Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General al reciente viaje apostólico al país asiático: Encontré un lugar donde se valora la paz y la fraternidad, donde la política y la religión tienen la misma dignidad, y donde se han tomado decisiones positivas, como el rechazo de las armas nucleares desde el principio.

Ciudad del Vaticano. - En su catequesis de la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco repasó las principales etapas de su reciente viaje a Kazajistán para subrayar el significado de los momentos vividos y agradecer al Presidente de la República, a las autoridades, a los obispos y a todos los que colaboraron en su acogida en el país.

Kazajstán, un lugar de convivencia y encuentro

El Papa recordó que el motivo principal de su visita fue su participación en el VII Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales, promovido en la capital Nursultán por el gobierno local, que desde hace 20 años quiere presentar su país al mundo "como un lugar de encuentro y diálogo, en este caso a nivel religioso y por tanto protagonista en la promoción de la paz y la fraternidad humana".

    “Esto significa poner a las religiones en el centro del esfuerzo por construir un mundo en el que nos escuchemos y respetemos en la diversidad. Y esto no es relativismo, no: es escuchar y respetar. Y el mérito es del gobierno kazajo que, habiéndose liberado del yugo del régimen ateo, propone ahora una vía de civilización que mantiene unidas la política y la religión, sin confundirlas ni separarlas, condenando claramente el fundamentalismo y el extremismo. Es una posición equilibrada de unidad”.

La Declaración, fruto de un largo viaje

El Papa Francisco destaca la continuidad de la Declaración Final aprobada por el Congreso con la firmada en Abu Dhabi en febrero de 2019 sobre la Fraternidad Humana y señala este paso como el "fruto de un camino que comenzó desde lejos":

    “Pienso, por supuesto, en el histórico Encuentro Interreligioso por la Paz convocado por San Juan Pablo II en Asís en 1986, tan criticado por personas poco previsoras; pienso en la mirada clarividente de San Juan XXIII y San Pablo VI; y también en la de grandes almas de otras religiones -sólo mencionaré a Mahatma Gandhi. Pero ¿cómo no recordar a tantos mártires, hombres y mujeres de todas las épocas, lenguas y naciones, que han pagado con su vida su fidelidad al Dios de la paz y la fraternidad? Lo sabemos: los momentos solemnes son importantes, pero luego es el compromiso diario, es el testimonio concreto que construye un mundo mejor para todos”.

El no de Kazajstán a las armas nucleares

El viaje fue también una oportunidad para reunirse con las autoridades de Kazajistán y la comunidad eclesiástica, continuó Francisco, subrayando la vocación de ese país, donde conviven ciento cincuenta etnias y más de ochenta lenguas, de ser un "país de encuentro, de culturas, de lenguas"'. Una vocación, dice, que hay que fomentar y apoyar.

    “También esperaba que pudiera continuar la construcción de una democracia cada vez más madura, capaz de responder eficazmente a las necesidades del conjunto de la sociedad. Es una tarea ardua, que lleva tiempo, pero ya hay que reconocer que Kazajstán ha tomado decisiones muy positivas, como la de decir "no" a las armas nucleares y la de las buenas políticas energéticas y medioambientales. Esto fue valiente. En un momento en el que esta trágica guerra nos lleva a que algunos piensen en las armas nucleares, esa locura, este país ya está diciendo "no" a las armas nucleares”.

Una Iglesia pequeña pero llena de alegría

De la Iglesia local, el Papa destaca la alegría y el entusiasmo. Los católicos son una minoría, dice, "pero esta condición, si se vive con fe, puede dar frutos evangélicos". Y continúa señalando algunas de ellas:

    "En primer lugar, la bendición de la pequeñez, de ser levadura, sal y luz, confiando únicamente en el Señor y no en alguna forma de relevancia humana. Además, la escasez numérica invita a desarrollar las relaciones con los cristianos de otras confesiones, y también la fraternidad con todos. Así que rebaño pequeño, sí, pero abierto, no cerrado, no a la defensiva, abierto y confiado en la acción del Espíritu Santo, que sopla libremente donde y como quiere".

Los numerosos mártires de esta Iglesia

En Kazajistán, muchos fueron los hombres y mujeres que dieron su vida por el Evangelio durante el período de persecución de la Iglesia, añade el Papa Francisco:

    ““Los mártires: los mártires del pueblo santo de Dios, porque sufrieron décadas de opresión atea, hasta su liberación hace 30 años, hombres y mujeres que sufrieron mucho por la fe durante el largo período de persecución. Asesinado, torturado, encarcelado, por la fe”.”

La Cruz de Cristo, el ancla de la salvación que nunca defrauda

Un recuerdo y una imagen más: "la explanada de la Expo 2017, rodeada de arquitectura ultramoderna" donde el Papa presidió la misa en la fiesta de la Exaltación de la Cruz.

Francisco comenta: "En un mundo en el que se entremezclan el progreso y el retroceso, la Cruz de Cristo sigue siendo el ancla de la salvación: un signo de esperanza que no defrauda porque se funda en el amor de Dios".

La reflexión del Papa concluye con la esperanza de que el camino realizado dé frutos para Kazajistán y para la vida de esa Iglesia.

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•    Ser creativos en el hacer el bien, con la prudencia y la astucia del Evangelio.
•    Es la enseñanza que el Papa Francisco destaca del Evangelio del día, que hoy presenta una parábola “un poco difícil de comprender”.

CIUDAD DEL VATICANO. - Asomado, como cada domingo, a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano para rezar el Ángelus a la Madre de Dios con los peregrinos, el Sumo Pontífice meditó sobre la historia de corrupción que Jesús cuenta a sus discípulos: “un administrador deshonesto, que roba y después, cuando es descubierto por su amo, actúa con astucia para salir de esa situación”. ¿En qué consiste esta astucia - él es un corrupto - y qué quiere decirnos Jesús?, preguntó Francisco. El administrador deshonesto – explicó el Papa ­- “no se da por vencido, no se resigna a su destino y no se hace la víctima”. Busca una solución, es “ingenioso”.

    “Jesús se inspira en esta historia para lanzarnos una primera provocación: «Los hijos de este mundo -dice- son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz» (v. 8).”

Sucede que, tal como dijo el Santo Padre, quien se mueve en las tinieblas, según ciertos criterios mundanos, sabe salir adelante incluso en medio de los problemas, sabe ser más astuto que los otros; sin embargo, los discípulos de Jesús, es decir, nosotros, a veces estamos dormidos, o somos ingenuos, no sabemos tomar la iniciativa para buscar salidas en las dificultades (cfr Evangelii gaudium, 24).

    “Pienso en los momentos de crisis personal, social, pero también eclesial: a veces nos dejamos vencer por el desánimo, o caemos en la queja y en el victimismo.”

Jesús, sin embargo, dice que “se podría también ser astutos según el Evangelio, ser despiertos y atentos para discernir la realidad, ser creativos para buscar soluciones buenas, para nosotros y para los otros”.

