Martes, 28 Noviembre 2017 21:57

Hace 106 años, se firmó el Plan de Ayala

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

       Un hecho ocurrido en el estado de Puebla, en la población de Ayoxuxtla, ahora de Zapata, hace ciento seis años (la firma del Plan de Ayala el 28 de noviembre de 1911) ya hubiera sido olvidado, si no fuera porque el Frente Nacional de Organizaciones y Pueblos en Lucha, autoridades ejidales y Bienes Comunales de Ayoxuxtla, así como autoridades auxiliares y otras organizaciones como el Colectivo Rumbo Proletario, la Unión Campesina Democrática y otras, lo han impedido tercamente, realizando un acto conmemorativo en esa pequeña población enclavada en la llamada mixteca poblana.

        En la ceremonia realizada ayer estuvieron cientos de campesinos de Puebla, Guerrero y Morelos, para recordar al caudillo suriano, Emiliano Zapata, quien dio a conocer el documento a sus seguidores, en el que se plasmaban las exigencias de los pueblos campesinos, destacando la entrega de las tierras a los que las trabajaban.

          Después de 106 años, la situación de quienes hicieron la Revolución Agraria de este país, siegue siendo difícil y muchas veces dramática.

          Es cierto que ya no son peones esclavizados como lo fueron en la época de la dictadura porfiriana, pero su situación sigue siendo de gran pobreza. Es el sector menos favorecido por la Revolución de 1910, pero durante mucho tiempo, fue el tema de los discursos de los gobiernos emanados de esa revolución. Esa Revolución, que todavía está en deuda con ellos y que no ha podido desaparecerlos, pese a los esfuerzos que principalmente los tecnócratas, han realizado para conseguirlo.

            El Presidente de la República, José López Portillo, fue el último que visitó el pueblo donde se firmó el documento. Lo hizo también para presidir una ceremonia oficial el gobernador Rafael Moreno Valle, al inicio de su sexenio en 2010, y antes, el gobernador Guillermo Jiménez Morales, inició ahí su campaña por la gubernatura.

             Estuvo en un acto masivo de campesinos, hace unos años, el dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador. En esta ocasión solo estuvieron los dirigentes de las organizaciones y las autoridades del pueblo. Ya no hubo asistencia de autoridades estatales y menos federales.

              La Confederación Nacional Campesina, CNC, tiene por el momento muchas cosas que hacer, como mostrar su apoyo decidido al candidato (le quitamos lo de precandidato, porque de hecho ya lo es) José Antonio Meade, para la Presidencia de la República. Ante eso, ¿qué importancia puede tener una fecha histórica de la que ya nadie se acuerda?

             El PRI, es un partido moderno que ya terminó con esas costumbres antiguas de andar recordando a los héroes o los hechos que se consideraban importantes históricamente. Lo moderno es estar con la tecnocracia y todo lo que ese grupo representa.

              Claro, se sigue respetando el ritual de los “destapes” para que no se suelten habladurías y rumores, inofensivos, pero molestos.

               La CTM tiene prioridad en eso de ser la primera organización priísta que le levanta la mano al ungido por los dioses para gobernar a este país durante los próximos seis años.

                Todo el sector obrero se unió a la central insignia para vitorear al señor Meade; como después lo hicieron los campesinos agrupados en esa silenciosa organización llamada CNC.

                 Y también lo hicieron las clases medias, que surgieron por la Revolución de 1910 y que ahora están molestas, agresivas, criticonas contra el gobierno, por la situación económica y social que padecemos, por la inseguridad, por los feminicídios y por todo lo demás, porque esas clases medias, agrupadas en una Confederación de Organizaciones Populares, CNOP, que entró en agonía desde los tiempos de Carlos Salinas y sigue agonizando, están perdiendo aceleradamente sus niveles de bienestar.
               
                  Pero el montaje de la obra que culminará en el 2018, ya se ha iniciado y con éxito. Habría que ver el entusiasmo de los aplausos de los tres históricos sectores que conforman al Partido Revolucionario Institucional; las frases elogiosas que dedican en sus discursos, los líderes de los sectores, en fin, toda la algarabía de que es capaz de armar el glorioso partido de la Revolución, una revolución, ya completa y absolutamente institucionalizada y hasta casi olvidada, una revolución que cada año se va haciendo más chiquita, hasta el punto de que a veces se da uno cuenta de que ya no existe.

                 El presidente Vicente Fox, dijo que los 71 años de gobiernos revolucionarios, habían sido años perdidos. Pero después de estar 6 años en el poder y de haber cometido tantas barbaridades, decidió mejor cambiarse de partido y escogió al PRI, En el poder, no hizo ningún cambio al sistema priísta. Siguió con las mismas robustas instituciones que se crearon en los gobiernos revolucionarios y no pudo crear una sola más. Y su sucesor, inició la guerra contra el narcotráfico y esa guerra aun no termina y ha cobrado decenas de miles de vidas de jóvenes mexicanos.

              Por todo eso la ciudadanía está decepcionada de los políticos y de los partidos que conforman. No tienen idea de cómo terminar con los problemas, solo parecen ver sus intereses personales y de grupo.

             El partido que ha sido mayoritario durante tantas décadas, ahora parece estancado y ser propiedad de un pequeño grupo que sirve a las clases más privilegiadas de este país.

             Vamos  a esperar los procesos de designación de candidatos y dirigentes en los estados y municipios del país, para ver el rumbo que tomaremos en los próximos años, como nación.

Publicado en COLUMNAS

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