Jueves, 30 Enero 2020 00:10

Superando fracasos

Artículo | Algo Más Que Palabras

“La esperanza constantemente ilumina nuestras caídas, por mucho que la amargura nos desplome en algún momento”.
  
    Lo importante es que no perdamos la ilusión también por aprender de los fracasos, de su experiencia, pues tan esencial como celebrar los éxitos es reflexionar sobre nuestras torpezas. Por tanto, no hay que encubrir las decepciones, sino instruirse para superarlas. En esta vida todo es posible y no hay que tener pánico a venirse abajo. Quizás lo primordial sea interrogarse para poder corregir las diversas situaciones. Las dificultades no deben asustarnos jamás. Al contrario, deben impulsarnos hacia los demás, abriendo otro espíritu más fraterno y solidario. Lo trascendente es siempre caminar unidos, no abatirse por nada. La esperanza constantemente ilumina nuestras caídas, por mucho que la amargura nos desplome en algún momento. Rectificar nuestras torpezas, que las tenemos y muchas, continuamente nos activan el ánimo. No podemos considerar un hecho normal la pérdida de vidas humanas, ante la falta de opciones para una migración segura y legal. Tampoco podemos considerar una realidad corriente que la violencia en algunos países provoque que multitud de personas necesiten apoyo y no tengan protección alguna. Detrás de todo ello, hay un fracaso de los gobiernos, tanto en la respuesta a la barbarie como a la desesperación que empujan a las personas a emprender viajes peligrosos.

    Por desgracia, el modo actual de gobernar es más dominio que de servicio, más de interés partidista que de sueño colectivo, y esto sí que es un verdadero fracaso. Nadie puede regir sobre nadie si antes no sabe donarse y empequeñecerse. Desde luego, guiar el mundo no es tarea fácil, es un cometido grande y lleno de responsabilidad, que nos compromete a actuar más allá de los triunfos de los particularismos, con miradas amplias para que todos podamos hallar esa expectativa que nos pone en positivo, aminorando tensiones y enmendando errores del pasado. Es cuestión de activar programas en común. Se me ocurre pensar en uno reciente promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que ha logrado hasta este momento progresos notables, al menos para proteger la biodiversidad marina, en este caso, reduciendo la sobrepesca de atún. Desde luego, a los líderes, les corresponde fomentar un nuevo hábitat mundial, cuando menos más humano con sus análogos, a base de ideales y de concreción. Esto significa perder el recelo a tomar decisiones eficaces, al menos para responder a los problemas globales de las personas y poder resistir a los momentos de esta época de tantas frustraciones como vacilaciones.

    Indudablemente, toda acción humana sería y justa nos esperanza, lo que nos exige también un esfuerzo cotidiano de  emprender nuevas conquistas, encaminándonos llenos de confianza unos para con otros. El no ayudarse entre análogos es una ruina por sí mismo. En ocasiones, también nos llama la atención, la debilidad de la reacción ante hechos que son una verdadera decadencia del espíritu humano, por ejemplo, el continuo sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas. El interés económico tiene que dejar de prevalecer, pues lo que genera es multitud de conflictos, abusos y problemas sociales. Tantas veces olvidamos que el ser humano no puede reducirse únicamente al simple crecimiento monetario, que caemos en la inhumanidad permanente. Lo de tanto tienes tanto vales hay que dejarlo en desuso. Nuestro intelecto junto a la libertad, nos hace responsables de ese desarrollo humanístico. El mensaje de los sirios a la ONU: “tenemos miedo. Por favor, ayúdennos”, lo que subraya es la falta de auxilio asistencial que nos tenemos los seres humanos entre sí. A poco que analicemos la situación, veremos que somos un fracaso y que necesitamos lograr que la voz de los pobres no se muera en el desaliento, que la voz de nuestros mayores no fenezca en soledad, que la voz de esos niños abandonados hallen calor humano, que la voz de los sin voz deje de permanecer en la sombra.


