Dice Lastiri, estar listo para ser el candidato de su partido

Domingo, 17 Septiembre 2017 18:00 Escrito por Gabriel Sánchez Andraca

Columna | P U L S O    P O L I T I C O
                           
                            El subsecretario de la SEDATU, Juan Carlos Lastiri, dijo ayer en conferencia de prensa, estar listo y preparado para ser el candidato de su partido, el Revolucionario Institucional, a la gubernatura de Puebla.

                            Informó que su Movimiento Puebla Decisión 2018, ha tenido éxito, pues lleva más de 264 mil firmas recabadas, para solicitar a la dirigencia nacional de su partido, la realización de una consulta entre la militancia para determinar quién debe ser el abanderado del PRI para luchar en el 2018, por la gubernatura de la entidad y proponer un plan de trabajo basado en una consulta que también se lleva a cabo y que concluirá el 15 de noviembre próximo.

                           En los 73 días que se llevan de trabajo, se han celebrado 500 reuniones de consulta a las bases sobre las necesidad de su comunidad, pueblo o ciudad, para incluirlas en un programa y plan de trabajo del próximo gobierno. Estas reuniones, señaló, tienen el propósito de hacer participar a las bases del partido en las grandes decisiones.

                           Por no tener un plan estructurado de trabajo, un catálogo de necesidades de las diferentes regiones, por no dialogar con los diferentes sectores de la sociedad, el anterior gobierno, se dijo, hizo obras costosas, innecesarias y de mala calidad.

                           Por eso Puebla está ocupando el cuarto lugar en pobreza entre las 32 entidades del país, por eso la capital del estado, está considerada como la de mayor pobreza entre las grandes ciudades de la república.

                           El programa de consulta, de diálogo, en los foros temáticos que se han realizado en el tiempo que lleva funcionando el movimiento “Puebla Decisión 2018”, ha permitido tomar el pulso a la población, saber qué piensa y que propone para solucionar los graves problemas del Estado, pero sobre todo, ha sido un invaluable ejercicio de los priistas, para opinar sobre la vida de su partido, sobre los aspirantes a candidatos y sobre las obras materiales que necesita para poder salir adelante.

                           A una pregunta sobre si ya sabía que el licenciado Mario Marín, ex gobernador del estado, apoyaba a Blanca Alcalá para ser nuevamente la candidata priista para la gubernatura, Lastiri respondió que no tenía conocimiento de eso, pero que el licenciado Marín, como militante priista, tiene todo el derecho de participar y apoyar a quien considere el más adecuado.

                          En realidad, entre los priistas de la base, solo suenan dos nombres: el de Lastiri y el del delegado del IMSS en Puebla, doctor Enrique Doger Guerrero, quien también realiza trabajo político los fines de semana y días festivos, como los que acaban de pasar, pero sus conferencias de prensa han sido muy medidas, pues su trabajo en el Seguro Social, le absorbe casi todo su tiempo.

                           Este mes será el cambio de dirigente del PRI en el Estado. El diputado Jorge Estefan Charbel Chidiac, dejará la presidencia del partido tricolor, para buscar la candidatura a una senaduría, según se afirma en los corrillos políticos.

                           Se dice que el más viable para sucederlo en el mando del PRI en la entidad, es el senador huauchinanguense, Ricardo Urzúa, quien lleva una muy buena carrera política, pues ha sido diputado local, diputado federal y ahora es senador de la república.

                           Se trata de un hombre sereno, muy ecuánime, que antes de figurar en la política, fue empresario dedicado a la fotografía y las filmaciones de eventos sociales y políticos y es propietario de una empresa privada de transportación aérea, así como de varias gasolineras en la región de la sierra norte, junto con sus hermanos.

                           Tiene buena imagen en su región, Huauchinango, le gusta dialogar y resolver los problemas mediante este sistema, el del diálogo y se considera que será un buen dirigente priista sobre todo en los momentos difíciles y complicados para todos los partidos, como son los que se viven actualmente.

                           El problema de la alianza electoral entre el PAN y el PRD, más que ser una amenaza para el PRI, es una amenaza para la unidad de esos dos partidos: uno de izquierda y otro de derecha. La señora Alejandra Barrales, dice que las ideologías han muerto, y que a la gente lo que le interesa es un empleo.

                           Y lo afirma con el garbo de quien ha resuelto el problema del empleo en México, siendo que el PAN, el gran aliado del PRD, ha tenido dos gobiernos federales, el de Vicente Fox y Felipe Calderón, que parecen haber sido enemigos del empleo, pues  han sido los sexenios menos afortunados en ese aspecto. Calderón quiso ser conocido como “el Presidente del empleo” y lo fue, pero en grande, del desempleo. Además, durante su gobierno y en lo oscurito, se aprobó una nueva legislación laboral, que hizo perder a los trabajadores la mayor parte de las conquistas logradas durante los gobiernos revolucionarios, de Cárdenas a Zedillo.

                            Esa alianza de la izquierda con la derecha, está resultando contraproducente para ambos partidos: los panistas tradicionales, expresan abiertamente su rechazo  a la alianza con el PRD y no se diga de los camaradas izquierdistas, que consideran una traición de la Barrales, a su partido, el volver a insistir en aliarse con el PAN, cuando ya se vio en Puebla, que los panistas, ni cumplen su promesas de campaña, ni sus compromisos partidistas con sus aliados y que incluso pretenden inmiscuirse en la vida de su aliado, como fue el caso de pretender imponer a Luis Maldonado Venegas, el ex secretario de Gobernación del Estado y actualmente diputado federal perredista, como dirigente nacional del PRD.

                            Los acuerdos cupulares, entre los dirigentes nacionales y locales del PAN y del PRD, solo conducen a una estampida silenciosa de militantes de ambos partidos, generalmente hacia Morena, en el caso de los perredistas y a partidos pequeños o al mismo PRI, en el caso de los panistas. Y las cúpulas parecen no darse cuenta de eso.

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