PUEBLA, Pue. - La Orden Mercedaria, aparece en un momento conflictivo de la vida de la Europa medieval, que se encontraba en guerra con el mundo musulmán que en ese momento estaba en constante expansión. El mundo cristiano ha tomado las armas para defender las personas y los lugares cristianos como consecuencia de estas contiendas cotidianas, tantos bienes materiales, y personas son transportados por los musulmanes para ser vendidos a buen precio. Este proceso bélico duró más de seiscientos años y produjo una gran cantidad de prisioneros de guerra, a los que se denomina cautivos, como consta en la ley primera del Título XXIX de Las Siete Partidas, de Alfonso X el Sabio. Los cautivos del Islam quedaban reducidos a la condición de esclavos, pues eran botín de guerra, sometidos al dominio absoluto de sus dueños. En consecuencia, cristiano cautivo y cristiano esclavo eran sinónimos. En el siglo XIII, ésa era la triste condición de innumerables cristianos de los países sureños de Europa.

La cautividad acarrearía problemas de orden social, político, económico y religioso. En el marco de este contexto histórico el Señor ha suscitado en la Iglesia un apóstol para esta gran tarea: Pedro Nolasco. Este caballero de la libertad, que nace entorno al año 1180, es un creyente de profunda piedad, un fiel devoto de la Madre de Dios, que será su Madre y la Protectora de la obra, que el Señor ha suscitado. Siendo Nolasco hijo de un mercader, aprendió bien el oficio de su padre, y ahora su mercancía es de un valor altísimo, pues lo que transporta son seres humanos a los que brinda una vida digna y libre.

Los primeros pasos de su apostolado fueron en Barcelona, lugar en el que al terminar con la herencia familiar, buscó consejo en el Señor y El, le suscitó iniciar esta misión para el bien de sus hermanos. Surge así la Orden de la Merced un 10 de agosto de 1218, y a lo largo de casi ocho siglos, ha sido un instrumento de redención. Pues allí donde no haya libertad está el trabajo de un mercedario, pues para ser libres nos liberó Cristo, y si es preciso al igual que el Redentor de la humanidad, estamos llamados a dar la vida en rescate por aquellos que lo requieren (nuestro cuarto voto). Hoy la Merced está en cuatro continentes, buscando llevar libertad desde diversos apostolados: refugiados, encarcelados, niños huérfanos, educación, las misiones, el servicio parroquial, campañas de apoyo a diversos sectores del mundo de acuerdo a sus necesidades.