Una clara muestra de los que es el ejercicio del quehacer político, es el comportamiento al que siempre ha estado acostumbrado el licenciado Melquiades Morales Flores, flamante Embajador de México en Costa Rica.

Resulta que el pasado lunes, el diplomático mexicano, únicamente acompañado de su secretario, el licenciado Felipe de Jesús Morales, llegó al campo de entrenamiento de la selección mexicano de futbol para desearles éxito en su encentro del marte a todos los componentes del conglomerado deportivo en el encuentro eliminatorio rumbo al mundial a celebrarse en Rusia, que por cierto terminó en empate a un gol por bando.

El Embajador Morales  Flores, quien se encuentra por tierras ticas, en compañía de su señora esposa Socorro Alfaro de Morales,  cumpliendo la misión encomendada por el presidente de la República Enrique Peña Nieto, antes de partir a su nuevo destino sostuvo una larga y amena charla-desayuno con sus amigos columnistas y allí expresó sus deseos de atender con toda entrega su nueva responsabilidad, “pero eso sí, dijo de manera enfática, sin dejar de hacer política de la buena de nuestro México y por lógica, de Puebla”. Agregaría que muchos de los enseres y utensilios llevarían el escudo de la casa, por ejemplo, vajillas de talavera, bordados, artesanías y muchas codas más. 

El representante diplomático de México en Costa Rica, durante el saludo que llevó a los seleccionados mexicanos, estrechó las manos del ditector técnico del conjunto azteca, Juan Carlos Osorio y del presidente de la Federación Mexicana de Futbol, Decio de María.

Una vez más sumó a su largo historial político, el estilo y forma que utiliza para hacer contacto con todos.