Lunes, 27 Agosto 2018 17:05

Tlancualpican

Es un lugar paradisiaco, con vistas inigualables ante los ojos de cualquier viandante que ame la naturaleza y lo rural. Rodeado por el rio nexapa que, por los años sesenta y setenta solía verse asediado por gente de los municipios aledaños; la gente disfrutaba de sus aguas en un ambiente sano y familiar. Tlancualpican  es una junta auxiliar del municipio de Chiautla, el más grande de Puebla. En el siglo pasado el tren unía esta población con la ciudad de Puebla, fue el último destino para llegar a la cabecera municipal, Chiautla de Tapia; era necesario recorrer alrededor de 20 kilómetros de terracería y caminar una serranía que seguramente fue la que transitaron, tanto los insurgentes como los zapatistas, es decir, en las gestas de la independencia y revolución, respectivamente.  

Recuerdo los tiempos de lluvia, el temporal, si bien fueron benignos para las siembras, para los que transitábamos estos caminos, en dicho ciclo de lluvias, sufrimos por las constantes crecidas del rio nexapa que impedía cruzarlo, fuera el destino Chiautla de Tapia o la ciudad de México. El autobús de pasajeros estaba dispuesto uno de cada lado una vez que la gente alcanzaba el otro lado, esto lo viví en mi época de estudiante. El primer camión de pasajeros salía de la cabecera municipal alrededor de las 4:30 de la mañana y, ante la crecida del rio la gente tenía que utilizar un puente colgante compuesto de alambre de acero que se encontraba sujeto de cada lado, el recorrido se hacía con mucho cuidado, fue una aventura que muchos vivimos.

Precisamente las crecidas del rio superaban por mucho el vado que fue construido para cruzar el rio. Y no pasaba año que no sucedieran tragedias; muchos no midieron el peligro de las fuertes corrientes y las enfrentaron. A mediados de los ochenta laboraba en la Delegación de la Secretaría de Programación y Presupuesto en la ciudad de Puebla, me entreviste con el delegado en funciones y, ver la posibilidad que en un paquete de obra se incluyera la construcción de un puente en el poblado de Tlancualpican; presenté fotos y notas de periódicos de los accidentes que se sucedían para sustentar la construcción de un puente. Después  fui informado de que mi solicitud había sido analizada por la dependencia normativa, la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, su estudio determinó que dicha construcción no se justificaba por dos sencillas razones: una, las crecidas del rio tendían a bajar y el vado satisfacía el cruce de personas y el vehicular, y la otra, los recursos, el puente requería una fuerte inversión. Baje de la oficina del delegado triste y técnicamente convencido. Solo un milagro podía consolarme. ¡Y así sucedió!.

Con la construcción del puente, también llegaron los malos temporales de pocas y esporádicas lluvias. Hoy en día, el puente ve pasar un riachuelo de aguas contaminadas y cobija con su sombra, los vestigios de aquel vado construido con manos de paisanos, ajenos a la burocracia, que tuvieron la capacidad de enfrentar los peligros del rio con la puntual construcción del vado y el puente colgante.

Tuve la fortuna de visitar esta población en muchas ocasiones y disfrutar las ricas aguas que se almacenan en un gran estanque, que tiene la particularidad de que los borbollones de agua emanan de las rocas a suelo raso; la parte alta la componen un conjunto de cerros donde pasaban las vías del ferrocarril y, ahí cerca aún pueden observarse pequeños muros de lo que fue la terminal. En dicha terminal se recogía la paquetería y correspondencia que en recuas de burros y en un peregrinar de ida y vuelta se trasladaba a la cabecera municipal. Sin duda fue una actividad muy importante que solo ha quedado en el recuerdo.

Todos nuestros pueblos guardan historia y Tlancualpican no es ajena a ello. En el año de 1910 en el mes de noviembre, el joven Gilberto Bosques Saldívar huyo de la ciudad de Puebla para evitar su detención del gobierno de Mucio P.Muciño, era considerado como conspirador y declarado simpatizante del grupo de los hermanos Serdán en el movimiento que encabezaba Francisco I. Madero. Sabia del levantamiento programado para el día 20 de noviembre y después de refugiarse en las montañas de Chiautla, a su regreso a la ciudad, se detuvo en Tlanculpican donde vivía una hermana y su esposo. Lo ocurrido el día 18 de noviembre en la casa de los hermanos Serdán pronto lo supo su cuñado y lo retuvo ante el peligro que corría si no tomaba precauciones durante su recorrido. Así lo hizo y llegó a la ciudad para sumarse al movimiento, seguido de fieles a la revolución de esta parte sur de Puebla con quien mantenía estrecha relación.

