Ayer, el senador de la república, Alejandro Armenta Mier, presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público en la Cámara de Senadores, en plática con un grupo de columnistas, habló de los trabajos que en el primer año del actual gobierno, han realizado los senadores, para combatir la corrupción, establecer un gobierno de austeridad republicana, salvar a las empresas estatales como PEMEX y la CFE, de la ruina total, de las decisiones tomadas y plasmadas en leyes, para combatir la inseguridad y la violencia.....

            En el programa de austeridad, se busca abolir dispendios, es decir, gastos innecesarios, para de ahí obtener recursos de arranque con los que se cubrirían los rezagos sociales y revivir la inversión pública, pero sin tocar los componentes de la política fiscal que son la cuestión tributaria y la deuda pública.

          Dijo que los instrumentos de la Cuarta Transformación, deben tener un equilibrio entre política monetaria, financiera y de ingreso y gasto público proactivas, instrumentadas e integrales, para lograr que el desarrollo productivo sea incluyente y equitativo.

           El quehacer legislativo, señaló el senador Armenta, es tarea compleja, con múltiples insumos para atender las exigencias sociales y a su vez concretarlas en normas jurídicas. Por lo tanto, como Senador de la República, tengo la obligación de hacer realidad los compromisos que nos exige la patria para cambiar el rumbo de nuestra nación.

           Al iniciar sus actividades el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se encontró una situación de desastre en PEMEX y en la Comisión Federal de Electricidad. México estaba a punto de perder su soberanía energética, como ya había perdido soberanía alimentaria.

          Se había derrumbado la producción de crudo y estamos importando gasolina de Estados Unidos. La situación ya cambió. Se ha elevado la producción petrolera, se están renovando las pocas refinerías con que contamos además de que se está construyendo la de Dos Bocas y pronto la empresa petrolera del estado mexicano, estará en franca recuperación.

          En lo que se refiere a electricidad, la CFE ya solo producía menos del 50 por ciento de la electricidad y pronto estaríamos en desventaja con las empresas privadas que se hicieron cargo de esa función.

          Para reactivar al campo, ya se están reconstruyendo las plantas productoras de fertilizantes, que estaban paradas pese a las grandes necesidades que los campesinos tenían de abonos y semillas mejoradas. No había una solo fábrica de fertilizantes que estuviera trabajando. Los abonos se importaban y altos funcionarios se beneficiaban con eso.

           La corrupción lo invadía todo, dijo Armenta, porque era un vicio fomentado desde arriba y participaban en ello, los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

            Leyes y decretos que consideraban a la corrupción como delito no grave, ya fueron desechados; tampoco se permite ya la impunidad. Son muchos los casos que el gobierno federal ya está atendiendo y hay funcionarios de alto nivel que están en la cárcel. Resulta increíble que los dirigentes sindicales de PEMEX, fueran los principales participantes en el robo y venta ilegal de combustibles.

           El senado a estado pendiente en todo este proceso, emitiendo leyes cuyo objetivo es corregir lo que está mal, lo que daña a la nación, impide el desarrollo general de México y fomenta la desigualdad.

           Sobre Puebla, el senador morenista, considera que va bien. El gobernador Barbosa Huerta, tiene sensibilidad social y oficio político que le permite tomar las decisiones adecuadas para resolver los problemas.

           Tenemos una estrecha relación, como debe ser, entre el Ejecutivo y quienes representamos al Poder Legislativo, pues eso ayuda a atender con mayor celeridad y eficiencia, los problemas que  se presentan.

          El problema radica, opinamos nosotros, en que el partido en el poder, Morena, no acaba de consolidarse como partido político, con estructura, organización, disciplin y línea ideológica común.

           Tiene los vicios y los problemas internos que confrontan todos los partidos mexicanos que ni siquiera son capaces de ser opositores realistas, bien informados y patriotas. Y sin un fuerte partido que apoye todos estos cambios, hay el peligro de que ocurra lo que pasó en Bolivia: un pequeño grupo fue capaz de derribar a un gobierno progresista que había sacado de la miseria a la mitad de los pobres de ese país y había logrado un PIB del cinco por ciento, nunca antes alcanzado por los bolivianos.