El Maestro ofrece también “otra enseñanza”, precisó el Obispo de Roma. La astucia del administrador consiste en “hacer un descuento a los que están en deuda, y así se hace amigo de ellos, esperando que puedan ayudarle cuando el amo le eche”. Antes acumulaba las riquezas para sí mismo, ahora las usa para hacerse amigos que puedan ayudarle en el futuro. En el mismo camino: robar,  ¿no? Y Jesús, entonces, nos ofrece una enseñanza sobre el uso de los bienes: «Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas» (v. 9).

    “Para heredar la vida eterna no es necesario acumular los bienes de este mundo, lo que cuenta es la caridad que habremos vivido en nuestras relaciones fraternas. Esta es la invitación de Jesús: no uséis los bienes de este mundo solo para vosotros mismos y para vuestro egoísmo, sino utilizadlos para generar amistades, para crear relaciones buenas, para actuar en la caridad, para promover la fraternidad y ejercer el cuidado hacia los más débiles.”

El Santo Padre constató que también hoy en día hay historias de corrupción como la que el Evangelio nos cuenta: conductas deshonestas, políticas injustas, egoísmos que dominan las elecciones de los individuos y de las instituciones, y tantas otras situaciones oscuras. Pero a los cristianos – dijo - no se nos permite desanimarnos o, peor aún, dejarlo pasar, permanecer indiferentes.

    “Al contrario, estamos llamados a ser creativos en el hacer el bien, con la prudencia y la astucia del Evangelio, usando los bienes de este mundo -no solo los materiales, sino todos los dones que hemos recibido del Señor- no para enriquecernos a nosotros mismos, sino para generar amor fraterno y amistad social. Esto es muy importante: con nuestra actitud, generar amistad social.”

Así, con estas reflexiones, el Santo Padre invitó a rezar a María Santísima para que nos ayude a ser como ella, “pobres en espíritu y ricos de caridad recíproca”.

Tras rezar el Ángelus, el Santo Padre dio gracias a Dios por el viaje a Kazajistán, realizado en días anteriores, y dijo que hablará de él en la Audiencia General del próximo miércoles. También se refirió a los enfrentamientos entre Azerbaiyán y Armenia, expresando su cercanía espiritual a las familias de las víctimas y exhortando a las partes a respetar el alto el fuego, con vistas a un acuerdo de paz.

Pidió – como lo viene haciendo desde el inicio de la guerra- por el martirizado pueblo ucraniano, y también por la paz en cada lugar de la tierra asolado por la guerra.

En el corazón del Papa también los habitantes de Las Marcas, en Italia, región que se vio afectada por violentas inundaciones, con la seguridad de sus oraciones por los fallecidos y sus familias, los heridos y los que han sufrido graves daños.

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Ciudad del Vaticano. - Francisco recibió en el Aula Pablo VI a los participantes en el III Congreso internacional de catequesis, a quienes les dijo: Que el amor sea el "criterio para juzgar nuestra acción moral". También los invitó a "encontrar las mejores modalidades para que la comunicación de la fe sea adecuada a la edad y a la preparación de quien nos escucha". Y recordó a la religiosa y a las dos "buenas señoras" que lo prepararon para la Primera Comunión.

"Jamás se cansen de ser catequistas. No de ‘dar lección’ de catequesis, esto no. Ofrecer. ¿El dedo? En el bolsillo... La catequesis no puede ser como una hora de clase, sino que es una experiencia viva de la fe". El Papa Francisco recibió al final de la mañana en el Aula Pablo VI a unos mil cuatrocientos catequistas llegados de todo el mundo a la Ciudad del Vaticano para el tercer Congreso internacional de catequesis. A todos ellos les agradeció su "compromiso por la transmisión de la fe", que es una importante "responsabilidad" hacia los niños, jóvenes y adultos que "piden hacer un camino de fe".
El "ministerio" de los catequistas

Lo que llevan a cabo los catequistas en la comunidad cristiana es, en efecto, un "gran papel". Por este motivo, el 10 de mayo de 2021, con el Motu proprio Antiquum ministerium, el Papa instituyó formalmente el "ministerio" del catequista. Un reconocimiento a "la presencia" de los laicos que, en virtud del bautismo, colaboran en el servicio de la evangelización en un mundo que ve "la imposición de una cultura globalizada".

Con una Editio typica, también el año pasado, el Santo Padre había introducido un rito específico por el que todos los obispos del mundo, a partir del 1° de enero de 2022, pueden instituir a los catequistas durante una celebración litúrgica. También esto es un signo para conferir mayor dignidad a quienes tienen este cargo que, tal como dijo el Pontífice en numerosas ocasiones, no es un trabajo sino una "vocación".
La cita del miércoles

Una vocación que concierne a todos los creyentes, incluidos los obispos, los sacerdotes, los consagrados y las consagradas, "porque el Señor nos llama a todos a hacer resonar su Evangelio en el corazón de cada persona", señaló el Pontífice en su discurso de hoy. Y destacó que le gusta mucho "la cita de los miércoles", la audiencia general, "cuando cada semana me encuentro con tantas personas que viene a participar en la catequesis". Para Francisco "es un momento privilegiado". Y añadió:

    “Reflexionando sobre la Palabra de Dios y la tradición de la Iglesia, caminamos como Pueblo de Dios, y también estamos llamados a encontrar las formas necesarias para dar testimonio del Evangelio en la vida cotidiana”

No se cansen de ser catequistas

Se trata de un entusiasmo que el Papa Francisco espera que no se pierda: "Por favor – les dijo a los participantes en este Congreso – no se cansen nunca de ser catequistas. No de ‘hacer la lección’ de la catequesis". Ciertamente – subrayó – hay que encontrar los mejores medios para que la comunicación de la fe sea "adecuada" a la edad y a la preparación de las personas que escuchan. Pero, sobre todo, es decisivo "el encuentro personal que tenemos con cada uno de ellos", porque eso "abre el corazón para recibir el primer anuncio y desear crecer en la vida cristiana con el mismo dinamismo que permite la catequesis". En este sentido será "muy útil" – dijo el Papa – el nuevo Directorio para la Catequesis entregado en los últimos meses para entender "cómo renovar la catequesis en las diócesis y parroquias".

Testigos de la vida nueva

Francisco también citó el Catecismo de la Iglesia católica para recordar a los catequistas la llamada a ser "Testigos de la vida nueva”.

    “No se olviden nunca que la finalidad de la catequesis, que es una etapa privilegiada de la evangelización, es llegar a encontrar a Jesucristo y permitir que Él crezca en nosotros”

De esta "vida nueva " el verdadero y único mandamiento es el "amor". Aquel "que proviene de Dios y que Jesús reveló con el misterio de su presencia entre nosotros. Queridos catequistas, ustedes están llamados a hacer visible y tangible la persona de Jesucristo, que ama a cada uno de ustedes y por esto se convierte en la regla de nuestra vida y en el criterio de juicio de nuestras acciones morales. Nunca se alejes de esta fuente de amor, porque es la condición para ser felices y estar llenos de alegría siempre y a pesar de todo".

