A 60 años de la caída de Antonio Nava Castillo

Jueves, 24 Octubre 2024 20:02 Escrito por Raúl Torres Salmerón

Columna | SIN LÍMITES

*Intereses políticos, empresariales y estudiantiles en el conflicto lechero

La caída de Antonio Nava Castillo el 30 de octubre de 1964, inició una época aciaga para Puebla. En un lapso de 12 años, de 1963 a 1975, Puebla tuvo seis gobernadores: Antonio Nava Castillo, Aarón Merino Fernández, Rafael Moreno Valle, abuelo del Gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, Mario Mellado García, Gonzalo Bautista O’Farril y Guillermo Morales Blumenkron, hasta que llegó a cancelar odios y rencores para terminar su mandato constitucional Alfredo Toqui Fernández de Lara de 1975 a 1981.

El general Antonio Nava Castillo, arbitrario y prepotente, electo Gobernador en 1963, tras 20 meses y 20 días solicitó licencia por conflictos con universitarios, conocido popularmente como “el problema de la leche”. En esa época la universidad se dividió entre Carolinos y Fuas, es decir, la izquierda contra la derecha.

Lo sustituyó en 1965 Aarón Merino Fernández conocido como el modernizador de Puebla con la instalación de Hylsa y Volkswagen y el entubamiento del río San Francisco.

Otro general, Rafael Moreno Valle fue electo para el periodo 1969 a 1975, que no terminó –estuvo 3 años con 21 días– los conflictos con campesinos hicieron que oficialmente pidiera licencia por “enfermedad”.

Lo sustituyó del 23 de marzo al 14 de abril de 1972, Mario Mellado García. El Congreso nombró sustituto a Gonzalo Bautista O’Farril, alcalde de Puebla Capital, quien gobernó un año 15 días y fue obligado a renunciar por conflictos universitarios. Nuevamente los Fuas y Carolinos pelearon, hubo represión gubernamental y escándalos. En 1972, los expulsados de la UAP fundaron la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Ocupó su lugar Guillermo Morales Blumenkron, un radiodifusor quien concluyó ese sexenio en medio de problemas. El doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara (1975-1981) fue candidato al gobierno. Su lema de campaña reflejaba la situación en Puebla: “Cancelemos odios y rencores”. Logró concluir su sexenio, cosa inusitada en la Puebla de esa época, luego de seis gobernadores en 12 años.

Don Manuel Sánchez Pontón, notable periodista poblano (qepd), publicó en su columna Mirada Crítica, del diario El Heraldo de Puebla en 2016, un resumen de los hechos. La historia del derrocamiento del Gobernador Antonio Nava Castillo fue la siguiente:

El 30 de octubre se cumple un aniversario más de la caída del General Antonio Nava Castillo de su cargo de Gobernador del Estado de Puebla, que encierra interesantes lecturas no solo de la historia de nuestro Estado, sino también de la historia política de nuestro país.

Nava Castillo, nacido en el pueblo de Ixcaquixtla, perteneciente al ex distrito de Tepexi, se había graduado en el Colegio Militar y había sido uno de los grandes jugadores de polo que hubo en la década de los 40 en México, al lado, entre otros, de Humberto Mariles, jinete que alcanzó fama internacional.

1962 era un año especial para el Estado de Puebla. Se celebraba El centenario de la gloriosa triunfal batalla del ejército del Presidente Benito Juárez, comandado por el General Ignacio Zaragoza, contra el Ejército invasor francés, que era en esa época el más poderoso del mundo. Pero también era el año en que debería renovarse, por medio de elecciones, el Gobierno del Estado.

Los grupos empresariales poblanos, deseosos de tomar revancha de su derrota de un año antes, 1961, hicieron presión política, tratando de colocar a uno de sus integrantes, Eduardo Cué Merlo y Gonzalo Bautista O´Farril, organizaron una caravana con cientos de automóviles.  Fueron recibidos en Palacio Nacional por el Presidente Adolfo López Mateos, quien escuchó su petición y les dijo que, en breves días, quedaría resuelta la sucesión en Puebla.

En la capital del país se movieron dos fuerzas que favorecían la candidatura del General Nava Castillo: la de uno de los equipos que rodeaban al Presidente –Donato Miranda Fonseca, Humberto Romero y el General José Gómez Huerta, el primero Secretario, el segundo Secretario Privado y el tercero Jefe del Estado Mayor Presidencial, así como la viuda del ex Presidente Manuel Ávila Camacho, doña Soledad Orozco, quienes apoyaron a Nava Castillo y finalmente, lograron que fuera el candidato a la gubernatura.

Nava Castillo llegó a Puebla con grandes deseos de servir a su patria chica y comenzó muy bien, a construir, en coordinación con el Ayuntamiento que encabezó uno de los servidores públicos más honorables y talentosos que ha habido, el Doctor Carlos Vergara Soto, nada menos que el entubamiento del río de San Francisco, que a lo largo de más de cuatros siglos había provocado, al salirse de cauce durante la temporada de lluvias, pavorosas inundaciones en los viejos barrios de la ciudad.