En el año de 1965 esta población fue sorprendida por un grupo de actores extranjeros, los cuales llegaron a instalarse para rodar escenas de una película; los escenarios que ofrecía la población eran dignos de ser captados en dicho rodaje. La película tuvo como título “ Viva María” dirigida por el francés Louis Malle y la estelarizaron las actrices Jeanne Mareau y Brigitte Bardot, esta última toda una celebridad del cine francés pero también como activista.

Aún recuerdo aquellos diciembres y las ricas jícamas piñateras, su cosecha en estas tierras en época de las posadas navideñas. Eran carros llenos de jícamas en costales que durante la noche se trasladaban a la ciudad de México capital y, en pleno centro de la ciudad, en calles de la merced  se recibían, fue un producto muy cotizado por intermediarios para satisfacer la demanda que  ocurría en plena época de posadas. Una vez concluida la venta del último bulto, algunas ocasiones, para celebrar nuestras exitosas ventas, nos dirigíamos a desayunar un rico caldo de pollo en una cadena de restaurantes, entonces de moda en los años setenta, los “Caldos Zenón”. Sin duda, todavía existe mucho por recordar.

*Miembro fundador de Alianza Ciudadana Mixteca de Chiautla de Tapia, A.C.

 

Publicado en CULTURA
Miércoles, 18 Octubre 2017 21:30

Pilcaya: 19/S: 13:14:40 horas

En un pueblo, si una familia amanece sin techo, ya es una tragedia.

Pilcaya, junto con Tlancualpican, Centeocala, Nahuituxco y Santa Ana Tecoloapa, son las cinco juntas auxiliares con que cuenta el municipio de Chiautla. Pilcaya, pueblo eminentemente rural, como gran parte de los pueblos de la mixteca; forma parte de los pueblos que viven la expulsión de mano de obra hacia la Unión Americana. A 25 kilómetros de Chiautla de Tapia, cabecera municipal, cuyo recorrido de alrededor de treinta minutos tomando la carretera a Ixcamilpa de Guerrero. El camino  antes de terracería hoy ya pavimentado, comunica también con el pueblo de Ayuxuxtla, lugar donde se firmó el Plan de Ayala un 28 de noviembre de 1911, a la cabeza el revolucionario Emiliano Zapata Salazar, personaje de la revolución mexicana. Toda esta zona simpatizó con Emiliano Zapata y su lucha campesina.

Ahí sentados, solos, Brígido y Cipriano, bajo la marquesina de una casa en las afueras del pueblo, con revoque ennegrecido por el paso del tiempo, pero en buen estado; sentados, cubriéndose de los rayos del sol que caen a plenitud en este pueblo de Pilcaya, pasamos frente a ellos. Entramos por unas de las calles que conducen al centro de la población; ellos, no reparan en nuestra llegada, se mantienen en una plática amena que nada los distrae; calle toda llena de silencio que al avanzar, nos sorprende un montón de escombros, prueba fiel de un desastre reciente. Calle que como muchas, muestran los estragos del temblor del día 19 de septiembre de 2017.

Brígido y Cipriano hacen suyo un feliz pasado, recuerdan que en su niñez la escuela primaria ya funcionaba en Pilcaya y, que por los años 1940  estaba a cargo del profesor Joaquín Cardoso Guzmán, oriundo de Chiautla de Tapia, que venía procedente del municipio de Chalchicomula de Sesma, Puebla; durante varios años este destacado profesor permaneció en Pilcaya y gozo de la amistad y respeto de la gente, se entregó con mucho cariño a la enseñanza y a la alfabetización que el país emprendía: la instrucción primaria a aquellos niños del medio rural que también la requerían. Hombres y mujeres que construyeron un pueblo, su pueblo, dedicado a la agricultura principalmente; un pueblo constituido de familias amables, entregadas a honrar  cada 24 de junio a San Juan, su santo patrono.