Vocación

Por último, el Papa Francisco dijo que está seguro de que "este camino llevará a muchos de ustedes a descubrir plenamente la vocación de ser catequista, y a pedir así entrar en el ministerio de la catequesis".

    “No tengan miedo: si el Señor los llama a este ministerio, ¡síganlo! Serán partícipes de la misma misión de Jesús de anunciar su Evangelio”

La hermana Dolores y las dos “Alicias”

Un recuerdo personal concluyó esta audiencia: "No quisiera terminar – lo considero algo bueno y justo – sin recordar a mis catequistas", dijo Jorge Mario Bergoglio hablando espontáneamente. "Había una religiosa que dirigía el grupo de catequistas; a veces enseñaba ella, a veces dos buenas señoras. Ambas se llamaban Alicia. Siempre las recuerdo. Y esta monja, puso los cimientos de mi vida cristiana, al prepararme para la Primera Comunión, en el año 1943-1944.

Creo que ninguno de ustedes había nacido en esa época. El Señor también me dio una gracia muy grande. Ella era muy mayor, yo era estudiante, estaba estudiando fuera, en Alemania, y cuando terminé mis estudios volví a Argentina. Al día siguiente (refiriéndose a la catequista) murió. Pude acompañarla aquel día. Y cuando estaba allí, rezando delante de su féretro, agradecí al Señor el testimonio de esta religiosa que pasó su vida casi exclusivamente dando catequesis, preparando a niños y jóvenes para la Primera Comunión. Se llamaba Dolores".

La experiencia del Papa es la demostración de que "cuando hay un buen catequista, deja una huella": "No sólo la huella de lo que siembra, sino la huella de lo que la persona ha sembrado", dijo Francisco. Y se despidió con su deseo a los catequistas "de que sus chicos, sus muchachos, sus adultos, aquellos a los que acompañan en la catequesis, los recuerden siempre ante el Señor como una persona que ha sembrado cosas buenas y bellas en el corazón".

Catequistas mártires

Un último pensamiento, en finan, el Papa lo dirigió a todos los "mártires catequistas": "Son muchos, muchos, es importantes. También los hay en nuestros tiempos". Para ellos también, gratitud y oraciones.

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Domingo, 04 Septiembre 2022 09:50

Juan Pablo I vivió el Evangelio: Papa Francisco

CIUDAD DEL VATICANO. - El Santo Padre en su homilía de la beatificación del Papa Luciani recordó que seguir a Jesús es tomar como Él las propias cargas y las de los demás, hacer de la vida un don, gastarla imitando el amor generoso y misericordioso de Dios. Tal como el nuevo beato que con su sonrisa logró transmitir la bondad del Señor.

El Papa Francisco, al presidir esta mañana la misa de beatificación del Papa Juan Pablo I, afirmó que el nuevo beato vivió con la alegría del Evangelio, sin concesiones, amando hasta el extremo y siguiendo el ejemplo de Jesús, fue un pastor apacible y humilde. En una jornada gris, bajo una intensa lluvia, la Plaza de San Pedro fue escenario de la celebración para elevar a los altares al Albino Luciani, un Papa que con su sonrisa – como dijo el Pontífice - logró transmitir la bondad del Señor.

La intensa lluvia sobre la Plaza de San Pedro no desanimó a los religiosos y fieles que acudieron a homenajear al Papa de la sonrisa.

Seguir a Jesús es cargar su cruz

Inspirado en las palabras del Evangelio de hoy, el Santo Padre en su homilía habló sobre lo que significa seguir a Jesús, ser sus discípulos, especialmente ante las advertencias que Él mismo hace a la multitud que fascinaba y asombrada lo seguía: “el que no lo ama más que a sus seres queridos, el que no carga con su cruz, el que no renuncia a todo lo que posee no puede ser su discípulo”. Una condición exigente y poco atractiva, afirmó Francisco, muy diferente a lo qué habría hecho un líder astuto al ver que sus palabras y su carisma atraían a las  multitudes y aumentaban su popularidad.  

“Sucede también hoy, especialmente en los momentos de crisis personal y social, cuando estamos más expuestos a sentimientos de rabia o tenemos miedo por algo que amenaza nuestro futuro, nos volvemos más vulnerables; y, así, dejándonos llevar por las emociones, nos ponemos en las manos de quien con destreza y astucia sabe manejar esa situación, aprovechando los miedos de la sociedad y prometiéndonos ser el ‘salvador’ que resolverá los problemas, mientras en realidad lo que quiere es que su aceptación y su poder aumenten”.

El retrato del beato Juan Pablo I engalana la fachada de la basílica de San Pedro

El estilo de Dios no instrumentaliza

El Pontífice explicó que Jesús no actúa de este modo, porque el estilo de Dios “no instrumentaliza nuestras necesidades, no usa nunca nuestras debilidades para engrandecerse a sí mismo”, no seduce con el engaño, no quiere “distribuir alegrías baratas ni le interesan las mareas humanas”, no busca la aceptación o la idolatría, no quiere que la gente lo siga “con euforia y entusiasmos fáciles” sin poder discernir sobre las motivaciones y las consecuencias de lo que significa seguir a Jesús.

“De hecho, se puede ir en pos del Señor por varias razones, y algunas, debemos reconocerlo, son mundanas. Detrás de una perfecta apariencia religiosa se puede esconder la mera satisfacción de las propias necesidades, la búsqueda del prestigio personal, el deseo de tener una posición, de tener las cosas bajo control, el ansia de ocupar espacios y obtener privilegios, y la aspiración de recibir reconocimientos, entre otras cosas. Y esto sucede también hoy”.

Seguir al Señor no es un seguro de vida

Francisco reiteró que este no es el “estilo de Jesús” y no puede ser el estilo del discípulo y de la Iglesia. Seguir al Señor, agregó el Papa, “no significa entrar en una corte o participar en un desfile triunfal, y tampoco recibir un seguro de vida”, sino cargar la cruz, “tomar como Él las propias cargas y las de los demás, hacer de la vida un don, gastarla imitando el amor generoso y misericordioso”, es mirarlo a Él más que a nosotros mismos.

“Mirando al Crucificado, estamos llamados a la altura de ese amor: a purificarnos de nuestras ideas distorsionadas sobre Dios y de nuestras cerrazones, a amarlo a Él y a los demás, en la Iglesia y en la sociedad, también a aquellos que no piensan como nosotros, e incluso a los enemigos”.

No vivir a medias

El Santo Padre señaló que es necesario amar “aunque cueste la cruz del sacrificio, del silencio, de la incomprensión y de la soledad, aunque nos pongan trabas y seamos perseguidos”. Inclinarse ante la cruz y que te puncen sus espinas, como decía Juan Pablo I. Un amor extremo, agregó Francisco, “con todas sus espinas”, sin esperar una vida tranquila o una “fe al agua de rosas”, sino arriesgarse y no dejas las cosas a medias.

