Son vulnerables enfermos crónicos, embarazadas, niños y bebés

Atención médica inmediata requieren en la actual temporada los enfermos crónicos, mujeres embarazadas, bebés y niños menores de 6 años, al manifestar diversas molestias corporales por un “golpe de calor”,

Expertos del grupo MisRemedios explican que una persona puede sufrir un golpe de calor cuando su temperatura corporal pasa de los 40 grados centígrados, y si no se actúa a tiempo, el problema puede complicarse, por lo que resulta crucial conocer los síntomas y saber cómo actuar ante esta circunstancia.

Aconsejan que cuando llega el verano y el calor aumenta, no sólo hay que protegerse de los daños que el Sol puede provocar en la piel, sino que también se tienen que tomar precauciones por las altas temperaturas, ya que pueden aparecer problemas como la deshidratación  y el riesgo de sufrir un golpe de calor que también llega a sobrevenir por exceso de ejercicio o trabajo físico.

Si no se toman las medidas adecuadas, advierten, y el cuerpo no es capaz de enfriarse rápido, pueden aparecer complicaciones frente a las que es necesaria una atención médica que evite otros problemas muy serios o incluso un fatal desenlace.

Para poder reaccionar a tiempo y saber si alguien está sufriendo un golpe de calor, es imprescindible conocer los síntomas que aparecen, dado que una respuesta adecuada puede ser fundamental para evitar consecuencias desastrosas.

Se pueden definir tres etapas de aparición de los síntomas que ayudan a reconocer que esta situación puede estar ocurriendo, y hay que actuar a tiempo.

En un primer momento, los síntomas habituales que generalmente aparecen cuando se produce este hecho, son: piel enrojecida, caliente y seca; sed intensa y sensación de sequedad en la boca; sudoración excesiva; sensación de calor extremo y temperatura corporal superior a 40 grados centígrados.

Detallan los expertos que los síntomas en un segundo estadio de esta dolencia, serán: sufrir debilidad muscular y calambres; aparición de dolor de cabeza y mareos; ausencia de ganas de orinar; ausencia de sudor; aparición de pulso fuerte y acelerado; dolor de estómago y falta de apetito.

Si estos síntomas llegan a aparecer, pueden ser una señal de que el organismo ya ha perdido entre el 6 y el 8% del agua que hay en el cuerpo.  Si no desaparecen y no se toman las medidas adecuadas, puede aparecer una verdadera situación de gravedad que podría desencadenar un colapso.

Los síntomas que aparecen en el tercer momento serían: hiperventilación, agotamiento, aparición de confusión y desorientación, pérdida de conciencia, delirio o convulsiones y desmayo o incluso coma.

MisRemedios explica cómo actuar frente a un golpe de calor: Poner a la persona afectada a la sombra o en un sitio fresco Y si es posible, a un lugar ventilado o incluso con aire acondicionado. Para favorecer la circulación de su sangre, es preferible colocarla tumbada con la espalda recta y las piernas levantadas.

Intentar bajar su temperatura corporal.  Se le pueden poner paños o trapos humedecidos con agua fría, sobre la frente, el rostro, cuello, axilas y tobillos, para favorecer la bajada de su temperatura corporal.

Darle a beber agua o líquidos a pequeños sorbos. Esto es importante, dado que la persona afectada puede haber perdido mucho líquido corporal y es necesario que lo recupere, pero sólo se puede darle de beber si se encuentra consciente, o remojarle los labios con una toalla o gasa empapada en agua, para evitar que se atragante.

Controlar su temperatura para evitar que vuelva a subir. Si es necesario, se puede seguir humedeciendo su rostro y pies, si la temperatura vuelve a subir.

Y solicitar ayuda en caso de necesidad. Si después de haber puesto en práctica estos consejos,  la temperatura de la persona afectada no desciende, presenta pulsp débil, palidez o sufre de enfermedades cardíacas,  se debe llamat rápidamente a los servicios de salud para que pueda atenderla un médico.

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Su origen: enfermedades de la madre en el embarazo o por consumo de drogas

Inofensivas y curables son las malformaciones del corazón en los bebé, llamadas también defectos congénitos, que son descubiertos desde que el nuevo ser está en formación en el vientre de la madre.

Aunque algunas veces entre estos defectos puede haber un problema grave, en la mayoría de los casos éste es curable, aun cuando haya tenido su origen en herencia familiar, por enfermedades de la madre durante el embarazo,  por consumir ésta medicinas fuertes, drogas o alcohol en exceso o por un parto prematuro.

Aunque parezca o suene como un problema serio, aseguran especialistas de Editorial Salud y Vida, la buena noticia para las madres en ciernes muy preocupadas por esta situación, es que los defectos congénitos del corazón  no siempre son graves, y señalan que de tales defectos el más común es el “soplo”.

Al reiterar que la mayoría de los soplos no son peligrosos, los pediatras explican que algunas veces puede registrarse un pequeño agujero entre las aurículas o los ventrílocuos, que generalmente se cierra con el tiempo. Aunque no descartan que pueda ser un problema serio en algunos casos y que una parte completa del corazón falle, pero sucede en muy pocos casos.
 
Aun cuando no se saben las causas específicas de estos defectos congénitos, se ha comprobado que la herencia familiar puede tener algo que ver; también si durante el embarazo la madre padece rubéola, si toma algunos medicamentos fuertes, consume drogas o alcohol sin medida, o si el bebé tiene síndrome de Down.

Con los avances tecnológicos en medicina, es probable que los médicos descubran defectos congénitos desde que el bebé está en el vientre, o que los identifiquen al poco tiempo de haber nacido. Pero cuando los defectos son leves, generalmente no son descubiertos hasta que el hijo esté grande o cuando ya sea adulto.

Informan los expertos que algunos de los síntomas comunes, según la severidad del caso, son: la coloración azulosa o violácea de la piel, que se conoce como cianosis, por disminución en la oxigenación de la sangre; inflamación del abdomen y alrededor de los ojos; falta de aire al comer, lo que puede interferir con el aumento de peso, o al tener mareos o desmayos.

Existen muchas opciones en cuanto a los tratamientos para estos defectos congénitos del corazón de bebés. En los casos más sencillos se pueden tratar con medicinas o mediante un catéter. Pocas veces es necesario hacer una cirugía de corazón abierto, ahora ya muy común por sus altas probabilidades de ser exitosa.

En  casos  extremos se hace necesario un trasplante de corazón. Más el tratamiento adecuado para la mayoría de casos depende del defecto y la gravedad de sus consecuencias: de la edad del hijo y de sus condiciones de salud. En toda situación deben opinar y decidir el médico de cabecera, un cardiólogo o un cirujano cardiovascular.

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