“Crisis migratoria en México”

Viernes, 01 Marzo 2019 20:42 Escrito por *Dr. Julián Germán Molina Carrillo.

La Migración es el cambio de residencia de una o varias personas de manera temporal o definitiva, generalmente con la intención de mejorar su situación económica así como su desarrollo personal y familiar.

En 2011, el Estado Mexicano actualizó su marco jurídico-normativo ante las nuevas realidades regionales e internacionales en la materia, resultando la Ley de Migración un importante avance en la protección a los derechos humanos de los migrantes: despenalizando la migración no documentada o irregular y simplificando los procedimientos migratorios.

Además, reconoce la unidad familiar y la protección de los derechos humanos como los ejes rectores de la política migratoria. Enlistando los derechos de los migrantes en un instrumento específico que garantiza que, independientemente de su situación migratoria, cuenten con acceso a la justicia, a los servicios de salud, educación y registro civil, entre otros.

De igual forma brinda reconocimiento legal a la existencia de los grupos de protección a los migrantes (Grupos Beta), al tiempo que prevé un procedimiento especial para la atención de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados y a personas en situación de vulnerabilidad durante su alojamiento y repatriación.

Por otra parte, diversos análisis sobre la migración, evidencian que dicho fenómeno encuentra en la falta de oportunidades económicas en sus países de origen, y el incremento de la violencia e inseguridad, su principal fundamento, observando además que el flujo de migrantes, que transitan a través de México, en su mayoría son centroamericanos buscando llegar a Estados Unidos, de los que el 92% de estos migrantes en tránsito provienen del triángulo norte de América Central (Guatemala, Honduras y El Salvador).

Si bien es cierto, la movilidad de las personas no debe verse como un problema, sino como un hecho histórico y un fenómeno social que caracteriza al mundo globalizado, con aspectos positivos como las aportaciones a la economía, al desarrollo y al enriquecimiento cultural de las sociedades de destino, sin embargo dicho fenómeno puede convertirse en un auténtico problema social cuando se realiza al margen de la normativa y soberanía de los estados nación.

Situación que hemos podido comprobar ampliamente, con el paso impuesto de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos, donde la caravana ha dejado secuelas por donde ha pasado, ya sea por sus exigencias de alimentación, transporte y seguridad a las autoridades mexicanas, como por sus actos antisociales para con un país que les brindó todo el apoyo humano y material que ha estado al alcance de sus posibilidades, en estricto a pego a los tratados internacionales de ayuda a migrantes.

Por otra parte, también es cierto que muchos de estos migrantes, no han alcanzado su objetivo de llegar a la frontera y poder atravesarla, lo que ha originado se hayan quedado en México, convirtiéndose muchos de ellos en demandantes callejeros de ayuda o en el peor de los casos en potenciales delincuentes debido a su situación migratoria que les impide emplearse en nuestro país.

Dicha situación ha colocado a México en una crisis de su sistema migratorio, toda vez que, por razones obvias de su situación económica y social no puede dar asilo a todos los migrantes centroamericanos, que se han quedado en nuestro país, y que dicho sea de paso ni asilo han solicitado, se quedaron a la mala, y por otro lado no puede aprehender a miles de migrantes y crear una crisis humanitaria, la cual, originaría otra aun peor, una crisis de relaciones públicas a nivel internacional.

El problema de la llegada de estos grandes flujos de migrantes centroamericanos a México, con el pretexto de buscar llegar a los Estados Unidos, se está convirtiendo en una bomba de tiempo para el gobierno de López Obrador y para los Estados donde se están asentando dichos grupos, que al darse cuenta que no lograrán su objetivo, se han vuelto presa fácil de los grupos de la delincuencia organizada para emplearlos en actividades ilícitas y por otra parte están demandando una atención y trato humanitario, que el propio Gobierno no está dando a la población más vulnerable.

Debido a lo anterior, es necesario se revise dicha situación y se tomen las medidas que correspondan, ya que para variar México continua siendo el patio trasero de los Estados Unidos y con ello los índices de pobreza y marginación continuarán subiendo, así como la inseguridad por la falta de atención a esta problemática que no parece tener salida.

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