El vicario de Tlapa: de sacerdote a revolucionario

Martes, 25 Febrero 2025 19:40 Escrito por Silvestre Hernando Alconedo

Era una tarde de finales de mayo, habían iniciado las primeras lluvias y el calor se sentía con mayor intensidad, el verano se anunciaba. ¡Muchachos, siéntense por favor!, disculpen llegue cuando terminaba de llover y me senté frente a la estatua de nuestro insurgente, ¿y saben por qué?, - ¿por qué señor barbado? – preguntó Sebastián-, miren, hace muchos años se rescataron los restos de nuestros héroes, de la independencia, Mariano Antonio Tapia y también se trasladaron de la capital del país, las cenizas de profesor Gilberto Bosques, ¡él fue un destacado revolucionario! Ahora bien, les quiero decir que, tanto la estatua del primero y el busto de aquí, frente a nosotros, son dos personajes de la historia nacional, y de nuestra historia, porque ambos nacieron para orgullo de Villagrande, aquí en nuestro suelo. De Benito Juárez, este busto que está en el centro, su historia es de todos conocida, sin embargo, pocos saben de la participación de gente de Villagrande de su papel en ese periodo conocido como de la Reforma.

Martín, Luisa y Gabina, también mostraban interés por la charla, su rostro juvenil y sus muestras de asombro los delataba. ¡Muchachos!, ¿si gustan les platico del insurgente? – les consultó el barbado-, ellos se vieron las caras, y fue Luisa quien contestó - ¡sí señor barbado!, ¿verdad muchachos? -, todos asintieron. Permítanme tomar un poco de mi refresco – de su morral saco ese inseparable frasco- y sin ninguna pena le dio unos sorbos -para continuar-, gracias muchachos, ahora pónganme atención, por favor. Perdone señor barbado, interrumpió Martín – el joven universitario-, que yo sepa no existe información donde se nos permita conocer más del insurgente Mariano Antonio Tapia, su historia, o lo que se sabe sólo es, que acompañó al cura Morelos en la toma de Villagrande, -concluyó-. ¡Ahora por favor pónganme atención, les voy a contar!:

En los textos de los libros que habla del movimiento de la independencia y donde se destaca la figura  del cura José María Morelos y Pavón, le quiero decir que, su estrategia militar se  divide en campañas y, en una de ellas, cuando ya se encuentra ocupando territorios del sureste del país, algo que fue estratégico para la causa, la toma del puerto de Acapulco, se dirige junto con su ejército que, muchos de ellos que habían asumido dirigir batallones, no contaban con experiencia militar, su experiencia en cada batalla los fue formando, hasta convertirse en verdaderos estrategas militares que a los ejércitos realistas les preocupó y, su interés por eliminarlos fue su objetivo. Los nombres de Hermenegildo Galeana, Leonardo Bravo, Nicolas Bravo y Vicente Guerrero y después, Mariano Matamoros, serian a la postre en quienes recayó todo el peso del movimiento independentista, claro está que, siempre bajo las órdenes del cura Morelos.

El cura Mariano Antonio Tapia, nacido aquí en nuestro pueblo, fue nombrado vicario y su sede estaba en el pueblo de Tlapa, durante sus estancia había logrado el cariño de la gente, de los indios de estas tierras pero además, el cura se encontraba muy bien informado de lo que se estaba gestando en la nueva España, gente criolla y un grupo de sacerdotes se encontraban organizando para lograr la independencia de España y por supuesto, el cura Tapia, que así aparece en textos históricos, simpatizaba con dicho movimiento y, las autoridades eclesiásticas de la ciudad de Puebla ya lo sospechaban; también supo del levantamiento del cura Miguel Hidalgo del amanecer del día 16 de septiembre de 1810 y que a los pocos meses tanto el cura Hidalgo y sus militares que lo apoyaban fueron abatidos, fue el cura José María Morelos y Pavón quien continuo con el movimiento, y lo realizó dirigiéndose al sureste del país, que fue la solicitud de Hidalgo cuando se entrevistaron y  con ese recorrido, era muy probable que estuviera cerca de Tlapa y sin duda, esto le iba a permitir al cura Tapia tener su acercamiento con él para manifestarle su deseo de sumarse a la lucha de la independencia y, ofrecerle sumar a muchos de sus fieles.

El cura Mariano Antonio Tapia había nacido un día 2 de septiembre del año 1776, precisamente a las afueras de nuestro pueblo, casa de adobe y techos de madera y varas con capas de lodo y paja, para terminar con teja roja, ésta construcción formaba esquina con una enorme plaza que, en su parte norte se construyó un consistorio estilo español, cuyo frente estaba orientado al exconvento construido por misioneros agustinos; muy joven abrazo el sacerdocio y alcanzó una gran responsabilidad al ser nombrado vicario en el pueblo de Tlapa. Las noticias del avance del ejercito del cura Morelos pronto llegaron del conocimiento de este vicario quien, muy presto, con un grupo de indígenas tlapanecos fueron a su encuentro y el vicario sostuvo la entrevista esperada. Al igual que los curas Hidalgo y Morelos, Mariano Antonio Tapia, el cura de Villagrande, sin desprenderse de la sotana, se convirtió en insurgente.    

Los jóvenes se mostraron muy atentos y con mucho interés en el relato del insurgente de Villagrande. Fue Luisa la que rompe el silencio al señalar, señor, que interesante todo lo que nos cuenta, sin duda todo esto lo deben de saber nuestra niñez en las escuelas, - así es Luisa, principalmente ellos-, - ya está cayendo la tarde, ni cuenta nos dimos, ¿verdad muchachos? -. Bueno jóvenes otro día continuamos hablando de este importante insurgente, ya vayan a sus casas, - ¡hasta mañana, señor!,- que descansen, les contestó-.

Efectivamente el sol empezaba a ocultarse y un aire fresco hacia su presencia, el trinar de las aves empezó a escucharse cada vez más fuerte como todas esas tardes de primavera, parecía como si entonaran una melodía, retornaban a pasar una noche más, llegaban a  posarse en esas ramas cubiertas de un follaje de hojas verde intenso, que cubren a esos viejos árboles de tlalahuacates que rodean un quiosco adornado de sillas metálicas que han sobrevivido viendo pasar muchas generaciones; y un pequeño zócalo que ha guardado en cada espacio historias que resultan difíciles de olvidar, son historias que no mueren, son historias que están atesoradas, como esas que guardan esos tres personajes que, nos invitan a recordarlas porque es nuestra historia, qué como diría el profesor Bosques, “es la historia que honra a nuestro pueblo”. Todo ello resultaba importante que lo conocieran las nuevas generaciones, eso pensaba el hombre barbado al quedar solo.

Cholula de Rivadavia, 25 de febrero de 2025

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