“Si, por miedo a perdernos, renunciamos a darnos, dejamos las cosas incompletas: las relaciones, el trabajo, las responsabilidades que se nos encomiendan, los sueños, y también la fe. Y entonces acabamos por vivir a medias, cuánta gente vive a medias, también nosotros, muchas veces, tenemos la tentación de vivir a medias; sin dar nunca el paso decisivo, sin despegar, sin apostar todo por el bien, sin comprometernos verdaderamente por los demás. Jesús nos pide esto: vive el Evangelio y vivirás la vida, no a medias sino hasta el extremo. Sin concesiones”.

Papa Luciani y su bondad

El Papa no sólo constató que el nuevo beato vivió con esa entrega, “con la alegría del Evangelio, sin concesiones, amando hasta el extremo”, sino que “encarnó la pobreza del discípulo, que no implica sólo desprenderse de los bienes materiales, sino sobre todo vencer la tentación de poner el propio ‘yo’ en el centro y buscar la propia gloria, sino que “siguiendo el ejemplo de Jesús, fue un pastor apacible y humilde.

Francisco concluyó su homilía de la beatificación de Juan Pablo I con estas palabras:

“Con su sonrisa, el Papa Luciani logró transmitir la bondad del Señor. Es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, sereno y sonriente, una Iglesia que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, que no está enfadada ni es impaciente, que no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado cayendo en el “indietreismo”. Roguemos a este padre y hermano nuestro, pidámosle que nos obtenga ‘la sonrisa del alma’, esa transparente, que no engaña, la sonrisa del alma. Pidamos, con sus palabras, aquello que él mismo solía pedir: «Señor, tómame como soy, con mis defectos, con mis faltas, pero hazme como tú me deseas»”.

La paz en Ucrania y el mundo

La beatificación de Juan Pablo I concluyó con un cielo abierto, claro y soleado. Palabras de agradecimiento del Papa centraron la breve alocución antes del Ángelus: a cardenales, obispos y sacerdotes y fieles de diferentes países; a las Delegaciones oficiales reunidas para rendir homenaje al nuevo Beato; al Presidente de la República Italiana y al Primer Ministro del Principado de Mónaco; y en especial a los fieles de Venecia, Belluno y Vittorio Veneto, lugares vinculados a la experiencia humana, sacerdotal y episcopal del Beato Albino Luciani.

El Santo Padre invitó a dirigirnos a la Virgen María “para que obtenga el don de la paz en todo el mundo, especialmente en la martirizada Ucrania” y para que “nos ayude a seguir el ejemplo y la santidad de vida de Juan Pablo I”.

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En el marco de su visita pastoral a L'Aquila, capital de la región italiana de los Abruzos, el Santo Padre se encontró con los familiares de las víctimas del terremoto de 2009, con las autoridades y los ciudadanos presentes en la Plaza.

L'Aquila. - "En este momento de encuentro con ustedes, en particular con los familiares de las víctimas del terremoto, quiero expresar mi cercanía a sus familias y a toda su comunidad, que ha afrontado con gran dignidad las consecuencias de ese trágico acontecimiento". Son las palabras del Papa Francisco al encontrarse esta mañana, en la Plaza frente a la Catedral de L'Aquila durante su visita pastoral a esta ciudad italiana, capital de la región de los Abruzos, con los familiares de las víctimas del trágico episodio acaecido en dicho territorio en 2009. También agradeció el saludo de bienvenida del Cardenal Giuseppe Petrocchi, arzobispo de L'Aquila, quien presentó al Pontífice la realidad de la Iglesia local y de la sociedad de L'Aquila.

El Papa extendió, además, su gratitud a las autoridades, los presos, los niños, "todos, el pueblo de Dios", aseveró, por la presencia.

En primer lugar, el Obispo de Roma agradeció el testimonio de fe: "A pesar del dolor y el desconcierto propios de nuestra fe de peregrinos, han fijado su mirada en Cristo, crucificado y resucitado, que con su amor ha redimido el dolor y la muerte del sinsentido. Y Jesús les ha devuelto a los brazos del Padre, que no deja caer una sola lágrima en vano, ni siquiera una, sino que las recoge todas en su corazón misericordioso".

Nadie se salva solo

"En ese corazón están escritos los nombres de tus seres queridos, que han pasado del tiempo a la eternidad. La comunión con ellos está más viva que nunca. La muerte no puede romper el amor, nos recuerda la liturgia de los muertos: "A tus fieles, Señor, la vida no se les quita, sino que se les transforma" (Prefacio I).

"Pero el dolor está, existe, las bonitas palabras ayudan, pero el dolor permanece. Con las palabras no se va el dolor, solo con la cercanía, el afecto, con la esperanza, para ir adelante. O somos un Pueblo de Dios o estamos solos".

"La memoria es la fuerza de un pueblo"

"Les felicito por el cuidado con el que han creado la Capilla del Recuerdo", expresó el Papa. "Cuando esta memoria está iluminada por la fe, ese pueblo no queda prisionero del pasado, sino que camina en el presente mirando hacia el futuro, permaneciendo siempre apegado a sus raíces y atesorando las experiencias pasadas, buenas y malas", añadió.

"Ustedes, los habitantes de L'Aquila, han demostrado su capacidad de resistencia. Arraigada en su tradición cristiana y cívica, le permitió resistir el impacto del terremoto y comenzar inmediatamente la valiente y paciente labor de reconstrucción", sostuvo el Obispo de Roma.

"Había que reconstruir todo: las casas, las escuelas, las iglesias. Pero, como bien saben, esto se hace junto con la reconstrucción espiritual, cultural y social de la comunidad cívica y eclesial".

"El renacer personal y colectivo es un don de la Gracia", afirmó Francisco, "y es también el fruto del compromiso de todos y cada uno. Es fundamental activar y potenciar la colaboración orgánica, en sinergia, de instituciones y entidades asociativas: una concordia esforzada, un compromiso con visión de futuro".

Iglesias, patrimonio de la comunidad

Al finalizar su alocución, resaltó que, en la labor de reconstrucción, las iglesias merecen una atención especial, no solo son patrimonio de la comunidad en un sentido histórico y cultural, sino también en un sentido de identidad, remarcó. "Esas piedras están impregnadas de la fe y los valores del pueblo, y los templos son también lugares propulsores de su vida, de su esperanza".

Y, al hablar de esperanza, saludó y agradeció a la delegación del mundo penitenciario de los Abruzos: también en ellos saludó "un signo de esperanza, porque también en las cárceles hay muchas, demasiadas víctimas", dijo. "Hoy aquí ustedes son un signo de esperanza en la reconstrucción humana y social", aseguró.

El Sucesor de Pedro renovó su saludo y extendió su bendición a los presentes, a las familias y a toda la ciudadanía.

