Las consecuencias del cambio distrital

Martes, 01 Agosto 2017 17:51 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | S E M A N A    P O L I T I C A

      Por lo que se ve, los funcionarios electorales no conocen la geografía del estado de Puebla, a juzgar por la nueva conformación que hicieron, del distrito conocido como el de la mixteca poblana, que en su nueva versión, dejará fuera a una gran parte del sur, para unirla al distrito de Atlixco, mientras incluye, como parte importante del nuevo distrito electoral federal, a municipios como Tecamachalco, que ninguna relación económica, cultural o política, tiene con esa región sur del estado, en la que Izúcar de Matamoros y otros municipios, quedan excluidos, para ser parte ahora, del distrito de Atlixco.

       Pone en apuros a los políticos de todos los partidos, que aspiren a representar al distrito electoral, que antes tuvo su cabecera en Izúcar y ahora la tendrá en Acatlán, ya que tendrán que hacer una precampaña y luego una campaña, en 51 municipios que forman la nueva demarcación distrital y que se extienden, desde los límites de Puebla con Oaxaca y Guerrero, hasta la región oriental de la entidad, en la que se encuentra el municipio de Tecamachalco.

        ¿De dónde van a ser los candidatos que lancen los partidos políticos participantes en la próxima contienda electoral? Los políticos de Tecamachalco, no saben nada de la región sur de Puebla y los políticos del sur, no saben nada de la problemática, ni de la sensibilidad política de la gente del centro oriente del estado.

       Atlixco ya tiene tiempo de haber abandonado al priismo como fuerza principal de esa región, pues varios ayuntamientos y diputados locales y federales, han sido panistas.

        El distrito cuya cabecera en esa importante ciudad que está a escasos 25 minutos de la ciudad de Puebla, es representado en el Congreso Federal, por un diputado, Juan Celis, de Antorcha Campesina, que fue lanzado como candidato del Verde Ecologista, aliado del PRI, aunque él no militaba en ese partido.

        Con la nueva conformación distrital, todos los partidos van a tener problemas. No tienen elementos conocidos en los municipios que ahora lo conforman, como para asegurar que sean candidatos triunfadores; el distrito con cabecera en Atlixco podrá tener un candidato de la región de Izúcar o de la propia región Atlixquense. Por la rivalidad que casi siempre hay entre los pueblos vecinos y más cuando son de la importancia de Izúcar y Atlixco, es posible que un buen número de ciudadanos de una y otra región, se abstengan de votar o voten por el candidato de su región. La única solución es que se conforme una planilla con el candidato propietario de una de las dos regiones más importantes y el candidato o candidata suplente, sea de la otra región, para equilibrar.

       Para los candidatos, no es lo mismo hacer campaña en un distrito electoral federal conformado por quince o veinte municipios, que hacerla en 51, que además tienen una gran distancia, unos de otros. La cabecera, Acatlán, está como a tres o cuatro horas de Tecamachalco, un centro agropecuario de primera importancia.

       En el caso del distrito de Atlixco, eso no será problema, pues los municipios de la zona de Izúcar, están casi todos, a menos de una hora de Atlixco, que ahora será su cabecera distrital.

       Qué bueno que no se les ocurrió, a los genios electorales,  re-conformar también los distritos locales, que seguirán siendo con los mismos municipios que han tenido de unos años a la fecha.

        El Congreso del Estado, aprobó reformas para establecer la paridad de género y para no sancionar a los partidos que no cumplan con la disposición.

          Es una “jalada” establecer la obligación de que los candidatos a un puesto de elección popular, sean hombres y mujeres al 50 por ciento y luego, establecer que el partido que no cumpla con esa norma, no será objeto de ninguna sanción.

          La realidad es que no hay ningún partido que pueda cumplir con el ordenamiento que establece la paridad de género en elecciones.

         No existe un número suficiente de mujeres dispuestas a ser candidatas, en ningún partido. Los partidos grandes como el PRI, Morena, el PRD y el PAN, tal vez puedan intentarlo y lograrlo en las grandes o medianas ciudades, pero en los miles de pueblos (hay más de 2 mil 500 municipios en el país) eso no es posible, por razones culturales, básicamente.

          Parece que los diputados y diputadas, los senadores y senadoras que han tomado como moda, la “paridad de género” no conocen al estado y al país, no conocen la realidad de los partidos políticos muchos de los cuales, ni siquiera pueden lograr cubrir con candidatos varones, los puestos en disputa en una elección. En su gran mayoría, son partidos de fantasía. Existen en el papel, pero no en la realidad. Han cumplido con los requisitos establecidos en la ley, en la formalidad, pero no en los hechos. Eso sí, todos reciben puntualmente el dinero de la federación y de los gobiernos estatales, para su adecuado funcionamiento, que no es una realidad, porque no tienen comités municipales en la mayor parte de los casos, no tienen comités distritales y muchas veces ni siquiera funcionan adecuadamente sus comités estatales.

        Los partidos políticos en nuestro país, son una invención para sostener otra, la de nuestra flamante democracia.

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