Columna | Desde el portal

 No podría ser una advertencia, sino una realidad, que el presidente Donald Trump está dispuesto a llevar al mundo a una nueva conflagración al poner en marcha su Departamento de Guerra y atacar a buques venezolanos supuestamente por transportar droga a su país, y atizar la confrontación en el Medio Oriente y mantener su amenaza contra otras regiones del orbe.

 La movilización de tropas en la frontera con México, buques en aguas internacionales en frontera con aguas nacionales, por aire y en territorio, son acciones intimidatorias para doblegar más a nuestro país -al igual que otras naciones-, a un comportamiento injerencista propio del imperio estadunidense pero que se había contenido con presidentes demócratas.

 Con el pretexto de contar con un gobierno identificado como dictadura, ataca a Venezuela, y ante la resistencia, planea la existencia de cárteles terroristas y delincuencia organizada para cercar al país con buques de guerra y atacarlos, al mismo tiempo que desplaza moderno equipo de guerra para intimidar a la Nación, de la misma forma en que lo hará con otros territorios.

 En México seguramente que topará con pared. Los intentos de sometimiento a través del secretario de Estado Marco Rubio fracasaron, diplomáticamente, aunque el objetivo principal no ha sido desmontado; seguramente planear las condiciones propias para ello, por tanto, lo que ocurre en Venezuela debe ser una advertencia a México y al mundo.

TURBULENCIAS

Lozano representa a México, no a su persona

Será respetable como académico o un ciudadano con gustos personales, pero ser embajador de México es representar a la Nación en su conjunto -instituciones, territorio, ciudadanos-, que comparten su nacionalismo y sus tradiciones. Y Genaro Lozano como embajador en Italia da tienda suelta a sus gustos muy refinados pero no representan el interés nacional. El Senado de la República es corresponsable de una conducta antinacional porque el diplomático no fue elegido por la sociedad en su conjunto, sino por un interés personal y un compromiso que no comparten los mexicanos. Lamentable espectáculo de México en el mundo…Y siguiendo el deterioro de las instituciones, hasta el mismo Senado de la República carece de autoridad moral con directivos acusados de todo tipo de violaciones a los derechos humanos y a la Ley en general, y si muchas de las acusaciones no tienen sustento o están más que comprobadas, su presencia en la Cámara Alta demerita un poder respetable por cuyos escaños han pasado figuras relevantes en la historia nacional…En iguales circunstancias se encuentran las Fuerzas Armadas o la Marina en este momento, lo que se refleja en la inconformidad del país por la presencia de personajes de cuestionada trayectoria política, académica o moral…Los gobernantes deberían ser respetuosos con la sociedad porque no todos comparten ni extravagancias ni actividades ilícitas que dan al traste con la credibilidad de las instituciones que antes eran orgullo de la Nación, sin dejar de reconocer que en diversas épocas de la historia nacional también ha habido dirigentes con perfiles cuestionables…Al saturar la SCJN con funcionarios de distintas étnicas del país, se cae también en la exclusión de ciudadanos mexicanos sin raíces visibles en los pueblos originarios o en las lenguas madres, lo que indica que el Poder Judicial está ahora en manos de una clase de mexicanos que ya es privilegiada, pero que margina a otros. Debe darse el equilibrio para evitar que la Corte esté en manos de una sola clase social que, evidentemente, no conoce el entramado de la sociedad civil y de los complejos problemas derivados de las finanzas y los litigios inmobiliarios pendientes en los tribunales…

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