Columna | P u l s o   P o l i t i c o

Como le informamos antes de las vacaciones, el PRI prácticamente ya tenía nuevo dirigente, el ex director de la Comisión Federal de Electricidad, Enrique Ochoa Reza, que a una semana de haber rendido protesta, todavía no acaba de convencer a los priistas.

Por otro lado, el PRD eligió el sábado a Alejandra Barrales Magdaleno, como dirigente nacional, en sustitución de Agustín Basave, que renunció al cargo, y parece que tampoco convence a los militantes perredistas.

Ochoa Reza, no es un priista destacado, sino un funcionario federal capaz, que se ha desempeñado con éxito en varios cargos, pero políticamente hablando, no tiene experiencia, no tiene oficio y eso es lo que a los priistas los tiene sorprendidos y hasta molestos.

Si no dicen nada, públicamente, es porque los priistas nunca han sido capaces de criticar las decisiones de sus cúpulas y en este caso, se trata de una decisión de la máxima cúpula del PRI, que es el presidente de la república.

En privado, todos echan de su ronco pecho, pero piden que sus nombres no se mencionen.

Hubo quien nos dijo que la designación de Ochoa fue una imposición y le tuvimos que recordar que en el PRI todos los cargos se dan por imposiciones y no por elección democrática, algo que aceptó, pero aclarando, que los tiempos han cambiado y que ahora hasta los priistas se enojan cuando se actúa autoritariamente.

Platicamos con priistas de esta capital y de varios municipios del interior y los más tranquilos, los que aceptan con reservas la designación del señor Ochoa Reza, son los provincianos, que dicen que es posible que de resultados, pues es gente joven, preparado y que en las entrevistas que han visto por televisión, se desenvuelve bien.

Está insistiendo en que el partido, inicie una lucha contra la corrupción en sus filas, vigilando y sancionando a quienes ha llevado al poder, para que se comporten con honestidad. Es el tema que ha abordado en todas las entrevistas y eso tal vez se debe a que el presidente nacional del PAN, (Ricardo Anaya) ha iniciado una campaña contra la corrupción, pretendiendo hacer creer, que solo en el PRI existe ese mal. Se olvida que los panistas, nos dicen, fueron muy honrados y eficientes, cuando no habían ocupado ningún cargo público, pero cuando durante doce años estuvieron al frente del gobierno federal, dieron muestras fehacientes de que pueden superar a los priistas en eso de la corrupción y de la ineficiencia, y en los estados que han gobernado también. Y lo mismo ocurre con los gobiernos locales perredistas. La corrupción existe en todos los partidos, cuando estos ocupan puestos públicos. El problemón de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, no fue por actos de corrupción de priistas, sino de perredistas, señalaron. “Si ahora se le carga al gobierno federal, es porque éste, no manejó bien las cosas y dejó que lo inculparan a él, pero los hechos ocurrieron en Guerrero, un gobierno que era gobernado por el PRD y en el municipio de Iguala, que tenía un ayuntamiento perredista”.

Por lo pronto, los priistas creen que la bandera de la anticorrupción, ya se le quitó al PAN que mañosamente quería lavarse las manos inculpando al PRI de todos los males incluyendo los provocados por la ineptitud e inexperiencia de los panistas.

La elección de Alejandra Barrales, para un gran número de perredistas, también fue una imposición, en este caso del jefe del gobierno de la ciudad de México, Miguel Angel Mancera. Y es que la nueva dirigente nacional del PRD, salió del equipo de trabajo del mandamás del antiguo Distrito Federal, donde se desempeñaba como  Secretaria de Educación Pública.

Las crónicas sobre la asamblea perredista en la que fue designada su dirigente nacional, dicen que no hubo grandes figuras del partido del sol azteca, que se notó mucha frialdad entre los asistentes.

El problema es que el PRD está en crisis de credibilidad, Los Chuchos (Nueva Izquierda) dejan muchos resentidos en el camino; y en crisis financiera, pues el partido está endeudado y tiene que pagar multas millonarias por delitos electorales.

En Puebla numerosos militantes lamentan que no haya triunfado Pablo Gómez, un izquierdista de la vieja guardia, de los jóvenes que lucharon en el 68 y que sufrieron la represión del gobierno. El senador poblano, Miguel Barbosa apoyaba a Pablo Gómez y no asistió a la asamblea, tampoco estuvo Agustín Basave.

Hubo 324 asistentes de los que 264 votaron por Barrales y 58 por Gómez, habiéndose registrado 2 abstenciones.

Después de la elección, el senador Miguel Barbosa twiteo: “Con la llegada de Barrales avanza la amenaza de volver al PRD el partido verde del PAN” y otro que decía: “Los Chucho recuperan presidencia; son listos, engañaron a unos y otros se dejaron engañar; al tiempo”.

También en el PAN hace aire: un grupo de viejos militantes norteños, entre los que se encuentran varios ex gobernadores de Baja California, Nuevo León, Guanajuato y el gobernador electo de Chihuahua, pidieron al presidente nacional de su partido, ya no andarse parando el cuello con el triunfo del PAN en siete estados, en las pasadas elecciones de julio y dejar sus aspiraciones presidenciales, para otros tiempos, cuando no sea dirigente nacional del partido.

Dijeron que ningún presidente nacional del PAN, ha aspirado, durante el desempeño de ese encargo, a la candidatura panista a la Presidencia de la República, pues hacerlo sería actuar con ventaja sobre otros aspirantes.

En el caso de su petición para que deje de autopromoverse como el artífice de la victoria en siete estados del país, le recuerdan que se debe a la participación de los ciudadanos y a otros factores que no tienen nada que ver con el trabajo de los dirigentes del PAN.

No le recordaron otra cosa muy importante: que de los siete nuevos gobernadores “panistas” cinco fueron militantes del PRI, partido en el que se formaron políticamente y del que salieron en diversas épocas, unos, semanas antes de las elecciones.