Columna | P U L S O   P O L I T I C O

          Es un hecho que por primera vez en su historia, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, BUAP, tendrá como rectora para los próximos cuatro años, a una mujer y lo que se da como un hecho, es que será la investigadora, académica y ex funcionaria de la institución, Lilia Cedillo, pues es quien resultó mejor evaluada y con mucho más apoyo de académicos, estudiantes y personal administrativo, según los integrantes de la Comisión del Consejo Universitario que realizaron la auscultación.

        Esta semana se pondrá a consideración del Consejo Universitario el informe respectivo y se procederá a la designación.

      Los aspirantes a la rectoría fueron tres: Lilia Cedillo, Guadalupe Grajales, y Ricardo Paredes, también académicos. Todo parece indicar, que la maestra Grajales, como lo anunció desde su postulación en que acusó a las autoridades universitarias de tener los dados cargados hacia Lilia Cedillo, tratará de judicializar el proceso, pues dijo que ella por por elección o por la vía legal, llegaría a la rectoría.

       El maestro Ricardo Paredes, siempre se mostró mucho más cauto y realista y seguramente aceptará la decisión del Consejo.

       En esta ocasión no habrá elecciones por votación directa y secreta de los integrantes de las 43 unidades académicas de la BUAP, pues la institución ha estado desmovilizada por la pandemia, por eso la decisión del Consejo, fue no llevar a cabo elecciones directas sino en forma indirecta.

        DOÑA GENOVEVA HUERTA Y DON JESUS GILES, presidenta y secretario general del Partido Acción Nacional en Puebla, echaron de su ronco pecho en el acto celebrado para recordar el 82 aniversario de la fundación de su partido.

         Se dijeron auténticos panistas, pero ninguna mención hicieron de su fundador Manuel Gómez Morín, uno de los intelectuales más brillantes del siglo XX en México, ex rector de la UNAM, fundador del Banco de México y su primer presidente del Consejo Administrativo y muchas cosas más. Sí dijeron algunas frases suyas, pero sin mencionarlo: “Hay que mover las almas” y “nuestra lucha será lucha de eternidad”.

          En cambio expresaron que los gobernadores panistas de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas y Erika Alonso, dejaron su legado de luchar por el bien común de Puebla y trabajar incansablemente por la unidad de los panistas poblanos.

        El primer gobernador panista que tuvo Puebla, no pudo hacer un llamado a la unidad, porque el propició la división del partido al formar en su interior, un grupo identificado con su apellido “morenovallista” al cual ellos, doña Genoveva y don Jesús, pertenecen.

        El primer gobierno panista, llevó al gobierno del estado a varios priístas, pero solo a un panista, para ocupar los principales cargos de su gobierno.

        Los que ya tenían carta de naturalización panista, por haber sido de la primera corriente neopanista, cuando el PAN se alquiló como franquicia comercial de los grupos empresariales de la ultraderecha, a raíz de la nacionalización de la banca: como  el ex senador Aguilar Coronado, el ex diputado local y federal Francisco Fraile, el ex dirigente estatal y diputado también, Rafael Grajales y la ex integrante del gabinete del presidente Fox y ex diputada federal y ex candidata panista a todo, Ana Teresa Aranda, los hizo huir de Puebla. Ana Teresa, rompió con el PAN y los demás salieron huyendo.

          Poner de ejemplo al primer gobierno panista, como modelo de eficiencia y de amor por su pueblo, así como de panista auténtico, es terriblemente absurdo. Hablar del legado de la señora Martha Erika Alonso, cuando solo gobernó dos meses, es por lo menos demagógico.

          Decir que el PAN ha sido el partido más importante de Puebla, es no conocer el desarrollo de la política local. Acción Nacional se fundó en Puebla, en los años cincuenta. Sus promotores fueron el ingeniero Marcos Mastretta, el ingeniero Luis Hinojosa y el licenciado Miguel López y González Pacheco, entre otros.

          Su crecimiento fue bastante lento, pese a que los panistas a nivel nacional se ostentaban como católicos, antijuarístas y enemigos de la educación laica.

        Tuvo un crecimiento importante cuando lanzó como candidato a la presidencia municipal, al señor Roberto Cañedo, que nunca dijo ser del PAN, pero era un hombre estimado y conocido en Puebla. Su primer auténtico triunfo, por mayoría de votos, fue en los años sesenta, cuando los contadores Alejandro Cañedo y Miguel Fernández del Campo, ganaron las dos diputaciones federales que entonces tenía la ciudad capital, a los candidatos de las centrales obreras CTM y FROC.  El gobernador de entonces era el ingeniero Aarón Merino Fernández.

         La ya casi segura reelección de Marko Cortés, como dirigente nacional, representa un fuerte apoyo para la reelección de la morenovallista Genoveva Huerta, en Puebla. Pero hay oposición en México y aquí.

        RAUL BONILLA MARQUEZ Y EL GRUPO UNIDAD Sindical Antirreleccionista, del Sindicato de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado y Organismos Descentralizados, denunciaron las intenciones de la actual dirigente de dicha organización de reelegirse en el cargo, pese a que los estatutos de la organización sindical, lo prohíben.

        En su artículo 66, los estatutos sindicales establecen que la convocatoria para la renovación de directiva sindical, con 30 días antes de la elección, a fin de que se inscriban los candidatos que deseen participar en ese proceso.

       Las elecciones se harán en noviembre pues en la primera semana de diciembre, deberá tomar posesión la nueva directiva para los próximos cuatro años.

        La dirigencia actual no ha lanzado la convocatoria y ya debería hacerlo. Ellos conforman un grupo de 850 trabajadores que se oponen a la reelección. El total de los empleados sindicalizados es de 3 mil 500.