Profesionales de la salud sugieren cómo desterrar rechazo al ejercicio

El ejercicio físico en la actualidad es una acción recomendable principalmente por médicos, para sanos y enfermos, como eficaz complemento de todo medicamento y mantener o recuperar la salud.

Sin embargo,  mientras más lo recomiendan, abundan personas que de muchas formas “justifican” su indiferencia, poco o nulo aprecio al movimiento corporal y, por lo tanto, pierden los beneficios que pueden obtener para vivir sanamente.

Para quienes viven el eslogan: “del odio al amor sólo hay un paso”, profesionales de la salud e integrantes de la fundación “Vida y Salud” aportan sugerencias para transformar el rechazo al ejercicio en actividad  física benéfica para mujeres y hombres de toda edad y condición social.

Para dominar la tentación de permanecer cómoda(o) en casa u ocupar tiempo disponible en lo que en nada beneficia, recuerdan:

Nada es imposible y el cambio de vida depende de cada uno.  Lo primero que se  debe hacer, es creer que sí se puede cambiar esa sensación de rechazo frente a la idea de hacer ejercicio.

Hay que analizar las razones que hacen rechazar el ejercicio: Da vergüenza como luce el cuerpo? No gusta transpirar frente a los demás,  falta la ropa apropiada, se necesita un compañero de rutina, resulta muy costoso tener acceso a un gimnasio o en experiencias anteriores no se han visto demasiados resultados luego del esfuerzo? Son algunos de los factores que suelen quitar la motivación a las personas y que se prefiera la vida sedentaria. Pero es  fácil combatirlas y motivarse a hacer ejercicio.

Recomiendan buscar fuerza en la motivación: sentirse con más energías, combatir el sobrepeso, lucir más juvenil. Para mantenerla viva es muy importante que no se aburra haciendo ejercicio. Y probar distintos tipos de movimientos, incluso un deporte que nunca se ha practicado, hasta que proporcione más bienestar y alegría.

El gimnasio no es el único lugar donde se puede estar en  movimiento. También en clases de danza,  salir a caminar o a correr con amigos, andar en bicicleta, entre otros.

Otra excusa muy común para posponer los ejercicios es la escasez de tiempo. Si ese es el  problema, hay que elegir el momento del día más apropiado para hacerlo. Algunos especialistas consideran que es mejor por la mañana, antes de comenzar con el resto de las actividades, pero hay personas que prefieren hacer ejercicio por la tarde o al anochecer.

No dejarse sabotear por la idea errónea de “o todo o nada”. Si un día no se puede hacer ejercicio todo el tiempo planeado, no hay razón para descorazonarse.  Lo importante es perseverar.

Se deben buscar alternativas, aprovechando cada momento de la vida cotidiana para moverse más: subir por las escaleras en vez de tomar el ascensor, caminar a lugares cercanos en lugar de ir en auto, y hasta dedicarse a la jardinería; todo es de gran ayuda.

Si el problema es económico, hay que recordar que el gimnasio no es la única alternativa para hacer ejercicio; se pueden buscar actividades en grupo e incluso seguir un video de ejercicios en la tranquilidad y privacidad del hogar.

Si lo que se necesitas es compañía, hay que buscar un amigo o familiar que acompañe a hacer ejercicio; también llevar a los hijos y mientras ellos hacen algún deporte que les guste, uno hacer lo propio.

Muy importante es ser paciente. Los resultados no se ven de un día para otro, pero si se es constante, en el momento menos pensado hay sorpresas. Y mientras tanto, no dejar de premiarse por el esfuerzo y los logros.

Publicado en SALUD

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