El gobierno tiene la facultad mediante el Servicio de Administración Tributaria, para perdonar impuestos, multas y otro tipo de deudas fiscales a los contribuyentes, principalmente para recuperar recursos de personas físicas o morales incumplidas o bien, para apoyar a sectores económicos con baja capacidad contributiva, como una manera de incentivar a los contribuyentes para ponerse al corriente de sus obligaciones y así lograr captar más recursos en corto plazo.

Sin embargo, la condonación de impuestos, es un beneficio del que la mayoría de los pequeños contribuyentes no goza, pero sí algunas de las grandes empresas, lo que resulta en detrimento del erario y en los incentivos para pagar impuestos.

Dicha práctica se apuntaló durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, donde se condonaron impuestos a 108 grandes contribuyentes, dando como resultado que entre 2007 y 2018 se condonaron impuestos que equivalen a 400,902 millones de pesos a valor actual, concentrándose en ellos, el 54% del monto total de las condonaciones fiscales.

Asimismo, a partir del año 2013, se implementó un programa masivo para condonar adeudos de impuestos, a 36 empresas (de 41 mil 399) se les perdonaron más de 80 mil millones de pesos, casi la mitad de lo que se condonó en total gracias a este programa.

De esta forma entre 2015 y 2016, el gobierno de Enrique Peña Nieto, a través del Servicio de Administración Tributaria (SAT), le perdonó a 15 empresas el pago de impuestos por al menos 15 mil millones de pesos.

De acuerdo con el informe Privilegios Fiscales, que presentó la organización Fundar, esas 15 personas a las que se les cancelaron sus adeudos representa el 0.26% de los contribuyentes que recibieron un beneficio en este periodo acumularon el 31% de las cancelaciones.

Entre las empresas beneficiadas con estas condonaciones están: Corporación Geo; Simec International; Industrias CH; GEO; GEO Jalisco, GEO Noreste; Volskwagen; el Instituto Politécnico Nacional; Arnecom.

En el último año del gobierno de Peña, más de mil 383 personas morales recibieron la condonación de créditos por un monto total de 4 mil 400.69 millones, sin embargo sólo el 1% de estas empresas acumularon el 85% del total de créditos condonados en este periodo.

Como podemos ver estas condonaciones por parte de las administraciones pasadas, lo único que ocasionaron fue un detrimento al erario público, además de convertirse en el instrumento utilizado por los presidentes para favorecer a sus amigos y/ o empresas que les significaran ganancias económicas personales.

Pero parece ser que al fin podremos erradicar esta práctica discriminatoria y excluyente, puesto que el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto para terminar con la condonación de impuestos a grandes empresas, el cual deja sin efectos los Decretos y diversas disposiciones de carácter general emitidos en términos del artículo 39 fracción I del Código Fiscal de la Federación, que era lo que les permitía condonar deudas fiscales.

En el caso de los Estados, como Puebla las condonaciones de impuestos y la exención de su pago por varios años, fueron prácticas que se dieron en forma sistemática durante el gobierno del finado ex gobernador Rafael Moreno Valle, justificadas en el hecho de atraer inversiones y crear fuentes de trabajo para los poblanos; sin embargo existe la queja de pobladores como los de San José Chiapa donde se instaló la planta de la armadora automotriz AUDI, que señalan que a la fecha han sido mínimos los beneficios para la población y que es casi nula la contratación de pobladores del lugar, ya que sólo se contrata a personal especializado.

Por ello, es de esperarse que con la llegada a la gubernatura de Puebla de Luis Miguel Barbosa Huerta, se revisen estas condonaciones y se investigue además si las empresas cumplieron con lo prometido; de no ser así valdría la pena cancelar dichos beneficios y obligarlas a pagar sus impuestos y contribuciones, siguiendo el ejemplo del Presidente López Obrador, poniendo fin a éstas prácticas del ejercicio del poder, que nos hacen pensar, que las empresas sólo benefician al gobernante que les dio tan preciada dádiva.

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