CIUDAD DEL VATICANO. - “Invito a todos a hacer del próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, una Jornada de ayuno por la paz. Animo de forma especial a los creyentes para que en ese día se dediquen intensamente a la oración y al ayuno. Que la Reina de la paz preserve al mundo de la locura de la guerra”, dijo el Papa en la audiencia del miércoles 23 de febrero.

De esta manera convocaba el Santo Padre a este día de cercanía desde la oración con el pueblo ucraniano que sufre los estragos de la guerra. Y de súplica con la práctica del ayuno ofrecido a Dios, para que se alcance la paz.

Con el Miércoles de Ceniza la Iglesia comienza el tiempo litúrgico de la Cuaresma, y con este signo reconoce que el hombre es nada sin el auxilio de Dios.  Por ello, aún más en estos trágicos hechos para la humanidad, debemos buscar el encuentro con Dios Misericordia y fuente paz.

El Papa Francisco también en su mensaje para esta Cuaresma, reflexiona sobre estas prácticas cristianas de la oración y el ayuno: «No nos cansemos de hacer el bien».

Recuerda el Pontífice que “Jesús nos ha enseñado que es necesario «orar siempre sin desanimarse» (Lc 18,1). Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa”.

Y sobre la práctica del ayuno corporal, exhorta “no nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida”, fortaleciendo así el espíritu para luchar contra el pecado.

Asimismo, como fruto de la oración y el ayuno por la paz en Ucrania, se convierte en gesto de caridad por el hermano que sufre. “Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados”, dice Francisco.

Hagamos de la oración y el ayuno las armas que podrán vencer el pecado, e imploremos a Dios por la paz en el mundo, el fin de la guerra en Ucrania y en las otras naciones que viven la tragedia de la violencia armada.

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Tradición que recuerda que al morir, el cuerpo se convertirá en polvo

Puebla, Pue.- Imponerse o ´´tomar´´ ceniza este miércoles, en el inicio de Cuaresma en las iglesias  principalmente católica y anglicana, no es sólo una tradición, sino un compromiso personal de destruir egoísmos, soberbia y practicar permanentemente la caridad en ayuda a los más necesitados.

La ceniza además, es un signo bíblico y antigua costumbre que recuerda a quienes acuden a recibirla, que algún día van a morir y su cuerpo se convertirá en polvo, por lo cual son invitados al arrepentimiento sincero y a transformar su vida

En este inicio también de la Cuaresma, el Papa Francisco ha recordado que además de la ceniza hay otros signos, como el ayuno y la abstinencia, y del primero, recalcó, más allá de cumplir con una dieta, debe verse como una acción agradable a Dios; en tanto que la abstinencia no se refiere  únicamente a privarse de comer carne de animales, sino  abstenerse de vicios de la lengua como calumniar y criticar sin razón.
 
Sugiere además el Papa 15 sencillos actos de caridad que ha mencionado como manifestaciones concretas del amor a Dios: Saludar –siempre y en todo lugar-; dar las gracias –aunque no debas hacerlo-: recordar a los demás cuánto los  amas; saludar con alegría a las personas que ves a diario; escuchar la historia de otro, sin prejuicios, con amor.

También, detenerte para ayudar y estar atento para quien lo necesite; levantarle los ánimos a alguien; celebrar las cualidades o éxitos de otro; seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita; ayudar cuando se necesite para que otro descanse; corregir con amor, no callar por miedo; limpiar lo que usas en casa;  ayudar a los demás a superar obstáculos; y llamar por teléfono o visitar a tus padres, si tienes la fortuna de que vivan aún,

Igualmente: ayunar de palabras hirientes y trasmitir palabras bondadosas; ayunar de descontentos y llenarse de gratitud; ayunar de enojos y llenarse de mansedumbre y de paciencia; ayunar de pesimismo y llenarse de esperanza y optimismo; ayunar de preocupaciones y llenarse de confianza en Dios; ayunar de quejarse y llenarse de las cosas sencillas de la vida;

Ayuna de presiones y llénate de oración; ayuna de tristezas y amargura y llénate de alegría el corazón; ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los demás; ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación; ayuna de palabras y llénate de silencio y de escuchar a los otros.

Concluye diciendo: si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se llenará de paz, confianza, alegría y vida.

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