    Se puede fracasar, pero permanecer en ese decaimiento o indiferencia, nos debe obligar al menos a promover y a encauzar otro espíritu más generoso. Son muchas las personas que carecen de lo necesario para una vida auténticamente humana. De igual modo, son multitud las gentes que no tienen ni hombro donde llorar. Nuestro corazón se ha empedrado de tal modo que hemos perdido la cultura del abrazo, de la incondicional entrega, de la sonrisa permanente, del hablarse con el alma y quererse con la vida. Hay mucho latido corrupto, aprisionado por las ideologías, envenenado por el odio. La industria de la muerte trabaja a pleno rendimiento y continúa obteniendo dividendos. Tenemos que reencontrarnos, superar vivencias que son auténticos desengaños,  y activar la fortaleza en comunión con toda la especie para alzarse con el amor. Tampoco el amar que suelen decirnos es amor.

Suele tener fecha de caducidad lo que nunca ha de tener. Ojalá aprendamos a trabajar para que el mundo entero encuentre solución a sus problemas. Todos podemos cometer los traspiés más graves. ¡No enjuiciemos a nadie! Lo significativo está en cambiar de brújula y hallar gentíos que te quieran para poder reinsertarse y ser familia. Es lo más sublime y sí que podemos llegar. Intentarlo mil veces mil puede ser un buen propósito de cambio.

Víctor CORCOBA HERRERO / Escritor
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Publicado en COLUMNAS

•    Evitar desperdiciar comida, producir más con menos, adoptar una dieta saludable y sostenible, defender el hambre y generar alimentos son los objetivos de la FAO para el año 2030.

•    Datos de la FAO indican que en el mundo, una de cada ocho personas se va a la cama con hambre, siendo contradictorio ya que hoy en día se produce más comida per cápita, lo que solo indica una injusta distribución de los alimentos.

Como ya es una tradición, la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos de la Universidad Iberoamericana Puebla llevó a cabo la VI Feria de los Alimentos, espacio que sirve para la exposición de trabajos desarrollados a lo largo del semestre y cuyo propósito es brindar alternativas que contribuyan a la reducción de la brecha alimentaria en el estado y el país.

En esta ocasión, el fin social de la Feria de los Alimentos se alineo con la misión 2030 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la cual lleva por nombre Hambre Cero para el 2030: sí es posible, la cual busca erradicar la desigualdad alimentaria que prevalece en el mundo.

Ante este escenario, alumnas y alumnos que cursan entre el primer y el octavo semestre de la Licenciatura se organizaron para desarrollar 35 trabajos para atender alguno de los cinco objetivos de esta campaña de la FAO que busca favorecer a grupos vulnerables.

El presídium estuvo encabezado por el Dr. Fernando Fernández Font; rector de la IBERO Puebla; la Mtra. Guadalupe Chávez Ortiz, directora del Departamento de Ciencias de la Salud; la Mtra. Leticia López Posada, coordinadora de la Licenciatura de Nutrición y Ciencias de los Alimentos; la Mtra. Elia Irigoyen García, coordinadora de Nodo de Innovación Empresarial del Instituto de Diseño e Innovación Tecnológica (IDIT); y la Lic. María Mogallón Mondragón, representante de la asociación civil Con un Mismo Corazón.

Bajo esta mirada, el Dr. Fernández Font, agradeció el esfuerzo de alumnos y docentes para hacer posible este evento, así como la creatividad de sus trabajos para atender las necesidades de los más vulnerables. “Ayudar a los más necesitados es el sello característico de una Universidad Jesuita, ésta debe poner la inteligencia universitaria al servicio del prójimo”.

Asimismo, el Rector de la IBERO Puebla manifestó que es urgente poner los conocimientos al servicio de un mundo sin hambre, por lo que alinear cada uno de estos 35 proyectos con la misión de la FAO, resulta sumamente gratificante. “Encontrarse con el pobre es la única manera de que nuestro mundo pueda cambiar de dirección”.

Para concluir, el Padre Rector retomando las palabras del General de la Compañía de Jesús, el Padre Arturo Sosa, indicó que la misión de los jesuitas es contribuir a solucionar lo imposible. “Ese es nuestro sueño. Hacer las cosas posibles y por ello trabajamos cada día. No podemos permitir que la hambruna alcance a más personas, nuestro trabajo es unir lazos y encontrar respuestas”.

Al término de la inauguración se llevó a cabo la presentación de algunos proyectos, así como la degustación de los 35 trabajos realizados. En este espacio los alumnos y alumnas explicaron la razón de ser de su esfuerzo y del objetivo de los mismos con la misión de la FAO.