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En su alocución después del Ángelus, El Papa Francisco recuerda las palabras del Evangelio, cuando Jesús dice: «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará». Y nos pregunta, ¿de qué lado queremos estar? ¿Preferimos el camino fácil de pensar exclusivamente en nosotros mismos o la puerta estrecha del Evangelio, que pone en crisis nuestros egoísmos, pero nos permite acoger la vida verdadera que viene de Dios?

Ciudad del Vaticano. - En una Plaza de San Pedro, a la que se dieron cita los fieles y peregrinos, como cada domingo, el Papa Francisco en su alocución después del rezo del Ángelus recordó las palabras del Evangelio de hoy, cuando Jesús dice: «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará». Esto quiere decir, dijo el Papa, que, para entrar en la vida de Dios, en la salvación, hay que pasar a través de Él, acoger a Él y su Palabra.

Y nos cuestiona a cada uno de nosotros: ¿De qué lado queremos estar? ¿Preferimos el camino fácil de pensar exclusivamente en nosotros mismos o la puerta estrecha del Evangelio, que pone en crisis nuestros egoísmos, pero nos permite acoger la vida verdadera que viene de Dios? ¿De qué lado estamos?, al respecto, su petición a la Virgen María, “que siguió a Jesús hasta la cruz”, para que nos ayude a medir “nuestra vida sobre Él, para entrar en la vida llena y eterna”. Entrar en el proyecto de vida que Dios nos propone implica limitar el espacio del egoísmo, reducir la arrogancia de la autosuficiencia, bajar las alturas de la soberbia y del orgullo, vencer la pereza para correr el riesgo del amor, incluso cuando supone la cruz, dijo el Papa.

Traten de entrar por la puerta estrecha

En su alocución, el Pontífice, repasó el pasaje del Evangelio de Lucas de la Liturgia de este domingo: "Un hombre le pregunta a Jesús: «¿Son pocos los que se salvan?» Y el Señor responde: «Traten de entrar por la puerta estrecha» (Lc 13,24)"

El Papa dijo que es probable, que al imaginarnos una puerta estrecha, esa imagen "podría asustarnos", afirmó,  como si la salvación fuera destinada solo a pocos elegidos o a los perfectos. Pero esto contradice lo que Jesús nos ha enseñado en muchas ocasiones, añadió el Pontífice, de hecho, poco más adelante, Él afirma: «Vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios». Por lo tanto, animó Francisco, esta puerta es estrecha, ¡pero está abierta a todos!

Una puerta estrecha abierta a todos

Más adelante, el Papa Francisco dijo que para "entenderlo mejor, hay que preguntarse qué es esta puerta estrecha. Jesús extrae la imagen de la vida de esa época y, probablemente, se refiere a que, cuando llegaba el atardecer, las puertas de las ciudades se cerraban y solo quedaba abierta una, más pequeña y más estrecha: para regresar a casa se podía pasar únicamente por ahí". Pero manifestó que, cuando Jesús dice: «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará» (Jn 10,9). Nos quiere decir que para entrar en la vida de Dios, en la salvación, hay que pasar a través de Él, acoger a Él y su Palabra.

Así como para entrar en la ciudad, había que “medirse” con la única puerta estrecha que permanecía abierta, del mismo modo,  señaló Francisco, la vida del cristiano es una vida “a medida de Cristo”, fundada y moldeada en Él. Y la vara de medición es Jesús y su Evangelio, recordó el Papa, y no lo que pensamos nosotros, sino lo que nos dice Él. El Santo Padre nos dijo que es una puerta estrecha no "por ser destinada a pocas personas, sino porque pertenecer a Jesús significa seguirle, comprometer la vida en el amor, en el servicio y en la entrega de sí mismo como hizo Él, que pasó por la puerta estrecha de la cruz".

Limitar el espacio del egoísmo, reducir la arrogancia de la autosufiencia

El Pontífice manifestó que para entrar en el proyecto de vida que Dios nos propone, implica limitar el espacio del egoísmo, reducir la arrogancia de la autosuficiencia, bajar las alturas de la soberbia y del orgullo, vencer la pereza para correr el riesgo del amor, incluso cuando supone la cruz. Y citó algunos ejemplo de personas, dijo, no eligieron la puerta ancha:

"Pensemos concretamente a esos gestos cotidianos de amor que llevamos adelante con esfuerzo: a los padres que se dedican a los hijos haciendo sacrificios y renunciando al tiempo para sí mismos; a los que se ocupan de los demás y no solo de sus propios intereses; a quien se dedica a los ancianos, a los más pobres y a los más débiles; a quien sigue trabajando con esfuerzo, soportando dificultades y tal vez incomprensiones; a quien sufre a causa de la fe, pero continúa rezando y amando; a los que, más que seguir sus instintos, responden al mal con el bien, encuentran la fuerza para perdonar y el coraje para volver a empezar".

Solo son algunos ejemplos de personas que no eligen la puerta ancha de su conveniencia, explicó por último, sino la puerta estrecha de Jesús, de una vida entregada en el amor. Estas personas, dice hoy el Señor, serán reconocidas por el Padre mucho más que los que ya piensan ser salvados y, en realidad, son «los que hacen el mal». Y nos preguntó por último ¿de qué lado queremos estar? ¿Preferimos el camino fácil de pensar exclusivamente en nosotros mismos o la puerta estrecha del Evangelio, que pone en crisis nuestros egoísmos pero nos permite acoger la vida verdadera que viene de Dios? ¿De qué lado estamos?

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CIUDAD DEL VATICANO. - Jesucristo nos invita en el Evangelio de hoy a reavivar la llama de la fe, para que no se convierta en una realidad secundaria que nos lleve eludir los desafíos de la vida y del compromiso en la Iglesia y en la sociedad. El Papa Francisco lo hizo presente al rezar el Ángelus en el domingo 14 de agosto.

Como cada domingo también este 14 de agosto el Papa Francisco se asomó desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar junto con los peregrinos la oración mariana del Ángelus y realizar su comentario al Evangelio del día, hoy Lucas 12, 49-53. El Evangelio de hoy narra que mientras está en camino con sus discípulos, Jesús dice: “He venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!” (Lc 12,49). “¿De qué fuego está hablando? ¿Y qué significan estas palabras hoy para nosotros?” fue la interrogación que Francisco planteó para introducir su reflexión.

El Evangelio es como un fuego que incita al cambio

Recordando que Jesucristo trajo el “Evangelio al mundo”, es decir, la Buena Noticia del amor de Dios por cada uno de nosotros, señaló que el mismo es “como un fuego” porque, cuando irrumpe en la historia, “quema los viejos equilibrios de la vida, nos desafía a salir del individualismo, a superar el egoísmo, a pasar de la esclavitud del pecado y de la muerte a la vida nueva del Resucitado”.

En otras palabras, el Evangelio no deja las cosas como están: cuando pasa el Evangelio, y es escuchado y recibido, las cosas no se quedan como están. El Evangelio incita al cambio e invita a la conversión. No concede una falsa paz intimista, sino que enciende una inquietud que nos pone en camino, nos impulsa a abrirnos a Dios y a los hermanos. Es exactamente como el fuego: mientras nos calienta con el amor de Dios, quiere quemar nuestros egoísmos, iluminar los lados oscuros de la vida que todos tenemos, consumir los falsos ídolos que nos hacen esclavos.

