Columna | P U L S O P O L I T I C O
Después de seis largos años en los que las empresas poblanas fueron borradas del mapa por un gobierno estatal proclive a todo lo fuereño, los empresarios poblanos deben estar contentos al enterarse por voz del propio gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta y de la secretaria de Economía del Estado, Olivia Salomón, que en este gobierno, las empresas poblanas tendrán preferencia y serán impulsadas para alcanzar su pleno desarrollo, siempre y cuando sean respetuosas de nuestra legislación vigente, se conduzcan con honestidad y con respeto a los derechos laborales de sus trabajadores.
El jefe del Ejecutivo y la secretaria de Economía, hablaron con directivos de la RPC Consulting Group, fabricante de moldes para autopartes. Expresaron su intención de impulsar a las empresas locales y de reconocer los méritos de empresarios y trabajadores poblanos. La representación de la mencionada firma, informó de los éxitos que han alcanzado en países a los que exportan parte de su producción.
El presidente Andrés Manuel López Obrador sabía que desmontar un sistema corrupto, sin sensibilidad social, sin sentimiento patriótico, no iba a ser cosa fácil. Tal vez por eso, ha venido enfrentando con tranquilidad y sin desviarse de su objetivo, los sistemáticos ataques de lo que el llama sus adversarios, que son todos aquellos que poco o mucho, se han visto afectados en sus intereses.
El error de Culiacán, Sinaloa, pareciera que fue la voz de arranque para una campaña antigubernamental, en la que participan activamente los expresidentes panistas, la dirigencia nacional de ese partido, diputados federales y locales y senadores también blanquiazules.
Contrariamente a lo que hacen Fox y Calderón, en gran parte responsables de los grandes problemas, como el de la inseguridad y la violencia, que todavía estamos padeciendo, los ex presidentes priístas, aun el más golpeado como Peña Nieto, no dicen una palabra. Mantienen la sana costumbre de no meterse en los asuntos de gobierno, después de haber ejercido ellos, el máximo poder en nuestro país.
A Luis Echeverría Alvarez, se le mantuvo en prisión domiciliaria a sus casi noventa años de edad, durante el gobierno del panista Vicente Fox y Echeverría, nunca dijo nada, pese a la ola de críticas a su gobierno que surgieron de todas partes para hacer leña del árbol caído.
Los panistas en cambio, andan como chivos en cristalería: criticando, insultando, regañando, calificando las acciones del actual gobierno, como si ellos hubieran hecho un gran papel cuando ocuparon la presidencia; como si los problemas con que recibieron al país, se hubieran resuelto y no agravado, como realmente ocurrió.
Como en todo, hay políticos maduros e inmaduros y los priístas deben ubicarse en el primer caso y los panistas en el segundo. Las actitudes panistas están demostrando su total falta de madurez. Parecen adolescentes echando pleito contra los que les ganaron la mesa directiva de la sociedad de alumnos de una secundaria.
La frase foxista de “Vamos a romperle la madre a la Cuarta Transformación” es una muestra de la mentalidad juvenil, pero muy juvenil, del ex presidente. La frase calderonista de: “El presidente trata de distraer al pueblo para ocultar sus fracasos”, oculta su frustración: El como presidente de la república, fue un rotundo fracaso, que incluso no pudo cumplir su mayor ofrecimiento de campaña, de ser “el Presidente del Empleo”. Por el contrario, fue el presidente del desempleo.
Quienes trajeron a México, la llemada “guerra sucia”, importando incluso a expertos extranjeros en la materia, para “acabar” con sus opositores, fueron los panistas.
Y a partir de entonces, la política mexicana de un actividad respetable, pasó a ser vulgar, arrabalera.
La guerra sucia o guerra de lodo, como también se le llama, consiste en insultar, en acabar con la honra de un político acusándolo de todo lo malo habido y por haber. Es una guerra a base de chismes y rumores y a nadie le importa meterse en la vida privada de los adversarios. “La guerra es la guerra”, dicen para justificarse y se olvidan de su pretendido afán de defender la religión de la mayoría del pueblo, como siempre ofrecían: de enseñar la religión católica mayoritaria todavía en el país, para recobrar los valores que según ellos se habían perdido con los gobiernos liberales y juaristas, a través de la educación laica.
Los primeros panistas, los de las décadas de los cuarenta, cincuenta y hasta de los sesenta, mantenían la congruencia entre sus ideas y sus acciones. Pero les llegó la modernidad incluida la “guerra sucia” y se echaron a perder. Ellos sí necesitan, no clases de religión, sino de decencia, de civilidad política y de historia patria.
Impulso a empresas poblanas anuncia LMBH
Martes, 05 Noviembre 2019 17:49 Escrito por Gabriel Sánchez AndracaDeja un comentario
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