Las primeras en presentar fueron las alumnas de la materia de Normatividad, las cuales a través de su producto Chococonut buscan mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Para ello su trabajo cuenta con un bajo índice glucémico el cual sirve para personas con diabetes. Éste está elaborado de amaranto, arroz y cacao, elementos que además incentivan el comercio local.

“Chococonut es similar al Chocorrol pero sin grasas transgénicas y con menos de la mitad de contenido calórico, aunque es un producto que sirve para el público en general, está dirigido a niños con diabetes o personas intolerantes al gluten”.

En esta misma materia, las alumnas Daniela Fabre y Cristina Zardain quienes crearon un dip de lenteja, esto porque son las leguminosas las permiten una dieta más equilibrada y vitamínica. El trabajo va dirigido a personas con una dieta vegana, además de que cumple con los requerimientos de la FAO para una dieta saludable.

Del Área de Síntesis y Evaluación I (ASE I), Vivian Estrada, Mariana González y Alexia Platas quienes más allá de crear un producto, su trabajo se enfocó en retomar las tradiciones de siembra y cosecha en comunidades de la Sierra Norte de Puebla, la cual permitió a niños de entre 6 y 11 años conocer y efectuar la producción orgánica de hortalizas.

Esto permitió implementar un programa en diferentes centros educativos, el cual contribuyó a que los niños recuperaran parte de su tradición, pero además aprender a generar sus alimentos sanos y ricos para una dieta saludable, todo ello a través de una forma divertida y autosustentable que les permita comer mejor.

Por su parte, Samia Andrade y Perla Delgado, explicaron su trabajo el cual habla de la seguridad y soberanía de la industria alimentaria, basándose en el concepto de producir más con menos, ellas desarrollaron tisanas a partir de productos naturales como la hierbabuena, la pitahaya, el limón, la fresa y la manzanilla, trabajo que busca generar mayores recursos a productores de la Mixteca Poblana.

Alejandra Miranda, Paula Valverde y Claudia Velázquez, realizaron una botana a base de maíz pozolero, pimienta y chile. La cual además de contar con grandes cantidades de vitaminas, permite a agricultores de la Sierra Nororiental impulsar el comercio local a través de la Asociación La Esperanza del Mañana que trabaja en esa zona de Puebla.

Finalmente Mariana Ruanova Alejandra Santillán, Daniela Mendoza y Denisse Quintero, alumnas de ASE III desarrollaron un modelo que permite diversificar el uso de la pierna de pavo, con lo cual buscan reducir al mínimo el desperdicio que se tiene en la elaboración de embutidos, pero además aprovecharon el sobrante para crear arrachera de pavo y con ello evitar que el 6.8% de residuos se fueran directamente a la basura.

Publicado en EDUCACIÓN

• México a la vanguardia de la evaluación forestal.
 
En el taller internacional de capacitación, rumbo a la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2020 (FRA, por sus siglas en inglés), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lanzó una plataforma digital que facilitará a los países a informar sobre el estado y las tendencias de los recursos forestales.

Lo anterior durante el inicio del proceso del FRA 2020, que se realiza en Toluca, Estado de México del 5 al 9 de marzo, con la participación de 101 países y el apoyo de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).

Esta plataforma utiliza la infraestructura de Google Earth Engine, para que los países que no cuentan con tecnología de almacenamiento de datos de los recursos forestales, puedan acceder de manera gratuita a las herramientas de Google y desarrollen análisis de información en cumplimiento del objetivo de la evaluación de bosques 2020.

La herramienta facilita el acceso a imágenes satelitales y otros datos geoespaciales para monitorear la cobertura forestal nacional y los cambios en el suelo a través del tiempo.

Google permitirá, a los 171 países que designaron corresponsales nacionales para el FRA, el acceso a su sistema una vez concluido el taller de capacitación internacional. Esta colaboración se realizó con el apoyo financiero de la Unión Europea y el Gobierno de Finlandia.

En su intervención, Eva Müller, directora de Política y Recursos Forestales de FAO, afirmó que México tiene una gran experiencia en inventarios y en el desarrollo y aplicación de sistemas de evaluación forestal, que sus especialistas han compartido con América Latina.

