A Laura Bosques Manjarrez

Lo había dejado claro el general José María Morelos en su estancia en la Villa de Chiautla, aquel mes de mayo de 1812. La revolución a la que ya se habían sumado pueblos enteros tenía un fin, continuar con el ideario del cura Hidalgo: la independencia de la nueva España. Origen del levantamiento y bandera ya antes de dejar la Villa, con la única salvedad, que pronto daría a conocer una serie de postulados donde un concepto tenía un lugar importante sobre todos los demás, su esencia: la libertad y la independencia. A partir de aquí la lucha ya tenía un sentido por el cual se combatiría, aun a costa de la vida, a cualquier precio.

A principios del siglo XX, en 1904, un  niño nacido un día 20 de julio 1892 en Chiautla de Tapia, junto con su madre partía a la capital del estado de Puebla, para concluir sus estudios primarios, él era Gilberto Bosques Saldivar; estudió la carrera de Profesor de Educación Primaria y Superior en el Instituto Normalista  del Estado. A la edad de 17 años se incorporó a la revolución mexicana a lado de Aquiles Serdán, con  la tarea de conducir a los jóvenes normalistas a sumarse al movimiento, cuando presidio la Junta Directiva de la Sociedad de Estudiantes Normalistas; se acercaba a las fabricas a repartir propaganda a los obreros para su adhesión, lo mismo con los campesinos del sur del estado; su activismo le costó ser perseguido por el gobierno y se refugió en las montañas del sur de Puebla en el año de 1910. Regresó a la capital para sumarse a continuar la lucha una vez muerto Aquiles Serdán, cabeza del movimiento para desconocer al dictador Porfirio Díaz. Dirigió un sector estudiantil y de maestros, que conspiró contra Victoriano Huerta y más adelante, en 1914, siguió al primer jefe constitucionalista, don Venustiano Carranza. Su activismo le distinguió de la simpatía no solo de  dirigentes de la revolución mexicana, también obtuvo la de los maestros, obreros y campesinos, que nunca perdería.

Y después del fallido intento del gobernador  Mucio P. Martínez de desaparecerlo, la vida de este revolucionario tuvo que enfrentar con valor todos los peligros que se aparecieron en su vida: cuando formó parte y compartió el mando del Cuerpo de Voluntarios de San Carlos, Veracruz, para oponerse a la invasión norteamericana que ocupó el Puerto de Veracruz en 1914; en su búsqueda a la gubernatura del estado de Puebla en 1937, cuando contaba con todos los apoyos de los sectores, apareció Maximino Ávila Camacho con las mismas aspiraciones y ante el carisma del hombre nacido en la mixteca baja, se valió de artimañas y sicarios para atentar contra el profesor Bosques en el municipio de Esperanza, el atentado no se consumó, Bosques salió ileso, finalmente en elecciones fraudulentas, Maximino Ávila Camacho, resulto ganador; cuando formaba parte del Partido Nacional Cooperativista se sumó a Adolfo de la Huerta a su postulación como Presidente de México que dio inicio a un movimiento armado en 1923, conocido como la revolución Delahuertista y, cuando en uno de sus viajes a Cuba el profesor Bosques que acudía a adquirir armas, fue descubierto por fuerzas federales y pudo ser rescatado antes de poder ser fusilado.

Ya como diputado federal, antes había formado parte del Congreso Constituyente de su estado, luchó por incorporar en la Constitución, todas las demandas recogidas de la revolución, para los maestros, también la de los  obreros y de los campesinos, los debates dan testimonio de su voz al tomar la tribuna, que por cierto, fue un respetado orador.

Revolucionario ejemplar que contribuyó con ideas adelantadas para su época, nunca se doblegó y consagró su vida para que nuestro país México, sus habitantes disfrutaran de los derechos más esenciales, unos derechos enmarcados en un supremo documento, nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y, un sello muy especial que siempre abanderó: que los hombres, no solo de México sino del mundo entero gozaran de libertad, postulado que en semilla dejó sembrada en la Villa de Chiautla , nada menos que el Siervo de la Nación, José María Morelos y Pavón y en la persona de Gilberto Bosques Saldívar encontró su mejor representante.

En el año de 1939 se incorpora a la diplomacia mexicana, cuando es nombrado por el presidente de la república, Lázaro Cárdenas del Río, Cónsul General en París, Francia, le da la encomienda de apoyar a los perseguidos republicanos españoles por Francisco Franco y a los mexicanos; al ser ocupada Francia por Hitler en la Segunda Guerra Mundial se instala en Marsella, Francia, donde brinda ayuda a los perseguidos no solo por Franco y Hitler, también extiende la ayuda a personajes de otros países de Europa; salvó a miles de personas de diferentes nacionalidades y fue hecho prisionero por el ejército  alemán junto con todo su personal en 1943-1944. Continúo su labor humanitaria y finalmente es nombrado embajador en la Habana, Cuba, donde permaneció en ese cargo durante el periodo 1953-1964, en este país vivió la revolución cubana y también brindo apoyo a perseguidos por Fulgencio Batista y fue testigo del ascenso al poder de Fidel Castro Ruz.

El profesor Gilberto Bosques, murió un  4 de julio en el todavía Distrito Federal en el año de 1995 a la edad de 103 años y no fue por qué la muerte lo llamó, fue un hombre que supo decidir su vida y también fue  el que decidió el momento de partir, para regresar al pueblo que lo vio nacer.

El pasado mes de mes de octubre de 2022 en sesión solemne en nuestra máxima tribuna, el Congreso del Estado de Puebla, la diputada por el distrito electoral 22 con cabecera en Izúcar de Matamoros, Azucena Rosas Tapia, como punto de acuerdo expuso los motivos para que el profesor Gilberto Bosques Saldívar fuera incorporado en los libros digitales de historia de Puebla, la propuesta contó con  la aprobación de los diputados de las diferentes corrientes políticas. El que escribe fue invitado por la diputada para estar presente ese día. Para la Mixteca  que representa la diputada Rosas Tapia, es una fecha histórica y para Chiautla de Tapia, un justo reconocimiento para uno de sus ejemplares hijos. Los chiautecos sí algo los caracteriza es, que son gente paciente, cuando de esperar respuestas se trate, sabe esperar y, es calmuda, pues, del ejecutivo no hemos tenido ninguna respuesta a propuesta ya aprobada, el legislativo  sí nos escuchó.

La vida de este revolucionario chiauteco es sorprendente y digna de admiración, cuando empezó hablarse de él, de quién era Gilberto Bosques Saldivar, fue cuando ya había alcanzado una edad madura. Países de Europa han dado su nombre a calles, como en Viena, Austria,  Marsella, Francia y una escuela en una ciudad en Alemania, y en España se le menciona, cuando se recuerda a los republicanos españoles, siempre. Diversos escritores europeos – destacados historiadores entre ellos-, se han enfocado a desvelar este personaje, conocido en esas lejanas tierras como “un hombre universal” y “Un hombre de todos los tiempos”. Solamente sigue pendiente asignarle en la historia de México el lugar que sencillamente se ganó, no debe mantenerse más en el olvido, las nuevas generaciones deben de conocerlo, sin duda un ejemplo a seguir. Salud

Cholula de Rivadavia, Puebla, julio de 2023

*Miembro fundador de Alianza Ciudadana Mixteca de Chiautla de Tapia, A.C.

Publicado en CULTURA

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