Ya en los años 1970, la escuela primaria contaba con más personal docente, profesores que formaron a niños y jóvenes, descendientes de aquella generación a la que pertenecen tanto Brígido como Cipriano. Una nueva generación donde algunos no tuvieron otro recurso que emigrar a los Estados Unidos. Niños que asistieron a aquella escuela primaria dirigida por la profesora Yolanda Cardoso Vázquez; recuerdan que los maestros procedían de la cabecera municipal, Chiautla de Tapia que, para  aquellos tiempos el camino era de terracería y los profesores pernotaban en esta comunidad. Esta situación generó a pequeña escala en aquellos años, ingresos para ciertos moradores, en especial los que daban alojamiento y las que preparaban los alimentos para los profesores.

13:14 horas. Un día que había amanecido normal, así lo comentan, sin embargo permanecía en la memoria el temblor de hace treinta y dos años atrás, cuando la ciudad de México fue colapsada por un terremoto parecido, dejando una estela de muerte por la caída de una innumerable cantidad de edificios, parecía que eso ya lejano, que pronto se olvidaría.  A poco de iniciar la tarde, Pilcaya y sus moradores, ocupados en sus actividades de cada día, en esta fatídica hora, veía caer buena parte de sus viviendas de adobe, endebles ante el inesperado estruendo del temblor que golpeó como un fuerte latigazo esta parte de la mixteca. La furia del temblor de ese día, parecía arrancaría de tajo sus casas;  muchas soportaron la embestida, otras, si bien se mantuvieron en pie, pero con los daños ocasionados que presentan, terminaran por ser tiradas     

Había mucho que platicar y mucho que recordar, eso hacían Brígido Cipriano, que sus cuerpos ya muestran el correr de los años; semblantes de tristeza y esperanza; para estos momentos, ambos añoraban la fuerza y el vigor de aquella juventud dejada. No percibieron nuestro paso, ni nuestra cercanía; con voz baja y cansada, estos dos abuelos hacían un recorrido de la vida transcurrida no solo de ellos, también recordaban su pueblo que los vio nacer antes de que concluyera la primera mitad del siglo veinte. No cabe duda almacenaban mucha información; tenían el lugar y el momento para recordar parte de la historia de su amada Pilcaya, que a partir del temblor ya no sería igual, las cosas cambiarían.

Hablan con mucha tristeza de como este temblor se ensaño con su iglesia, no daban crédito a los estragos sufridos en este recinto, que con tanto cariño y devoción habían custodiado generaciones. Con nostalgia rememoran entrañablemente todos aquellos días de fiesta; muchas guardan en su memoria, y en especial el día dedicado a su santo patrón; una conmemoración religiosa que hermana a toda una comunidad; ceremonia y día de fiesta que recibe un sinnúmero de visitantes de pueblos circunvecinos y mayordomías como las procedentes de la ciudad de Cholula: Día de fiesta donde el pueblo abre sus puertas como una sola, para compartir su alegría, su devoción y sus alimentos; todo ello, preparado con tanto esmero para este día tan importante, día donde la gente convive con todos, ríe con todos, lo disfrutan juntos, sencillamente, porque es, el día más esperado: día de San Juan, un día grande para esta comunidad.

A nuestro regreso a la cabecera municipal, cada kilómetro recorrido, al alejarnos, una vez visitado esta población, algo nos quedaba claro, que Pilcaya es un pueblo que tiene en su gente, no solo su amabilidad, sus hombres mantienen su entereza y la fuerza para sobreponerse y reconstruir su pueblo. San Juan nos volverá a reunir, y la alegría volverá.

Mientras, Brígido y Cipriano se habían retirado, después de una charla amena, había llegado la hora de comer y volvieron cada cual a su morada; a una realidad no esperada; luego, el sol, que hace poco estaba ardiente, ahora tiende a desaparecer, y al caer, las sombras cubren a San Juan Pilcaya. Un pueblo tan cerca y tan lejos, escondido en una serranía, donde la tragedia parece inexistente. Mañana, es otro día, será un mejor día.

*Miembro fundador de Alianza Ciudadana Mixteca de Chiautla de Tapia, A.C.

Publicado en CULTURA