En el Chiautla de Tapia de los años 60´s todavía existía un inmueble que mantenía esa traza de las ciudades de la Nueva España, al parecer un consistorio ahí construido – edificio del ayuntamiento- se conoció durante muchos años como el palacio viejo, se conservaba su plazuela, y en los lados laterales los espacios para los edificios públicos y el frente del consistorio – respetando la traza- estaba dirigido al majestuoso exconvento agustino, el poder eclesiástico. Su plazuela se utilizó para montar un coso para realizar la monta de toros en los festejos de la fiesta de San Miguel. En la parte occidental de la Plazuela existió una cancha de basquetbol y a un costado de la cancha en la parte sur respetada como calle, en este lugar desemboca un callejón que concluye en esquina en un inmueble que fue como las viviendas existentes hasta esa época, paredes de adobe y techos cubiertos de teja. Siempre hubo en ese caserón una pequeña placa que mencionaba que ahí había nacido el cura Mariano Antonio Tapia. Un héroe desconocido no solo por la historia, sino por su propio pueblo.      

Mariano Antonio Tapia nació un día 2 de septiembre de 1776 en el pueblo de Chiautla de la Sal, perteneciente a la Encomienda de Puebla, este lugar se encuentra enclavado en la parte suroeste del Estado de Puebla. Lugar de asentamiento de grupos de etnias como los olmecas, totonacas y chichimecas y que finalmente estaba habitada por los mixtecos antes de la llegada de los españoles; un lugar caliente, de gente que le caracterizaba su gran valor. El joven Tapia lo atrajo el sacerdocio y en su momento se incorpora al clero, para formar parte del conocido bajo clero, muy necesario para la tarea de extender cada vez más el catolicismo, que les es encomendada como tarea primordial en zonas rurales donde ellos conocían ampliamente. De esta manera que ya siendo cura es nombrado Vicario con sede de dicho cargo en el pueblo de Tlapa, perteneciente a la encomienda, donde recibe buena acogida y recoge el cariño y respeto de sus fieles.    

Es el año de 1811 el virreinato de la Nueva España ya vivía momentos de preocupación a raíz de los descontentos que ya manifestaban ciertos sectores, y que tuvieron su momento más apremiante cuando el cura Miguel Hidalgo llamó al pueblo, en su ya histórico grito del amanecer del 16 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores. El cura Tapia estaba informado de este movimiento y simpatizaba con el ideal del cura Hidalgo y las noticias que tenía el virreinato eran puntuales y no solo eso, que también este cura contaba con simpatizantes al movimiento. Sin embargo, conoce del destino que tiene Hidalgo y sus principales cabezas del movimiento, Allende, Aldama y Jiménez que son masacrados y hasta exhibidos al pueblo para que sirviera de escarmiento.  

Muerto Hidalgo, surge la figura del cura José María Morelos y Pavón quien ya había sostenido una plática con el cura Miguel Hidalgo celebrada el 20 de octubre de 1810, donde se le encomendó llevar el movimiento en el sur del país. Morelos se va haciendo de hombres y de pertrechos y simpatías en cada pueblo que pasa. A partir de este momento Morelos va sumando triunfos y su liderazgo adquiere más fuerza ante la perplejidad de virreinato.

El cura Tapia se encontraba al tanto de todo lo que se venía sucediendo relacionado al movimiento y, de que Morelos había asumido la responsabilidad iniciada por Hidalgo, y sabía que se dirigía al sur y la posibilidad de poder conocerlo y, en su momento unirse a la causa estaba ya próxima. El cura no tuvo que esperar mucho para para corroborarlo; el cura Morelos ya se había fortalecido y dentro de sus huestes se encontraban hombres que muy pronto destacarían, en cada una de las batallas que enfrentaban en su camino antes de llegar a Tlapa, donde ya el cura Tapia los esperaba para acompañar al cura Morelos y seguir sumando triunfos.

Ya en sus primeras acciones de guerra de Morelos, en lo que hoy es el estado de Guerrero, se le incorporarían don Hermenegildo Galeana, al igual lo hicieron sus hermanos Juan y don Fermín, personas acomodadas, hacendados de Tecpán, lo mismo sucede con don Ignacio Ayala; los Bravo, Víctor, Miguel, Leonardo y, Valerio Trujano, Nicolas Bravo hijo de Leonardo y Vicente Guerrero, Y a esta lista de próceres, se incorporaría el cura nacido en Chiautla de la Sal.

