamericanos y de Contaduría, respectivamente pudieron conocer la realidad que enfrentan varias comunidades en México.

Jacqueline viajó a nuestro país para integrarse al proyecto de organización, formación y capacitación sobre migración y género en Chiapas. Por su parte, Sean realizó su inserción en Xochitlán de Vicente Suarez en donde aportó sus ideas en los proyectos de colectivos juveniles en materia de economía social, principalmente con mujeres artesanas de origen náhuatl.

Ambos coincidieron que gracias a esta experiencia lograron tener un conocimiento más amplio sobre la cultura, los problemas que enfrentan estas regiones, sus diversas necesidades, así como plantearse soluciones con base a su forma de pensar y actuar.

Sean a través de su formación colaboró en las distintas áreas de trabajo de la empresa de economía social Arte Joven, ahí propuso mejoras al proceso de producción, promoción y comercialización con la finalidad de garantizar ingresos fijos y empoderar económicamente a estas jóvenes artesanas de Xochitlán.

Es importante destacar que este esfuerzo fue gracias al trabajo del Dr. Nathan Henne, director del Programa de Estudios Latinoamericanos, el cual buscó a la IBERO Puebla para que sus alumnos pudieran participar en esta modalidad. Y fue en mayo de 2016 que a través del Centro Intercultural de Reflexión y Acción Social (CIRAS) conoció los servicios y oportunidades para hacer esto posible.

En este mismo sentido, Daniel Eduardo Rendón Farfán estudiante de Diseño Industrial comentó que una de las experiencias más grandes que le dejó el servicio social fue construir puentes para generar una relación de compañerismo y amistad.

“Esta experiencia te abre la mente y te enseña cosas que nunca habías pensado y te muestra que realmente nos parecemos más de lo que creemos a otras personas, realmente cada quien tiene una perspectiva, que en algún punto se conecta”, afirmó el estudiante.

Asimismo, Diego Arturo Ruiz Sánchez también alumno de Diseño Industrial, aseveró que la mayor lección de trabajar en un servicio social de inserción es que uno no viene a enseñarles, en realidad llegamos a compartir con ellos y a partir de ahí el crecimiento es mutuo.

“Existen muchas formas de ver el servicio social, pero siempre habrá algo que aprender, para mí fue una experiencia positiva, en la que aprendí y conocí a personas maravillosas, pero sobre todo en donde hice nuevos amigos que me dejaron una experiencia de vida”, puntualizó el alumno de la IBERO Puebla.

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