Por su parte, el director general de la CONAFOR, Arturo Beltrán Retis, señaló que en México se concretó el Sistema Nacional de Monitoreo Forestal que integra tres instrumentos.

"En congruencia con la importancia del monitoreo y la evaluación, se ha desarrollado el Inventario Nacional Forestal y de Suelos, el Sistema de Monitoreo, Reporte y Verificación de emisión y absorción de gases de efecto invernadero provenientes del sector forestal, que es parte de los elementos que integran la Estrategia Nacional REDD plus y el Sistema Nacional de Monitoreo de la Biodiversidad, que todavía está en proceso de consolidación", explicó Beltrán Retis.

La información generada por los corresponsales permitirá que los gobiernos comprendan la situación de sus países en materia forestal, y a partir de ello, puedan impulsar políticas e iniciativas para evitar el deterioro de los ecosistemas forestales.

"La plataforma permite a los países aumentar la eficiencia en el proceso de presentación de informes y mejorar la coherencia, la fiabilidad y la transparencia de los datos forestales. Es una celebración por el 70 aniversario del FRA", finalizó Eva Müller.

Publicado en ESTADOS
Domingo, 17 Septiembre 2017 17:38

Somos historia y esperanza

Artículo | Algo Más Que Palabras

    Hoy más que nunca necesitamos hazañas conjuntas para rescatarnos unos a otros de las muchas cruces impuestas en el diario de nuestra vida, puesto que ha de ser todo más armónico, para poder reflexionar y hacer memoria. Si no se camina en armonía, si no se respeta al análogo, difícilmente vamos a poder construir algo. Es evidente que no se comprende nada de lo que somos sin hacer historia. Realmente es lo que nos orienta. En buena lógica, somos lo que día a día tejemos cada cual consigo mismo y junto a los demás. Bajo esta dimensión de la memoria es importante que recapitulemos con ojos mediadores, hacia la realización de un mundo más sensible, donde nadie quede excluido. En este contexto, tampoco se puede comprender, las singularidades destructivas de algunas gentes, que en lugar de propiciar sosiego, discriminan y siembran el terror.

Ante esta ignominiosa realidad, imagino, que haría falta tomar la delantera, hacer frente a la intolerancia, reconstruir vínculos, perdonar de corazón y defender los derechos humanos por doquier. La referente actividad del Secretario General de la ONU, António Guterres, que recientemente hizo sonar la campana de la paz de los jardines de la ONU, en Nueva York, con monedas y medallas donadas por los Estados Miembros, el Pontífice y otros individuos, entre los que se incluyeron niños de más de sesenta países, durante la ceremonia anual, para llamar a pensar en el sufrimiento y devastación que causan las guerras y unir a la población mundial a favor de la concordia. Este gesto, naturalmente, ha de ayudarnos a modificar actitudes. A propósito, también señaló, el citado director administrativo de la Organización, en un vídeo para conmemorar la efeméride del 21 de septiembre, que  “no debemos permitir que grupos de interés, ambiciones nacionales o diferencias políticas hagan peligrar la paz”. Ciertamente, sin conciliación nada subsiste, tampoco el progreso ni el bienestar que tanto vociferamos y requerimos.

    Dejemos, por consiguiente, que la historia nos purifique el curso de los hechos. Hemos de tomar con valentía horizontes nuevos. Decirlo es fácil, hacerlo ya es más difícil. Indudablemente, tenemos que batallar todos los días contra las amargas injusticias que se producen en este mundo. Infinidad de mártires pueden testimoniarnos su manera de obrar contra ese brío de maldad que pretende ahogarnos. Pensemos, además, en tantas familias que viven en la desesperación permanente. Por eso, es tiempo de acoger, de prestar atención a esos caminantes que piden nuestro auxilio en cualquier esquina del camino. Es hora de abrazarnos, de llorar y de reír juntos, de donarnos y de mostrar nuestra mayor esperanza por el bien,  que es la mejor bondad que podemos y debemos injertarnos, ante una humanidad tan pasiva. Recordemos que unos 815 millones de personas en el planeta sufren hambre, lo que representa el 11% de la población y la cifra más alta en la última década. Lo acaba de refrendar el director adjunto de la División de Economía del Desarrollo Agrícola de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con estas palabras que debieran ponernos más en ejercicio: “la tendencia observada en los últimos diez años no sólo es que ha crecido el número de conflictos, sino que además son trances que se han tornado más complejos y difíciles de resolver, entonces estamos viendo que la mayoría de las personas que sufren de hambre y desnutrición precisamente viven en países que están experimentando luchas”. Desde luego, deberíamos aminorar esta injusta descripción. De lo contrario, no se va a eliminar el hambre en el año 2030, tal y como estaba prometido en la añorada agenda de los buenos propósitos.

