El tradicional desfile del 5 de Mayo

Domingo, 05 Mayo 2019 20:00 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            Para Puebla, el triunfo de México sobre el poderoso ejército francés en 1862, fue un hecho inolvidable, recordado cada año con un desfile cívico-militar que siempre es presenciado por miles de poblanos y de personas que ese día vienen a Puebla a celebrar el triunfo de las armas nacionales, triunfo que afianzó el sentimiento patriótico nacional de la época, cuando apenas habían pasado tres décadas de la Consumación de la Independencia.

            El de ayer, fue un desfile que hizo recordar a muchos sus tiempos escolares. El recorrido, fue el tradicional, el que sustituyó al que durante décadas se hizo del Paseo Bravo, por toda la avenida Reforma pasando por el zócalo y disolviéndose antes de llegar al río de San Francisco.

            El cambio al boulevard 5 de Mayo, fue por la necesidad de realizar ese acto en un espacio más amplio, por el aumento de los participantes en el propio desfile y por el desbordamiento del pueblo que acudía a presenciarlo. Además, por la construcción del boulevard que lleva el nombre “5 de Mayo” precisamente para recordar ese hecho.

            Cuando el desfile solo recorría la avenida Reforma y parte de su prolongación, que hoy lleva el nombre de Juan de Palafox y Mendoza, la capital del Estado, apenas llegaba al cuarto de millón de habitantes. En el censo de 1960, casi llegaba a los 300 mil y en 1962, cuando se celebró el centenario de la histórica batalla, apenas rebasaba esa cifra.

               Fue precisamente en el centenario, en 1962, cuando se llevó a cabo el menos lucido, pero el que más público tuvo.

                Ese día, 5 de mayo de 1862, la ciudad amaneció con miles de visitantes procedentes de la capital de la república. De la noche a la mañana, Puebla había duplicado su población.

                El presidente de la República, Adolfo López Mateos, después de haber inaugurado la autopista México Puebla, hizo su entrada triunfal, porque esa sí que fue triunfal, por la 25 Poniente, habiendo sido aclamado por una multitud incalculable.

                Nunca antes, nunca después, un presidente mexicano había sido recibido con tanto entusiasmo, con tanta alegría, como lo fue López Mateos, tal vez el más simpático, el de mayor carisma de los mandatarios mexicanos de la época.

                 A la hora del desfile la Avenida Reforma y la que hoy lleva el nombre de Palafox y Mendosa, habían sido ocupadas por miles y miles de personas. No cabía un alfiler más. Los balcones de las casas por donde sería el recorrido, estaban llenos de gente.

              Uno de los atractivos más esperados del desfile, desde fines de los años cincuenta, era el paso de los contingentes de los seis centros escolares construidos durante el gobierno de Rafael Avila Camacho: Puebla, Cholula, Ciudad Serdán, Tehuacán, Teziutlán e Izúcar de Matamoros, que competían con sus pasos marciales y sus bandas de guerra.

              Ese día no participaron. El desfile fue exclusivamente militar, con alguna participación de los Charros y del batallón de “Zacapoaxtla” infaltable en esa celebración.

               Pero tampoco fue militar en el estricto sentido de la palabra. Marcharon elementos de la XXV Zona Militar, contingentes de la Marina, Escuelas Militares  y surcaron el aire de Puebla, los primeros jets de la Fuerza Aérea Mexicana, pero el grueso del desfile lo integraron miles y miles de conscriptos del Servicio Militar Nacional, mal uniformados y mal entrenados para marchar con el garbo, con la gallardía necesarias. Su paso, que parecía interminable, aburrió a muchos.

                Pero en general los festejos fueron lucidores: se inauguró el Centro Cívico 5 de Mayo en los cerros de Guadalupe y Loreto; hubo corridas de toros, palenque y la primera feria de Puebla, que tuvo una ubicación en terrenos que ahora son la Preparatoria Benito Juárez, de la BUAP, en el fraccionamiento San Manuel.

                El presidente fue acompañado por todo su gabinete: aquí estuvieron Gustavo Díaz Ordaz, secretario de Gobernación; Donato Miranda Fonseca, primer Secretario de la Presidencia; Ernesto P. Uruchurtu, jefe de gobierno del Distrito Federal; Carrillo Flores, secretario de Hacienda, y muchos otros personajes del mundo oficial.

                Gobernaba a la entidad el señor Fausto M. Ortega, que estaba por terminar su periodo (1963) y ya había estallado el llamado Movimiento de Reforma Universitaria, o sea, la guerra entre el liberalismo y el conservadurismo de Puebla.

                Cincuenta y siete años han pasado desde entonces: los experimentos recientes de cambiar el recorrido del desfile, llevándolo casi a la salida de la autopista México-Puebla, congran cantidad de carros alegóricos y otros atractivos muy costosos por cierto, no dio resultados. Se ha vuelto a lo tradicional, con el aplauso de muchos.

                En la tribuna ayer, estuvieron el gobernador Guillermo  Pacheco Pulido, acompañado de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien trajo la representación del Presidente López Obrador, pues él ha dicho, que visitará nuevamente Puebla, después de la elección de gobernador, para que su visita no se mal interprete.

                 Los conscriptos poblanos, rindieron protesta en los patios de la sede de la XXV Zona Militar antes del desfile.

                 Hubo un buen número de visitantes que llenaron el zócalo y la zona histórica donde ocurrieron los hechos de hace más de 150 años.

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