Tiempo de descubrir mentiras que causan autoengaño

Sábado, 31 Marzo 2018 20:43 Escrito por Jerónimo Morales Hernández

Exhorta el Papa a reflexionar sobre lo vivido durante recientes semanas

Puebla, Pue.- En los últimos días de la Cuaresma y Semana Santa 2018, el Papa Francisco invita a la población mundial creyente o no, a reflexionar sobre el tiempo que todos han tenido para descubrir las mentiras que causan autoengaño en hombres y mujeres.

Delineó esta posibilidad a través del mensaje que envió al mundo  desde el principio de esta Cuaresma, recomendando la práctica de la oración, el ayuno y la limosna.

Este es el texto actualizado de su mensaje: El hecho de haber dedicado más tiempo a la oración debe haber  hecho  que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos, para buscar finalmente el consuelo en Dios. Él es nuestro Padre y desea para nosotros la vida.

El ejercicio de la limosna nos debe seguir liberando de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos, en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás, un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia.

A este propósito hago mía la exhortación de San Pablo, cuando invitaba a los corintios a participar en la colecta para la comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co 8,10). Esto vale especialmente en Cuaresma, un tiempo en el que muchos organismos realizan colectas en favor de iglesias y poblaciones que pasan por dificultades. Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la Divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana a mis necesidades, Él, que no se deja ganar por nadie en generosidad.

El ayuno, por último, que debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer. Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios.  

Querría que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica, para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a escuchar a Dios. Si se sienten afligidos como nosotros, porque en el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad, únanse a nosotros para invocar juntos a Dios y para entregar juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos.

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