A mediados del mes de noviembre de 1811, cuando el cura Morelos inicia su segunda campaña – la más exitosa-, ocupa el pueblo de Tlapa, donde es recibido él y sus distinguidos huestes por el vicario de ese lugar, Mariano Antonio Tapia que se une a la noble causa, secundado por sus fieles seguidores naturales de Tlapa que acompañan a su vicario a la toma de Chiautla. Las amistades y familiares del cura Tapia le permitieron saber que el movimiento de independencia tenía muchos seguidores, lo cual quedó manifiesto en la derrota que le impuso Morelos al realista, hacendado y jefe de armas, el español Mateo Musitu y Salvidegoitia, viejo hacendado y de mucho poder quien se atrincheró en el exconvento de San Agustín. Sin embargo, en la madrugada del día 4 de diciembre de 1811, sufre una amarga derrota por las fuerzas insurgentes, es juzgado y finalmente fusilado. Por su destacada participación en esta batalla le es otorgado el grado de coronel por el cura Morelos al cura Mariano Antonio Tapia, quien asume el mando de su tropa. Con dicho nombramiento sin duda nos encontramos con el primer insurgente poblano que inicia su carrera como militar sumado a la causa independentista.

Las tropas de Morelos dejan Chiautla de la Sal para dirigirse a Izúcar, toman Chietla, y se enfrentan a las fuerzas realistas comandadas por el coronel Miguel Soto y Maceda, evento revolucionario que se desarrolló el día 17 de diciembre de 1811. La tropa del coronel Mariano Antonio Tapia destaca por el arrojo de su gente de Tlapa, Chiautla y Huehuetlán el Chico, entre otros que se le incorporaron. Finalmente, las fuerzas enemigas ante la eminente derrota toman como alternativa la retirada, seguidos por los valientes insurgentes, donde sobresale la figura del cura Mariano Matamoros que se había incorporado a la insurgencia.   

El cura Tapia participa en acciones de guerrilla, junto con Miguel Bravo en actos llevados a cabo especialmente para introducir víveres y armamento a Cuautla, donde el general Morelos se encontraba sitiado desde el 19 de febrero al 1º de mayo de 1812. Durante este periodo y con ese tipo de acciones lograron no solo distraer, sino preocupar a las tropas realistas de Félix María Calleja del Rey. La tropa de Mariano Antonio Tapia había sufrido una derrota en el cerro del izote ante el realista José Enríquez, sin embargo, la supera y se fortalece en su empresa de ayudar a los sitiados.

Roto el sitio de Cuautla por Morelos en la madrugada del 2 de mayo, se cuenta que sufre una fractura al caer de su caballo y en su trayecto hacia Izúcar, decide cambiar de rumbo y se dirige a Chiautla de la Sal, donde permanece todo el mes de mayo para lograr su recuperación. Estando en este lugar, es cuando instruye al cura Mariano Antonio Tapia para que se dirija a dar ayuda a don Valerio Trujano, quien se encontraba sitiado en Huajuapan, Oaxaca desde el 10 de abril por el realista Regules Villasante, el sitio se rompe el 24 de julio de 1812, después de 105 días de lucha. Y la figura de Morelos crece, lo mismo que su movimiento independentista, La estancia de Morelos en Chiautla y en su estado de recuperación, bien pudo haber servido para concebir su ideario, que para esos momentos ya era de enorme importancia y que más adelante lo plasmó en el documento “Sentimientos de la Nación”.

El final del coronel Tapia se da cuando al hostigar un convoy que había salido de Puebla para el Puerto de Veracruz rumbo a España, tres columnas de José María Morelos y Pavón atacaron simultáneamente la división realista, sin embargo, fueron rechazados y en este enfrentamiento dado en San José Chiapa ante tropas comandadas por el realista Rosendo Polier; queda el insurgente chiauteco muerto en acción de guerra por bala de cañón en uno de los asaltos, hecho acaecido el día 18 de octubre de 1812. Al respecto el profesor Gonzalo Carrillo Vivas, cronista de Chiautla nos señala de este insurgente: “Pasa como un fugaz meteoro por el cielo de nuestra Patria la egregia figura del vicario de Tlapa y coronel del ejercito de Morelos, don Mariano Antonio Tapia, oriundo de Chiautla”. Sus restos reposan en el corazón de la ciudad como símbolo del valor de un prócer, al que le debemos lo más sagrado: la independencia y la libertad. ¡sencillamente eso! ¡¡¡Salud paisanos!!!

Cholula de Rivadavia, Puebla


° Miembro fundador de Alianza Ciudadana Mixteca de Chiautla de Tapia, A.C.

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