    Sin duda, ha llegado el momento de pasar de las promesas a las obligaciones concretas. No olvidemos que somos historia, pero también esperanza. Deberíamos serlo para esos 155 millones de niños menores de cinco años que tienen retraso en el crecimiento, mientras que 52 millones están por debajo del peso recomendado para una buena salud. De igual modo, hemos de extender nuestra ocupación y preocupación por enfermedades como la anemia entre las mujeres y la obesidad adulta, lo que nos exige esfuerzos renovados y nuevas formas de trabajar colectivamente, sin tantos intereses, subrayando la importancia de hacerlo sosegadamente. Para desgracia nuestra, hemos pasado de ser personas con anhelos de entusiasmo por vivir mejor cada día, humanamente hermanados, a ser provocadores permanentes unos contra otros, inhumanamente repelentes. De ahí, la imperante necesidad de abrir nuevas sendas de unidad en las que todos tengamos voz para apagar las tinieblas del odio y encender los caminos esperanzados de la luz. Tengamos presente que, un amanecer acorde a todo espíritu pueda dar lugar a otro, y a otro, y al siguiente, hasta llegar al abandono y a la entrega de las armas.

    El testimonio del pueblo colombiano, dispuesto a respirar en justo ritmo de correspondencia humanística, es una de las mejores noticias que se está produciendo en el mundo en estos últimos años, y esto hay que aplaudirlo y celebrarlo, porque no es fácil cerrar heridas, renunciando a la venganza para abrirse a la convivencia más profunda. Recordemos las palabras del Papa Francisco en Colombia, justo en el gran encuentro de oración por la reconciliación nacional: “sanemos aquel dolor y acojamos a todo ser humano que cometió delitos, los reconoce, se arrepiente y se compromete a reparar, contribuyendo a la construcción del orden nuevo donde brille la justicia y la paz”. El mundo también necesita de una humanidad renovada, dispuesta a transformarse en vida, mediante el impulso y la grandeza del amor auténtico. Quizás sea el momento de escucharnos más el alma, de volvernos más compasivos, a la vez que más humanitarios. Llegado a este punto, siempre lo digo, a los enemigos hay que volverlos amigos; y pensar, en la creación de una verdadera civilización cohesionada, donde prime la cultura reconciliada, que es lo que da impulso a la belleza que nos trasciende. 

    Sea como fuere, en esta dimensión de la que somos historia y esperanza, hemos de saber que el futuro es nuestro, a poco que miremos hacia adelante. Y en este sentido, ahora es el momento de activar un mundo más unido, más de todos y de nadie en particular. A la par necesitamos protegernos mejor. Si el terrorismo no tiene fronteras, los ataques cibernéticos tampoco y nadie está inmune. No es de recibo que nos dejemos morir en la red, tampoco en el mar, y aun peor, por falta de una atmósfera limpia.  En consecuencia; debates muchos, pero decisiones también. Y si el mundo debe hermanarse a través de una unión de libertad, se han de reducir las desigualdades, pues cada ciudadano es por sí mismo un ser tan digno como otro cualquiera. Por otra parte, la fuerza de una ley internacional mundializada ha de reemplazar con urgencia la ley de los fuertes y poderosos, que únicamente les mueve el deseo de impulsar la carrera armamentística. O sea, el negocio. Sirva como argumento el Estado de Derecho en países democráticos que no es facultativo, sino obligatorio. Esto puede ser un buen trampolín para que todo el orbe se sienta más compenetrado, más esperanzado, más vivo en principios y valores. Progresemos, pues, en esa conciencia de rescate, como acción y reacción, bajo el estimulante vital de la confianza. Al fin y al cabo, la realidad puede ser bochornosa, pero tras de sí, todo escampa, retornando a la autosatisfacción del deber cumplido, que es lo que nos hace mantener la cabeza siempre en alto.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor
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