Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            Cuando falta poco más de una semana para que se realicen las elecciones intermedias, los problemas no solo no han terminado sino que se incrementan en el día a día: a la falta de identidad ideológica de casi todos los candidatos, se agregan los pleitos incluso entre partidos aliados; las acusaciones de unos a otros, tanto de rivales partidistas como de aspirantes del mismo partido.

           Esa alianza incongruente e inexplicable, del viejo partido heredero del conservadurismo del siglo XIX, con su eterno rival, el partido liberal mexicano, el primero representado por el PAN y el segundo por el PRI y además se agrega la presencia del muy decaído PRD, que al menos durante más de dos décadas, fue el representante de la izquierda mexicana, no tiene futuro. Si piensan que los tres partidos más fuertes de México durante los años del neoliberalismo, pueden derrotar unidos a Morena, el nuevo partido mayoritario, es que los dirigentes de esas organizaciones están fuera de la realidad.

          Ayer nos enteramos del pleito que estalló entre la dirigencia estatal del PAN y la del PRI, por una candidatura a la presidencia municipal de Santa Clara Ocoyucan. Los panistas rompen la alianza en ese municipio, porque el candidato pertenece a la organización Antorchista, que ha sido una aliada leal del priísmo desde hace varios años.

        El PRI, pierde la candidatura de Rocío García Olmedo. Porque ésta no pidió licencia, como establece la ley, para retirarse de la diputación, con 90 días antes de la elección; pierde además, por decisión del TEPJF, la postulación de Jesús Zaldivar, para la diputación por el décimo distrito de esta capital, así como la postulación de Israel Cruz Gallardo, para la presidencia municipal de Ciudad Serdán.

        De tal manera que el PRI tendrá que reponer a sus candidatos en una semana, candidatos que ya no tendrán tiempo de hacer campaña.

        Por si lo anterior fuera poco América Soto, que fue priísta y ahora fue lanzada como candidata a la presidencia municipal de Puebla, por el Partido Redes Sociales Progresistas, rompió con el dirigente estatal de ese partido en Puebla, Ramón Fernández.

        POR SI ALGO FALTARA A LO ANTERIOR, EL IEE, parece  no estar interesado en organizar un debate entre los candidatos a la alcaldía de esta capital, , debate que no sirve para nada, sino para divertir a un grupo importante de los ciudadanos. Esa es una copia extralógica del sistema político estadounidense que fue copiada, durante el neoliberalismo, para simular una democracia que nunca había existido en nuestro país.

        Los debates no aportan absolutamente nada a la ciudadanía y todos candidatos participantes, se declaran ganadores y realizan una fiesta en las sedes de sus respectivos partidos. ¿Alguien quiere escuchar los ofrecimientos de una decena de candidatos, muchos de ellos sin la más mínima posibilidad de triunfo, que además no cumplirían si lograran obtener el triunfo?

        Vamos a poner un ejemplo: la candidata de Morena, Claudia Rivera, que pretende reelegirse, ofreció hace tres años, echar atrás la privatización del agua potable en esta capital, que ha tenido el rechazo de gran parte de la ciudadanía, y no pudo cumplir esa promesa, pese a que su partido cuenta con mayoría en el Congreso local.

        Ahora, el candidato de la triple alianza, don Eduardo Rivera y Pérez, afirma que si la empresa no cumple con brindar un buen servicio, será él el que eche atrás la concesión, y don “Lalo” pertenece al partido que propició la privatización del servicio, porque está dentro de sus principio privatizar todo lo que se mueva. El era el presidente municipal de Puebla cuando se llevó a cabo, aunque la decisión fue del gobernador panista de ese entonces. Además, votaron por esa medida, los diputados del PRI y los del PRD, se ausentaron de la sesión. Se habla de que hubo moches previos y es muy posible que este rumor haya sido cierto, pues así se manejaban las cosas en el pasado reciente.

       NUNCA EN LA HISTORIA DE PUEBLA, POR LO MENOS en los últimos cincuenta años, se habían registrado unos comicios tan conflictivos, tan desorganizados, tan carentes de interés real para los ciudadanos, como los de ahora.

       En todo el país hay desorganización, falta de propuestas realistas para afrontar los problemas que padecemos, además de violencia, mucha violencia debido a la penetración de la delincuencia organizada en gobiernos y partidos.

       Los tres últimos gobiernos federales, el de Fox, el de Calderón y el de Peña Nieto, son responsables de esta tragedia política.

       La desideologización partidista se aceleró durante esos tres gobiernos, debido a los altos niveles de corrupción y de ahí se derivó el “chapulinismo” que ahora domina en los partidos políticos, la falta de ideas para gobernar, la falta de líderes y el surgimiento de dirigentes mediocres o menos que eso.

       Tenemos un sistema de democracia partidista, de modo que si fallan los partidos, falla todo el sistema. La urgencia de democratizar, reorganizar, reestructurar a los partidos, capacitar a sus militantes en los principios ideológicos de cada organización, educarlos cívicamente, es una necesidad imperiosa que ojalá y se aborde de inmediato después de pasado este proceso electoral.

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