A la profesora Dolores Cardoso Vázquez

Ser testigo de hechos relevantes, conocer los personajes y tener su amistad; después, gozar del privilegio de contarlo, por ser hechos importantes. De todo ello me atrevo compartir:

Soy  egresado de la Escuela Secundaria “Mariano Antonio Tapia”, alumno del profesor Manuel González Romero, mis estudios los realicé en el Instituto Politécnico Nacional y en el Instituto de Administración Pública, A.C. y mi carrera laboral fue en el sector público.  

Al pasar los años y ya radicando en la ciudad de Cholula, busque a mi maestro Manuel González en oficinas de la Secretaria de Educación Pública del Estado de Puebla,  cerca de la 25 poniente en el bulevar Aarón Mérino Fernández, cual sería mi sorpresa cuando lo encontré, arrinconado en un modesto escritorio, pero sonriente y con sus posturas humildes como siempre las tuvo; platicamos a partir de ahí muchas ocasiones , su sencillez y su  siempre cortesía que nunca perdió este admirable y gran hombre que, me regaló su amistad y su aprecio.

Mantener una ideología a costa de todo no es gratis, se paga, tiene su costo, cuando tomamos posturas o pensamos diferente en una alta burocracia, mayormente en el periodo neoliberal en el cual cual nos tocó vivirlo. Sin en cambio, sí algo mantenemos viva es, nuestra formación ideológica  y es lo que nos identifica en este caso con el profesor Manuel y Gilberto Bosques, personajes que admiro.

Fue en la ciudad de Puebla un día de octubre del 2011, junto con mis compañeros de  Alianza Ciudadana Mixteca de Chiautla de Tapia, A. C. nos citamos para platicar con el maestro y uno de  los temas que abordamos les comparto:

Eran los años 1950, el profesor Manuel González Romero ya tenía 10 años ejerciendo el magisterio y se le abrían importantes expectativas para incorporarse al naciente Centro Escolar “Niños Héroes de Chapultepec”. Sin embargo por indicaciones del Secretario de Educación Pública de ese tiempo, le piden que se traslade al municipio de Chiautla  para atender y resolver los problemas que se tenían  en la Escuela Secundaria de esta localidad.

Ya en Chiautla de Tapia, organizó a los jóvenes, alumnos de dicha institución para iniciar los trabajos de construcción que albergaría la Escuela Secundaria “Mariano Antonio Tapia”. El maestro no desmaya y dicho inmueble que antes fue la Escuela Primaria “Mucio P. Martínez”, pronto se convierte en una de las escuelas oficiales de la región, y que a partir del año 1957 albergaría a jóvenes de municipios circunvecinos.

Si bien la empresa que se le había encomendado ya había sido superada, la estancia del profesor Manuel González Romero se prolongó por más de una década. Su retorno a la ciudad de Puebla capital y su incorporación al Subsistema de Centros Escolares había quedado en el olvido.

Su estrecha relación con el profesor Luis Bermúdez Galicia, supervisor de escuelas normales  hizo posible su proyecto de crear una Escuela Normal para la formación de maestros. Su proyecto inicial de crear una escuela  de carácter técnico que formara a especialistas  con carreras propias de la región no se consumó, pero la idea de la formación de jóvenes, que continuara después de la secundaria siempre la mantuvo presente.

Después de tocar puertas se logra por fin el visto bueno del profesor Bermúdez Galicia para el proyecto de la escuela Normal, de manera que una vez conseguido esto, las actividades se inician en el año de 1963. Se creó un comité donde se aprueba que el nombre de la institución llevara el nombre del distinguido profesor Luis Casarrubias Ibarra, que fue una de las propuestas del profesor Luis Bermúdez Galicia, ya que dicho personaje vivió de niño en Chiautla de Tapia y había sido director del Instituto Normalista  del Estado de Puebla; el comité  dio todo su apoyo a esta propuesta.

La Normal inicia labores  contando con la participación  de distinguidos profesores  altruistas que durante el primer año no tienen ninguna compensación y 15 alumnos. La cuota por alumno fue de $2.00 pesos para el pago de los maestros.

