Cuando un amigo se va…

Miércoles, 04 Abril 2018 14:33 Escrito por Rodolfo Pacheco Pulido

Artículo fuera de juicio, de Rodolfo Pacheco Pulido

CUANDO UN AMIGO SE VA…

Consejo de la Crónica Municipal

En el peregrinar de la vida es necesario estar consciente de que en el sendero de nuestro existir biológico, se debe siempre hacer camino al andar.

Quién se detiene, no habrá de conquistar las metas que lo hayan impulsado para su realización humana. En días pasados, cumplió con su destino una persona al que durante varios años traté, y de ese conocimiento y su forma particular de ser, su ente me hizo reafirmar un principio: los seres humanos, en el caso de un poblano como fue el, deben luchar a base de esfuerzo, capacidad, honradez y de un gran sentido solidario, así fue el Maestro Manuel Salazar Riveroll, el amigo que se fue a encontrarse con su esposa que se le adelantó en el gran viaje.

Permítase expresar en este recuerdo hacia Don Manuel, parte de la composición del cantautor argentino Alberto Cortés cuando expresa: “Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”. Sí, por el trato que tuvimos, por las pláticas que sosteníamos al amparo de un delicioso café, por sus expresiones y vastos conocimientos de la historia de la ciudad de Puebla, Don Manuel estuvo catalogado por su verticalidad y conocimientos, por sus actos y saber, por quienes no son poblanos de acta de nacimiento, sino seres que ejercen su poblanidad con hidalguía y conocimientos como el guía de turistas de mayor  presencia cultural y social sobre nuestra historia citadina, además por méritos propios, recibió de las Autoridades Municipales la Cédula Real y el nombramiento de Miembro de Número del Consejo de la Crónica de la ciudad de Puebla.

Manuel Salazar Riveroll se ha ido de este mundo dejándonos profundas enseñanzas sobre el acontecer citadino que durante decenas de años propuso, difundió y dio a conocer a personalidades de todos los sectores que visitaban la angelópolis, tanto extranjeros como nacionales, los cuales, con interés y deleite, sabiamente escuchaban sus palabras, de las que siempre brotó el amor, la tradición, la cultura y el abolengo de la historia de la ciudad de Puebla.

Repito: “Cuando un amigo se va”, como Manuel Salazar Riveroll nos

dejó a los que lo conocimos y tratamos, “un espacio vacío”, que sin hipérbole alguna escribo, no lo puede llenar la llegada de otro amigo. Que su ausencia terrena nos impulse a recordar al Decano de los guías de turistas de Puebla de Zaragoza, quien hoy, con su dolida partida, entra a la historia de una comunidad, que tiene como futuro para lograr su superación y grandeza, el verse y convertirse en el tiempo barroco del turismo que construye y crea, que palpita y fortalece que crea economía y solidez en el alma y pensamiento  de quienes nos podemos sentir orgullosos de ser poblanos.

Manuel Salazar Riveroll, descanse en paz, se ido a unirse con los suyos que trabajaron y sintieron a la comunidad poblana, que como el fueron “estrellas” que iluminaron en su tiempo el espacio turístico de Puebla. Con las notas de Alberto Cortez, Facundo Cabral, Juan Manuel Serrat y Mercedes Sosa, hoy asolo expreso: Cuando un amigo se va deja un espacio vacío.

Descanse en Paz Don Manuel.

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