•    Además del crecimiento de los 52,000 millones de dólares que la industria produce al año, México debe seguir evolucionando.
•    México es el séptimo productor mundial y el segundo exportador a Estados Unidos, pero paradójicamente el futuro no está en los negocios con América del Norte.
•    El mayor reto como industria, está en incrementar nuestra participación en actividades de ingeniería, diseño, investigación o desarrollo.

Guadalajara, Jalisco, México, a 20 de abril de 2017. A estas alturas, nadie cuestiona a la industria automotriz como motor del crecimiento de la economía de México, pues el sector aporta más de 3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y 18% del PIB manufacturero, genera divisas por más de 52,000 millones de dólares al año, y es responsable de alrededor de 900,000 empleos directos en todo el país. Con estos indicadores, nuestro país es el séptimo productor y el cuarto exportador de vehículos ligeros a nivel global.

Mucho de este crecimiento se debe a que al sector automotriz se le ha destinado la mayor proporción de la inversión extranjera directa realizada en México en los últimos seis años. En la industria automotriz se han invertido más de 21,000 millones de dólares, que se han traducido en el inicio de operaciones de seis nuevas plantas de ensamble de vehículos y motores, la ampliación de la capacidad de producción de cinco plantas ya instaladas en el país, y la atracción de un mayor número de proveedores directos en torno a los nuevos desarrollos. Hoy operan en nuestro país empresas como Audi, Volkswagen, Chrysler, Ford, General Motors, Honda, Nissan, Toyota, Kia y Mazda cuyas armadoras han invertido más de 27,000 millones de dólares en el país, lo que añadirá aproximadamente 1.7 millones de unidades a la capacidad de producción actual.

Enrique Orvañanos, Country Manager de SEMINuevos.com para México, comenta: “Todos los que participamos activamente en el día a día de la industria, sabemos que históricamente, todas las empresas armadoras que han llegado a nuestro país han sido atraídas principalmente por la competitividad económica de nuestro capital humano, el ofrecimiento de condiciones muy favorables para lograr una rentabilidad de la producción de estas empresas y definitivamente, las ventajas geográficas y de acceso preferencial que nuestro país ofrece para llegar a los principales mercados del mundo como Japón, la Unión Europea, Estados Unidos o Sudamérica, pues México cuenta con 12 tratados de libre comercio con más de 50 países. Adaptarse eficazmente a las nuevas condiciones establecidas tras las renegociaciones de algunos de estos tratados, será uno de los mayores retos que tenemos las empresas que participamos en la industria automotriz de este país”.

Debido a que actualmente, 80% de la producción automotriz que se realiza en nuestro país está destinada al mercado de exportación, y 86% de esas exportaciones tienen como destino Estados Unidos y Canadá, se pudiera pensar que el futuro sigue estando en la región del TLCAN. Sin embargo, el crecimiento real de la industria automotriz mexicana está impulsado principalmente por las exportaciones a mercados fuera de esta región, se deben aumentar los negocios con países asiáticos y europeos.

Mercedes-Benz, Infiniti, Toyota, Kia, Audi y BMW (estas dos últimas con sede en Puebla), son las empresas de más reciente ingreso a la industria mexicana y que lleguen a nuestro país reafirma el hecho de que México vive un proceso de transición; de ser un productor de autos de bajo costo y poco desarrollo tecnológico, se está convirtiendo en un fabricante de vehículos premium de alta tecnología, lo que traerá consigo el desarrollo de actividades de mayor valor agregado en el mediano y largo plazos.

La apuesta de México debe ser efectivamente en varios aspectos: la formación de alto nivel de más de 100,000 ingenieros que se gradúan por año, para consolidar un capital humano especializado en procesos de manufactura avanzada; atender las demandas y retos relacionados con la proveeduría que las armadoras demandas debido a los constantes cambios tecnológicos y en los estándares de calidad (de acuerdo con información del Sistema Empresarial Mexicano, en territorio nacional se encuentran más de 600 empresas de autopartes, de las cuales menos del 30% son de primer nivel); entender que muchas de las mejores oportunidades están en áreas como la producción de materias primas, diseño, producción y reparación de herramientas; que el resto de industrias mantengan la competitividad y el desarrollo económico regional en torno a las ubicaciones de las armadoras; que el gobierno apoye económicamente a las pequeñas y medianas empresas mexicanas para que puedan ser competitivas y que las secretarías del estado mexicano diseñen campañas para que el empresario nacional entienda la importancia de cumplir las normas mexicanas e internacionales de calidad.

En este 2017, la industria automotriz mexicana volverá a ser centro de atención en la escena global debido a este proceso de transición, seguirá aumentando su producción y venderá vehículos en todo el mundo, integrará autopartes con éxito a las cadenas de valor de la industria global y fortalecerá nuevos nichos como el segmento de vehículos premium. Sin embargo, el mayor reto como industria, será incrementar nuestra participación en actividades de ingeniería, diseño, investigación o desarrollo, y generar alternativas para vincular cada vez a más empresas mexicanas en estas cadenas de producción automotriz.