La primera generación es apadrinada  por los Rivadavia de Cholula que habían permanecido en Chiautla realizando restauración a la Iglesia de San Agustín. A los alumnos de las primeras generaciones se les entregaba al concluir los cursos, una Carta de Pasante y tres meses más adelante  se les otorgaba su Título  de Profesor de Enseñanza Primaria.

Otro padrino de generación  lo fue el líder de la CROM, Antonio J. Hernández  quien tenía como esposa a una chiauteca, éste líder, se hizo acompañar de 120 gentes, las cuales fueron atendidas por los padres de familia que no escatimaron recursos para su atención alimenticia, la hospitalidad y buen trató fue reconocido siempre  por los visitantes.

Dato que señala el profesor Manuel González Romero es que en los festejos realizados en la ceremonia de graduación de la primera generación de la Escuela Normal, se contó con la asistencia del profesor Gilberto Bosques Saldívar que dio realce al evento, no sólo por su personalidad, sino por las cartas de presentación que tenía una importante figura del movimiento revolucionario  de 1910 y distinguido diplomático, que había puesto en alto el nombre de México durante la Segunda Guerra Mundial , por su humanismo al ayudar a miles de exiliados que encontraron en él su salvación ya que pudieron llegar a un nuevo país para vivir, como lo fue México.

La labor del maestro Manuel González Romero se acrecienta con resultados que no pueden ignorarse por ejemplo, para el año 2011, la hoy Escuela Normal Oficial “Luis Casarrubias Ibarra” había formado  alrededor de 4,500 profesores de los cuales, 507 ya gozaban de jubilación.

De mi artículo “ La educación en Chiautla”, publicado en la Revista “Momento en el  vértice de Puebla” de día 13 de noviembre de 2014, rescato comentarios del profesor Manuel que, de una serie de pláticas sobre el tema de la escuela Normal, su obra y me los comentó: “ En México hice gestiones en el Politécnico para una Vocacional,  también en Agricultura; en la Secretaría de Educación, una Normal primaria, nada se logró; en Educación en Puebla me dieron visos de probabilidad de una Normal primaria, y con la ayuda del profesor Luis Bermúdez Galicia, y de otros amigos de educación, inicié esta gestión.…”A la visita del supervisor de Normales, hizo el reconocimiento y aceptó la probable aceptación de la institución. En lapso de 3 meses quedaron 22 asistentes, candidatos normalistas; la planta de maestros recibía solamente una gratificación. A los 38 días llegó la incorporación  de la escuela  al estado, por cooperación y, finalmente asumí la dirección. Los profesores que impartían clases por invitación, eran unos de las primarias, de la secundaria, profesionistas y hasta sacerdotes. Corrió la versión de que no estaban al nivel normalista de Puebla, lo que ocasionó que alumnos inscritos desertaran”.
 
Bueno, dicen que se ve mal que uno se alague. Seguramente el maestro Manuel desvió la conversación que sosteníamos y, era entendible  lo que él sentía pero no quiso expresarlo; un hombre sencillo, humilde, fue fácil intuir el orgullo y la satisfacción por sus “muchachos “ - así lo externaba de sus alumnos- . Por eso me di a la terea de platicar con alguno de esos jóvenes  de esa época que, sin saberlo iban a cumplir un compromiso y ponerse una vestidura que permeaba aun como como herencia de la naciente tarea de la educación, sí, el apostolado como primera premisa, una exigencia del pueblo mexicano para recibir una educación para una niñez en ciernes.

Huelga citar todo ese periplito que tuvieron que pasar los muchachos del maestro Manuel González Romero, para presentarse al lugar donde se ubicaba la escuela que les había asignado la  Secretaría de Educación Pública, federal o estatal, donde los funcionarios les entregaban las órdenes de adscripción y les designaba como profesores para ejercer su labor, señalando el nombre de la escuela. Ellos llenos de ilusión acudían con muchos sueños para poner en práctica lo aprendido. Citaré el caso de dos de esos jóvenes profesores de no más de 20 años de edad: Gerardo Hernando Alconedo y Salvador Vergara Andrade, el primero, se trasladó al estado de Oaxaca a la región de Sóla de Vega que, para llegar a su centro de trabajo, representantes de la comunidad lo esperaron en el lugar señalado donde se le dispuso de un caballo; transitó durante un día y medio – 36 horas- y cruzar el Rio Sóla en tres ocasiones. Mientras que el segundo, el profesor Salvador le asignaron su plaza en la Sierra Norte del estado de Puebla y, para llegar a su escuela recorrió varias horas por carreteras accidentadas, cruzar a caballo el Rio Pantepec, para por fin instalarse en la Escuela Primaria Oficial “5 de Mayo” de Progreso de Allende,  Pantepec, Puebla. En ambos casos se enfrentaron además a otro clima y a otras lenguas, Todo no solo diferente, sino, opuesto a las condiciones de la Mixteca baja.