Jesucristo está inflamado por el fuego del amor de Dios

Jesús, recordó aún Francisco, está “inflamado por el fuego del amor de Dios y, para hacerlo arder en el mundo, se entrega Él mismo el primero de todos, amando hasta el extremo, incluso hasta la muerte y la muerte de cruz (cf. Flp 2,8)”. Lleno del Espíritu Santo, que se asemeja al fuego, Cristo con su luz y su poder revela el rostro misericordioso de Dios y da plenitud a los que se consideran perdidos:

Derriba las barreras de las marginaciones, cura las heridas del cuerpo y del alma, renueva una religiosidad reducida a prácticas externas. Es por eso que es “fuego”: cambia, purifica.

La fe no es una “canción de cuna”, sino un fuego encendido

Las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy son una invitación, pues, a “reavivar la llama de la fe, para que no se convierta en una realidad secundaria, o en un medio de bienestar individual, que nos lleve eludir los desafíos de la vida y del compromiso en la Iglesia y en la sociedad”. En efecto, dijo el Pontífice, un teólogo decía que la fe en Dios “nos tranquiliza, pero no del modo que quisiéramos: es decir, no para procurarnos una ilusión paralizante o una satisfacción dichosa, sino para permitirnos actuar”.

La fe, en definitiva, no es una “canción de cuna” que nos adormece. La fe verdadera es un fuego encendido para mantenernos despiertos y activos incluso en la noche.

¿Arde en nosotros el fuego del Espíritu?

He aquí que el Papa animó a preguntarnos si somos “apasionados por el Evangelio”, si la fe que profesamos y celebramos nos sitúa “en una tranquilidad feliz”, si enciende en nosotros “el fuego del testimonio”. Preguntas que también podemos hacernos, según Francisco, “como Iglesia”:

En nuestras comunidades, ¿arde el fuego del Espíritu, la pasión por la oración y la caridad, la alegría de la fe, o nos dejamos arrastrar por el cansancio y las costumbres, con el rostro apagado y el lamento en los labios y las habladurías de cada día?

La alegría de Jesús "ensancha" el corazón

Para finalizar, el Santo Padre pidió “revisar” estas cosas, para que también nosotros podamos decir como Jesús:

Estamos inflamados por el fuego del amor de Dios y queremos “lanzarlo” al mundo, llevarlo a todos, para que cada uno descubra la ternura del Padre y experimente la alegría de Jesús, que ensancha el corazón - ¡ensancha el corazón! – y hace bella la vida.

Por eso hoy en el Ángelus rezó para que la Santísima Virgen que acogió el fuego del Espíritu Santo, interceda por nosotros.

Solidaridad para Somalia, afectada por la Sequía

Tras la oración mariana el Sumo Pontífice llamó la atención sobre la grave crisis humanitaria que afecta a Somalia y algunas zonas de los países limítrofes, ahora en peligro de muerte a causa de la sequía. "Espero que la solidaridad internacional pueda responder eficazmente a esta emergencia", expresó.

Misericordia y piedad para el pueblo ucraniano

Al saludar a los peregrinos reunidos en el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia, donde hace 20 años San Juan Pablo II hizo el Acto de Entrega del mundo a la Divina Misericordia, destacó el significado de tal gesto, que queremos - dijo - renovar hoy en la oración y en el testimonio de vida. Y añadió:

La misericordia es el camino de la salvación para cada uno de nosotros y para el mundo entero. Y pedimos al Señor, misericordia especial, misericordia y piedad para el atormentado pueblo de Ucrania.

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CIUDAD DEL VATICANO. - En su reflexión sobre el Evangelio de este domingo, propone las dos claves para superar los miedos y la tentación de una vida pasiva: No temer y estar preparados, atentos a los demás, disponibles para escuchar y acoger, porque, también en las situaciones en las que no lo esperamos, el Señor viene.

El Papa Francisco introdujo el rezo mariano del Ángelus con una reflexión sobre las “dos palabras -clave” que propone el Evangelio de este domingo “para derrotar los miedos que a veces nos paralizan y para superar la tentación de una vida pasiva, adormecida”. Desde la ventana de su estudio y ante una Plaza de San Pedro repleta de fieles y peregrinos, el Pontífice retomó las palabras de Jesús a sus discípulos en las que los tranquiliza para aplacar sus miedos y los exhorta a estar alerta: la primera es “no temas, pequeño rebaño” (Lc 12,32); la segunda «” estén preparados” (v. 35).

No temer

El Santo Padre recuerda que Jesús al hablar a sus discípulos del cuidado amoroso del Padre los conmina a no afanarse y agitarse. “Nuestra historia está firmemente en las manos de Dios” afirma el Papa, y es por ellos que Jesús nos alienta a no temer:

“A veces, en efecto, nos sentimos presos de un sentimiento de desconfianza y de angustia: es el miedo a no lograrlo, a no ser reconocidos y amados, a no conseguir realizar nuestros proyectos, a no ser nunca felices…Y entonces nos afanamos buscando soluciones, para encontrar algún espacio en el que emerger, para acumular bienes y riquezas, para obtener seguridades; y terminamos viviendo en la ansiedad y en la preocupación constante”.

En cambio, asegura Francisco, Jesús nos tranquiliza y nos pide no temer, confiar en el Padre que ya nos ha donado a su Hijo, su Reino y siempre nos acompaña con su providencia.

“Pero saber que el Señor nos cuida con amor, no nos autoriza a dormir, a ¡dejarnos llevar por la pereza! Al contrario, debemos estar despiertos, vigilantes. En efecto, amar significa estar atento a los demás, darse cuenta de sus necesidades, estar disponibles para escuchar y acoger, estar preparados”.

Estar preparados

La segunda invitación de Jesús en el Evangelio es a estar preparados asegura el Obispo de Roma y recuerda unas palabras de San Agustín: "Tengo miedo de que el Señor pase y yo no me dé cuenta". De estar dormido y no notar que el Señor pasa.

“Es necesario estar despiertos, no dormirse, es decir, no estar distraídos, no ceder a la pereza interior, porque, también en las situaciones en las que no lo esperamos, el Señor viene”.

Francisco advierte que Dios “al final de nuestra vida nos pedirá cuentas de los bienes que nos ha encomendado”. Se trata también de “ser responsables, custodiar y administrar esos bienes con fidelidad”, desde nuestras familias o la fe, hasta nuestra ciudad y la Creación. De allí la exhortación de Francisco a preguntarnos si cuidamos ese patrimonio que el Señor nos ha dejado, si lo custodiamos o lo usamos con egoísmo o por conveniencia.

“Hermanos y hermanas -concluyó el Papa - caminemos sin miedo, en la certeza de que el Señor nos acompaña siempre. Y estemos despiertos, para que no nos durmamos mientras el Señor pasa”.