Además, el río estaba convertido en el recolector de las aguas negras de la ciudad. Esto provocaba olores y focos de infección.

Ninguno de los gobiernos anteriores, a lo largo de siglos, se atrevió a emprender esa gran obra. Nava, en menos de dos años que duró su gobierno y con un presupuesto muy escaso, construyó también la gran calzada a la que dio el nombre de Defensores de la República y el mercado 5 de Mayo, en 18 Poniente y 5 Norte.

Pero si había empezado su sexenio como un buen Gobernador, ¿qué fue lo que causó su estrepitosa caída cuando apenas estaba por cumplir apenas el segundo año de su sexenio?

EL PROBLEMA, LA FORMACIÓN MILITAR

El general Antonio Nava Castillo era hombre bien Intencionado, pero su formación militar le impidió hacer un buen papel como político. En Puebla, concretamente, su desenfrenado autoritarismo lo llevó al desastre.

Un mes después de haber tomado posesión como Gobernador de Puebla tuvo un primer enfrentamiento con el Grupo de ultraderecha (el Frente Universitario Anticomunista) que armó un gran escándalo en el Salón Barroco del edificio Carolino. Presidía el acto el General Nava y ordenó al Jefe de la Policía, General Gilberto Lepe que detuviera a los revoltosos, unos 40 y los mantuviera presos durante tres días en los separos de la Inspección de Policía, luego ordenó que los pusieron en libertad.

Todo volvió a la normalidad, pero el mes de octubre del año siguiente, 1964, Nava envió al congreso un proyecto de Ley de Pasteurización de la Leche, que entregaba toda la producción del lácteo al monopolio de acaudalados ganaderos del Estado. Esto, como era natural, provocó el rechazo de los pequeños productores y de los emprendedores y repartidores, quienes organizaron una marcha el día 3 para protestar contra la entrega obligatoria de toda la producción de leche del Estado al monopolio. Nava ordenó la represión de los lecheros, muchos de los cuales fueron salvajemente agredidos por la policía y otros más detenidos.

El día siguiente, los estudiantes de la UAP llevaron a cabo una manifestación de apoyo para los lecheros. Y el gobernador ordenó una nueva represión, ésta vez contra los universitarios. Inclusive, la policía allanó para golpearlos, el edificio Carolino.

Esto movilizó a miles de personas que llevaron a cabo mítines diarios, por las noches, en el Zócalo y la batalla creció por el apoyo de los sectores sociales que estaban indignados por la conducta arbitraria de funcionarios del Gobierno de Nava.

Pero hubo otro factor que se conjugó contra Nava Castillo, a quien había apoyado, para que llegara al Gobierno de Puebla, formado por los colaboradores más cercanos al Presidente Adolfo López Mateos o sea Donato Miranda Fonseca, Secretario de la Presidencia; Humberto Romero, Secretario Particular y el General José Gómez Huerta, Jefe del Estado Mayor Presidencial.

Nava Castillo se comprometió a apoyar al año siguiente como Gobernador de Puebla, la candidatura presidencial de Donato Miranda. Sólo que Nava, al darse cuenta de que el “Tapado” era Gustavo Díaz Ordaz, Secretario de Gobernación, se pasó a las filas de partidarios de éste.

Cuando estalló el conflicto entre lecheros y estudiantes contra el Gobernador, tomó la bandera el Rector Manuel Lara y Parra, quien acompañado de maestros y estudiantes solicitó en repetidas ocasiones en la Presidencia y en la Secretaría de Gobernación, la caída de Nava, recibiendo gran apoyo de Miranda, Romero y Gómez Huerta, que así quisieron vengarse de Nava, al que calificaban de traidor por haberse pasado a las filas díazordacistas en l964, año de la elección presidencial.

Nava se estaba salvando, pero la noche del 29 de octubre, un grupo de “gorilas” golpeó salvajemente a estudiantes que pegaban carteles de propaganda contra el Gobernador. Nunca se supo si esos agresores eran enviados de Nava o Miranda y socios o del Coronel Luis Sánchez Domínguez, quien era Contralor General del Estado. Lo cierto es que éste último hecho determinó la caída de Nava el 30 de octubre. Al día siguiente, día 31, tomó posesión como Gobernador el Ingeniero Aarón Merino Fernández.

Hasta aquí el resumen del periodista Sánchez Pontón.

En fin, como escribió el estudiante de Medicina, Marco Tulio Orduña, en la lucha universitaria de Puebla en 1964:

Fue aquella juventud, viril y fuerte
que la universidad había albergado,
y que al partir hacia el deber sagrado,
no le importó si encontraría la muerte.
Nunca hubo así tan desigual batalla,
se cambiaron las piedras por las balas,
y al desplegar las juveniles alas,
recibieron en los pechos la metralla.

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