Pero bien dicen que nunca es tarde, porque después de muchos años aquellos muchachos del profesor Manuel, ya habiendo concluido su vida laboral o magisterial ya jubilados, recordaron que había una deuda que pagar hacia su maestro; un maestro orgulloso de saber que muchos de sus muchachos habían alcanzado en su profesión puestos importantes y seguramente vivir, una vida más holgada a la que él vivía.

Se formó una comisión  de exalumnos – de Secundaria y Normal-, misma que fue recibida el día 5 de julio de 2014 por el Alcalde de Chiautla, se le entregó documento que era una solicitud para que el maestro Manuel González Romero fuera designado “ Hijo predilecto de Chiautla” y, que lo expuesto en dicho escrito fuera analizado en sesión de Cabido por el Ayuntamiento del municipio, transcribo partes del documento que fue leído, por el que esto escribe, en sesión de Cabildo del día 13 de julio de mismo año:

“Como exalumno de la Escuela Secundaria “Mariano Antonio Tapia”, generación 1968-1970,…” Al profesor Manuel González Romero, lo distingue su honorabilidad y se ganó el respeto de los chiautecos. Las generaciones de egresados…. , al maestro le guardamos mucho cariño y agradecimiento y vemos en él, al Adalid de la educación que transformó al pueblo de Chiautla y encumbró a miles de jóvenes chiautecos. Nos enseñó a superar adversidades y cristalizar sueños.  Que eran méritos suficientes para ser declarado “Hijo Predilecto de Chiautla”. Nuestra solicitud fue aprobada y el día domingo 16 de noviembre de 2014, al maestro Manuel se le declara “ Hijo Predilecto de Chiautla”, ante una plaza repleta de exalumnos, sí, llena de sus muchachos que transformaron no un municipio, transformaron nada más y nada menos que una parte de la Mixteca baja.

Chiautla, la Villa que tiene historia, que mucho la honra; sus hombres que libran batallas que son páginas de gloria de los mexicanos: el cura Mariano Antonio Tapia  y los chiautecos que se unen al cura José María Morelos y Pavón; el batallón Chiautla y Zeferino Zaldívar con el general Porfirio Díaz Morí ante los ejércitos imperiales; los chiautecos desafiando al dictador Porfirio Díaz Morí en Chiautla de Tapia, con don Abrahán Ramírez a la cabeza; los chiautecos anónimos en la revolución mexicana de 1910 siguiendo los ideales de Emiliano Zapata y; el joven chiauteco revolucionario, profesor Gilberto Bosques Saldívar, que abanderó los postulados de Francisco I. Madero y que en el año de 1914 organizó y dirigió el Cuerpo de Voluntarios de San Carlos, para oponerse a la invasión norteamericana, que ocupaba el puerto de Veracruz.

Y nuestra historia se nutre, porque en la Escuela Normal por Cooperación “Luis Casarrubias Ibarra”, se formó un batallón de Jóvenes profesores que salieron empuñando el arma más poderosa que pueda existir, fueron dotados de conocimientos  y con un libro bajo el brazo, salieron a cumplir una apremiante empresa: derrotar a un enemigo dañino para la niñez mexicana, el analfabetismo existente. Donde cada uno de sus egresados asumió su profesión, convirtiéndola en un verdadero apostolado. Que también honra a nuestro pueblo. Salud!!

*Miembro fundador de Alianza Ciudadana Mixteca de Chiautla de Tapia. A.C.

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