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Donatella Fiorani, focolarina residente en Montreal, habla de la acogida de Francisco, de sus signos y de sus palabras: de esta visita del Papa un impulso decisivo para mirar la riqueza y la dignidad de los pueblos indígenas y para relanzar la presencia y la alegría cristianas que pueden devolver el calor de la proximidad en una sociedad rica, pero secularizada.

MONTREAL, CANADÁ. - "Emocionado" por la presencia de Francisco en Canadá y por sus gestos, que son casi más poderosos que las palabras. Esta fue la primera reacción de Donatella Fiorani, del Movimiento de los Focolares en Canadá. Desde Montreal, donde vive, ha seguido cada momento del "peregrinaje penitencial" del Papa, desde que, confiesa, los medios de comunicación en los prolegómenos mostraron cierta perplejidad, hasta su llegada, que con humildad y sencillez despejó todos los demás pensamientos. Luego, los discursos y gestos, los besamanos a los pueblos indígenas y el hacerse "cercano" a pesar de sus esfuerzos y dificultades físicas. Donatella nos ayuda a mirar la realidad social y eclesial de la que el Pontífice destaca varios aspectos. En particular, en los dos encuentros del jueves en el Santuario de Sante Anne de Beaupré y luego en la Catedral de Notre Dame, Francisco se refirió a la fuerza de la fe en medio de los fracasos y las esperanzas, y a la comunidad marcada por la secularización, pero también a lo que llamó "desafíos" para dar a conocer a Jesús, para dar testimonio y para construir una verdadera fraternidad.

¿Qué es lo que más le ha impresionado hasta ahora de este viaje papal, también en función de las expectativas que había?

Diría que estoy muy emocionado. Vimos llegar al Papa con su sencillez, en su silla de ruedas, vimos el saludo a los representantes de las Primeras Naciones y al Papa besando las manos de algunos de ellos. Y creo que estos primeros gestos, más que las palabras, condujeron inmediatamente a la realidad de este viaje tal como él lo entiende, una "peregrinación penitencial". Lo que me llamó la atención fue precisamente esa actitud de humildad, de pobreza, de sencillez, y creo que eso, más que muchas palabras, también puede abrir una brecha en el imaginario colectivo de este país.

¿Puede este viaje y el impacto que el Papa está teniendo con los pueblos indígenas con los que se ha encontrado, estimular una nueva reflexión sobre las relaciones también de las instituciones con ellos?

Eso espero y creo. Estos pueblos indígenas son realmente invisibles en la realidad. En cambio, ver a los pueblos indígenas con el Papa, en mi opinión, es realmente una oportunidad para destacar su riqueza y su diginidad. Tenemos mucho que aprender de ellos. El Papa habló de sus raíces, de la transmisión de las tradiciones, de la protección de la familia y de la Creación, y es una gran llamada no solo a la Iglesia, sino también a la sociedad civil para que se dé cuenta de la riqueza que tiene este país. Así que espero que la visita del Papa sea realmente un punto de partida para algo nuevo, para una comunión más verdadera, para conocerse, para abrir momentos de diálogo y, sobre todo, para enriquecerse mutuamente.

El Papa habló de la secularización actual, ¿cómo ve la sociedad canadiense desde este punto de vista, y qué respuestas debemos dar como cristianos?

Vivo en Quebec y esta provincia nació precisamente de la presencia y la contribución de los primeros misioneros y santos, que construyeron la sociedad. Impresiona porque, paseando por las calles, tanto aquí como en los pueblos y en las distintas ciudades, las calles llevan nombres de santos: es una sociedad fundada sobre los cimientos de la religión católica. Pero entonces, debido a la historia vivida por este país, ha habido exactamente un rechazo. No diría tanto de los valores que son muy profundos -aquí es impresionante el sentido de la solidaridad, la cantidad de gente que hace voluntariado, el sentido del respeto a la diversidad, y creo que todos estos son valores que tienen profundas raíces cristianas- pero al mismo tiempo estamos en una sociedad que no quiere oír hablar de religión, no quiere oír hablar de Dios, y que rechaza los signos religiosos como algo del pasado. Creo que el reto, precisamente para superar estos signos de secularización como dice el Papa, es redescubrir la Iglesia-comunión, la vida-comunión, para dar testimonio de la alegría. Porque en cambio, en esta sociedad tan rica, donde no falta nada, donde hay tantos servicios para todas las necesidades, lo que vemos en cambio es tanta soledad, tanta depresión. Y es aquí, creo, donde el testimonio cristiano puede impactar: con la alegría, la alegría incluso en el dolor, el testimonio de una verdadera comunión que no es sólo buenas maneras, apariencias, sino que es vivir verdaderamente la fraternidad de la que tanto ha hablado el Papa también en esta peregrinación a Canadá.

Cito las palabras de saludo del arzobispo de Quebec, el cardenal Lacroix, en la misa en el santuario de Sainte Anne Beaupré, quien recordó la "poderosa llamada a la curación y a la reconciliación que ha surgido de los corazones y de las vidas martirizadas" durante estos días que el Papa ha pasado en Canadá. ¿Crees que estas son las palabras clave? ¿Y cómo las vive usted personalmente?

Sí. Las heridas, las heridas creadas en el pasado por la experiencia de los internados en los que se intentó erradicar la cultura, las tradiciones y las lenguas de los pueblos indígenas, siguen abiertas en los supervivientes y sus descendientes. Pero creo sinceramente que la visita del Papa puede marcar un punto de inflexión. No nos detengamos a mirar el pasado, aunque es importante no olvidar, sino que intentemos realmente convertir este momento en un punto de partida hacia algo nuevo. Y creo que el punto de partida es precisamente la reconciliación, este acercamiento, el aprendizaje, la escucha mutua, el diálogo sincero, el dejar de lado los prejuicios que se han acumulado de un lado y del otro durante todos estos años, y redescubrirnos en la dimensión de ser hermanos, de estar todos en esta misma tierra, y poder finalmente hacer un camino juntos.

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Domingo, 24 Julio 2022 17:55

II Jornada Mundial de Ancianos

Las jurisdicciones eclesiásticas en América Latina y España se unen a la segunda edición de esta Jornada instituida por el Santo Padre con diversas propuestas y mensajes. Presentamos una síntesis (en actualización continua).

Edmonton, Canadá. -  “El Espíritu Santo suscita aún hoy en los ancianos pensamientos y palabras de sabiduría: su voz es preciosa porque canta las alabanzas de Dios y guarda las raíces de los pueblos. Nos recuerdan que la vejez es un regalo y que los abuelos son el eslabón entre las generaciones, para transmitir a los jóvenes experiencias de vida y de fe. A menudo se olvida a los abuelos y nosotros olvidamos esta riqueza de preservar las raíces y transmitir”.

