Columna | P U L S O   P O L I T I C O

         A través de nuestra historia patria, siempre han existido dos corrientes antagónicas: la liberal y la conservadora. Para los liberales el consumador de la Independencia fue Vicente Guerrero Saldaña; para los conservadores, lo ha sido Agustín de Iturbide. La realidad es que hubo un acuerdo basado en la propuesta de Iturbide para lograr la Independencia de México, la creación de nuestra Enseña Patria y la unión del Ejército Insurgente y el realista, para entrar a la capital del país, como Ejecito Trigarante.

          Aceptando que esas fueron propuestas de Iturbide, que era hábil y buen negociador, fue Vicente Guerrero, representante de la insurgencia, quien aceptó por patriotismo y para parar el derramamiento de sangre que llevaba ya once años.

           Las propuestas de Iturbide no tuvieron como las de Guerrero Saldaña, un interés patriótico, sino un interés meramente personal. Sabía que los potentados criollos aceptarían el tratado, con tal de que no se llegara a imponer la Constitución de Cádiz, que ya reconocía la igualdad de españoles y novohispanos y que terminaba con muchos de los abusos que se cometían con la población nativa.

            Iturbide se proclamó emperador, esa era su meta y no la libertad del país. Sabía que España nada podía hacer para impedirlo, pues estaba invadida por las fuerzas de Napoleón Bonaparte.

           Como oficial del ejército realista, Agustín de Iturbide fue especialmente duro, cruel con los insurgentes. Cuando fue aprehendido en Michoacán el general Mariano Matamoros, premió al soldado que lo hizo, cuyo nombre era el de Eusebio Rodríguez, con dinero en efectivo, y ordenó el inmediato fusilamiento del cura insurgente. Como emperador fue tan ineficiente, que hubo una rebelión en su contra, lo aprehendieron y fue fusilado. Por su conducta cruel contra los insurgentes (ordenaba quemar a los pueblos que se unieran en la lucha por la libertad y por órdenes suyas fueron fusiladas las mujeres de los insurgentes en una ocasión, para obligarlos a rendirse) no puede ser considerado como héroe aunque haya sido el hábil negociador para terminar con la guerra.

         Lucas Alamán, un escritor conservador de esa época, calificó la entrada del Ejército Trigarante a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, como el más feliz de nuestra historia.

         El primer centenario de esa fecha se celebró con gran entusiasmo, durante la presidencia de Alvaro Obregón. Hoy habrá una gran fiesta nacional con motivo de los 200 años.

           HAY UN PROBLEMA CON MOTIVO DE la reelección de varios presidentes municipales, que requiere la inmediata atención de los nuevos diputados locales: ¿Qué se va a hacer en los casos de los alcaldes reelectos, cuyas cuentas públicas del ejercicio que termina en el ya inminente mes de octubre, no han sido aprobadas?

          DOÑA GENOVEVA HUERTA, LA DIRIGENTE del PAN estatal, anda imparable luchando por su reelección. Estuvo en Venustiano Carranza, allá en la sierra norte y exhortó a sus correligionarios, que no son muchos, a mantener la unidad interna, que no existe, para que el partido Acción Nacional, pueda demostrar su fuerza en el estado, que tampoco la hay.

          También pidió a los alcaldes panistas de la zona de Xicotepec de Juárez, que son poquitos, que demuestren cómo gobierna el PAN, luchando por la grandeza de Puebla.

          Ya en el estado gobernó Acción Nacional y su lucha no fue por la grandeza de Puebla, aunque haya realizado obras suntuosas y sumamente caras. No fueron para lograr la grandeza de Puebla, fueron para sumir a la entidad en una deuda multimillonaria de la que el estado saldrá hasta dentro de 30 años, pagando miles de millones tan solo de intereses por esa deuda.

          Las obras realizadas, como las ciclopistas elevadas, el estrambótico museo mundial del Barroco, los pasos a desnivel, una rueda de la fortuna llamada cursilonamente “la novia de Puebla” y otras jaladitas que no representaron ningún beneficio para las clases populares. Por el contrario: en la primera mitad del gobierno panista, la ciudad de Puebla fue declarada por la Coneval, como la ciudad capital de un estado, con mayor número de pobres.

          Sin embargo hay que reconocer que por lo menos los panistas ya se han dado cuenta de la importancia de tener un buen sistema de información, algo de lo que carecen los demás partidos, incluyendo a Morena, que es el partido en el poder y al PRI, que siempre fue modelo en el aspecto informativo.