Su origen: enfermedades de la madre en el embarazo o por consumo de drogas

Inofensivas y curables son las malformaciones del corazón en los bebé, llamadas también defectos congénitos, que son descubiertos desde que el nuevo ser está en formación en el vientre de la madre.

Aunque algunas veces entre estos defectos puede haber un problema grave, en la mayoría de los casos éste es curable, aun cuando haya tenido su origen en herencia familiar, por enfermedades de la madre durante el embarazo,  por consumir ésta medicinas fuertes, drogas o alcohol en exceso o por un parto prematuro.

Aunque parezca o suene como un problema serio, aseguran especialistas de Editorial Salud y Vida, la buena noticia para las madres en ciernes muy preocupadas por esta situación, es que los defectos congénitos del corazón  no siempre son graves, y señalan que de tales defectos el más común es el “soplo”.

Al reiterar que la mayoría de los soplos no son peligrosos, los pediatras explican que algunas veces puede registrarse un pequeño agujero entre las aurículas o los ventrílocuos, que generalmente se cierra con el tiempo. Aunque no descartan que pueda ser un problema serio en algunos casos y que una parte completa del corazón falle, pero sucede en muy pocos casos.
 
Aun cuando no se saben las causas específicas de estos defectos congénitos, se ha comprobado que la herencia familiar puede tener algo que ver; también si durante el embarazo la madre padece rubéola, si toma algunos medicamentos fuertes, consume drogas o alcohol sin medida, o si el bebé tiene síndrome de Down.

Con los avances tecnológicos en medicina, es probable que los médicos descubran defectos congénitos desde que el bebé está en el vientre, o que los identifiquen al poco tiempo de haber nacido. Pero cuando los defectos son leves, generalmente no son descubiertos hasta que el hijo esté grande o cuando ya sea adulto.

Informan los expertos que algunos de los síntomas comunes, según la severidad del caso, son: la coloración azulosa o violácea de la piel, que se conoce como cianosis, por disminución en la oxigenación de la sangre; inflamación del abdomen y alrededor de los ojos; falta de aire al comer, lo que puede interferir con el aumento de peso, o al tener mareos o desmayos.

Existen muchas opciones en cuanto a los tratamientos para estos defectos congénitos del corazón de bebés. En los casos más sencillos se pueden tratar con medicinas o mediante un catéter. Pocas veces es necesario hacer una cirugía de corazón abierto, ahora ya muy común por sus altas probabilidades de ser exitosa.

En  casos  extremos se hace necesario un trasplante de corazón. Más el tratamiento adecuado para la mayoría de casos depende del defecto y la gravedad de sus consecuencias: de la edad del hijo y de sus condiciones de salud. En toda situación deben opinar y decidir el médico de cabecera, un cardiólogo o un cirujano cardiovascular.

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