Con estas palabras, después del Ángelus del 31 de enero de 2021, Francisco explicaba la motivación de instituir la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, que se celebra, como él mismo dispuso, cada año el cuarto domingo de julio, cerca de la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús. El Obispo de Roma consideraba que “es importante que los abuelos se encuentren con sus nietos y que los nietos se encuentren con sus abuelos, porque -como dice el profeta Joel- los abuelos soñarán frente a sus nietos, tendrán ilusiones (grandes deseos), y los jóvenes, tomando fuerzas de sus abuelos, irán adelante, profetizarán”.

Este año, desde el 23 de febrero hasta el 22 de junio, el Papa desarrolló un ciclo de catequesis sobre el sentido y el valor de la vejez, y se ha inspirado en distintas figuras bíblicas para articular sus reflexiones. Una de las mayores riquezas de este recorrido fue la bendición de escuchar y ver el testimonio del Santo Padre en esta etapa de la vida, en primera persona, con su generosa entrega cotidiana a pesar de las limitaciones físicas.

Por todos estos elementos, la II Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos cobra una relevancia especial. En este contexto, Vatican News ofrece una recopilación de iniciativas, mensajes y propuestas para la celebración de esta fecha querida por el Sucesor de Pedro.
México: En Monterrey, oración y visitas a los mayores

La Comisión del Hermano Mayor de la Arquidiócesis de Monterrey invita a participar de esta Jornada orando por los abuelos y visitando a las personas mayores, especialmente quienes se encuentran solos, y conversar con ellos.

Por su parte la Comisión del Hermano Mayor de la Arquidiócesis de Monterrey invita a participar de esta Jornada convocada por el Papa Francisco orando por los abuelos, visitando a las personas mayores, especialmente quienes se encuentran solos y conversar con ellos.

Además, en la Arquidiócesis se realizará la celebración anual del Hermano Mayor el próximo 9 de agosto, a las 12:00 P.M., en el Gimnasio Nuevo León, de la Av. Manuel L. Barragán #1000.

Perú: En Piura y Tumbes, se invita a una "preparación adecuada"

El arzobispo de Piura y Tumbes, en el noroeste del país, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, animó a los sacerdotes, consagrados y consagradas, miembros de comunidades y asociaciones de fieles a "prepararse adecuadamente"para esta jornada. También consideró, según recoge el sitio web arquidiocesano, que la celebración de esta Jornada "debe convertirse en una ocasión para que todos nos planteemos cómo acompañamos a los mayores". "A través de nosotros deberían sentir la cercanía de Dios, que no los abandona nunca, más aún en los momentos de sufrimiento", afirmó el prelado.

Entretanto, en Arequipa, Monseñor Javier Del Río Alba, arzobispo de Arequipa, invita a la población a unirse en familia y participar de la celebración a las 11 en la Basílica Catedral, además de dedicar un tiempo adecuado para compartir en casa con los abuelos o visitar, física o virtualmente, a una o más personas mayores en dificultad: enfermos, abandonados, discapacitados y similar.

Además de participar de modo presencial, virtual o por radio o televisión, en la Misa de este domingo que será transmitida en vivo a través de la página de Facebook: Arzobispado de Arequipa o en cualquier otra celebración a llevarse a cabo en cualquier parte del mundo.

Costa Rica: Los abuelos, transmisores de la fe

La Comisión Nacional de Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal Costarricense emitió un mensaje con motivo de la Jornada, en el que, entre otras consideraciones, plantea una invitación:

"Les animamos a seguir iluminando el camino de las futuras generaciones. E invitamos a todos los hijos de la Iglesia a vivir con lealtad y alegría el consejo del Sirácides: “Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor. Pues el servicio hecho al padre no quedará en olvido, será para ti restauración en lugar de tus pecados".

Brasil: Lives, videos, visitas a ancianos, orientaciones pastorales

La Conferencia de Obispos Católicos de Brasil (CNBB) comunica que los organismos vinculados con ella realizan acciones para motivar a la participación de las personas mayores con celebraciones e iniciativas. Transmisiones en directo donde se comparten experiencias, videos con testimonios, sugerencias de actividades con los ancianos son algunas de las acciones planificadas.

Algunas recomendaciones que la CNBB ofrece a los fieles son: visitar a los ancianos de la familia/comunidad y leerles el mensaje del Papa para la Jornada, incentivar a los adolescentes y jóvenes a visitar a los abuelos y llevarles el mensaje del Pontífice, coordinar una misa en la comunidad en homenaje a los abuelos y a los ancianos.

Paraguay: Misa central en Asunción

Las parroquias y diócesis del Paraguay celebrarán la Jornada, pero la eucaristía central se realiza el domingo 24 de julio a las 11:00 en la Catedral Metropolitana y estará presidida por Monseñor Adalberto Martínez Flores, arzobispo metropolitano y primer cardenal del país, que será creado en el consistorio de agosto por el Papa Francisco.

Además, la Arquidiócesis de Asunción elaboró orientaciones pastorales para la fecha. El documento, firmado por Monseñor Martínez Flores, invita a "unirnos a todos los abuelos y a los adultos mayores, en la oración, con gesto de cercanía, ternura y solidaridad".

Chile: Encuentro y liturgia

Las diócesis realizan sus actividades de forma independiente el domingo 24 de julio.

Cáritas Chile, la pastoral social de la Conferencia Episcopal, realizará un encuentro y liturgia, el martes 26, organizada por el Programa de Adultos  Mayores y la Comisión de Personas Mayores de Caritas.

Está actividad es de carácter nacional y se llevará a cabo por Zoom, asumirá el enfoque intergeneracional, invitando a personas mayores con sus hijos, nietos y sobrinos. Este tema es uno de los ejes permanentes del trabajo de Cáritas Chile. Estará a cargo de las responsables del programa de Caritas, Alejandra Acosta y Nury Callata.

La liturgia será presidida por el obispo de Melipilla, Cristián Contreras Villarroel, presidente de la Comisión.

Argentina: “Debemos revitalizar la alianza entre generaciones”

El Área Adultos Mayores de la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) difunde un mensaje en el que recuerda el lema de esta Jornada: “En la vejez, seguirán dando frutos”. El CEVILAF considera que “quiere el Papa resaltar el valor de la ancianidad que, al revés de lo que piensa el mundo, puede seguir dando frutos y constituye un valor y un don para las familias, las comunidades cristianas y la sociedad toda”. “Él mismo lo está testimoniando con su propia vida y entrega generosa”, subrayan.

Desean reconocer, valorar y agradecer, con amor y generosidad, “lo que todos los abuelos y mayores han hecho, hacen y harán, desde su rol insustituible de maestros de la vida, para acompañar, cuidar e integrar a las familias, asegurando la transmisión de los grandes valores humanos, así como comunicando, de generación en generación, su legado de carismas, gratitud, experiencia y sabiduría, mostrando la interdependencia de las generaciones en el Pueblo de Dios”.

Además, Monseñor Samuel Jofré, obispo de Villa María, Córdoba, y quien acompaña el Área de Adultos Mayores de la Comisión Episcopal para la Vida, Laicos y Familia, pronunció un videomensaje.

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