Nuestra cruz en unión con Cristo

Domingo, 26 Febrero 2023 12:01 Escrito por Víctor CORCOBA HERRERO / Escritor

Reflexión Poética | Compartiendo Diálogos Conmigo Mismo

(Todos somos penitentes en camino de conversión. Defendamos, entonces, la invitación de la solemnidad acogiendo el itinerario espiritual. Cada cual con su cruz, por pesada que nos parezca, ha de propiciar la paciencia y ser perseverante. Con humildad y confianza se debe de tomar el impulso. Las luchas interiores se afrontan con las armas de la penitencia, mediante la plegaria incesante, la templanza necesaria y la comprensión precisa, como hizo el Unigénito en el desierto, trasfigurando los pasos terrenales en marchas celestes).

I.- EN ORACIÓN PERPETUA

Para escucharse hagamos mutismo,
marchemos a la soledad de la cruz,
tomemos la iniciativa de rectificar,
renunciando a toda riada de males,
sin guardarse nada de nada para sí.

En la súplica del donarse se anida,  
el más puro sueño de los caminos;
cohabitando en la palabra divina,
que llama a recogerse y a rehacerse,
a quererse y contemplarse cada día.

No hay mejor rezo que repoblarse,
para descubrir los talentos dados,
cumpliendo la voluntad gloriosa,
de no apartarnos del amor eterno;
declarado en Jesús, nuestro Señor.

II.- EN AYUNO PENITENCIAL

Hay que despojarse de los objetos,
desprenderse de las cosas visibles,  
privarse de aquellos vicios ocultos,
inductores del enérgico desaliento,
y productores del poseer sin el ser.

Alejémonos de este afán posesivo,
sintámonos redimidos de cargas,
considerémonos un corazón libre,
con la ayuda del Salvador nuestro,
que nos guarda en todo momento.

Por tanto, aguardemos el instante,
de hacer una pausa en el camino,
de ayunar sin poner cara de triste,
de orar sin hacer ruido para oírse,
en placidez íntima con los demás.
 
III.-  EN MISERICORDIA PERENNE

Jesucristo es el rastro y el rostro
vivo, el cauce que nos encauza
hacia el Padre, la ráfaga de luz
que nos vuelve hacia la verdad;
verdad que se envuelve de vida.

Puesta la mirada en el Redentor,
en Él todo habla de indulgencia,
nada en Él germina sin caridad,
voz que me enamora en plenitud,
hasta el extremo de entregarme.

Ausentarse de la palabra divina,
es desorientarse e ir a la deriva.
Pongamos en misión hallarnos,
con ese latido que siempre está:
dando clemencia, vertiendo paz.

Víctor Corcoba Herrero
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