Columna | P u l s o    P o l i t i c o

                No necesitaba más. Enrique Ochoa Reza, estuvo al frente del PRI durante 22 meses, tiempo en el cual por poco y acaba con ese partido, que nadie sabe qué vio en el ex director de la Comisión Federal de Electricidad, para designarlo su presidente nacional.

              El autoritarismo, la falta de sentido crítico de los priístas, su temor a hablar claro ante sus dirigentes, fueron la causa de que Ochoa permaneciera una eternidad, 22 meses, al frente del partido tricolor y que cuando al fin la cúpula del poder político decidió cambiarlo, se descubriera el terrible error cometido al haberlo puesto al frente del histórico partido, cuando se celebrarían las elecciones más difíciles y complicadas de los últimos tiempos.

            Sin ninguna experiencia política, es decir, sin oficio, sin conocimiento de la mecánica que mueve al partido, sin convicciones de ningún tipo, el señor, una vez encumbrado, empezó a dar a los priístas, incluyendo gobernadores, según se informa, un trato despótico y a colocar a sus amigos, sin oficio político, igual que él, en los puestos más importantes del partido tricolor.

         Y lo peor del caso, lo cambiaron, no porque todo lo estaba haciendo mal, sino porque ya no lo aguantaban.

          El ahora candidato a senador por Morena, pero antes ex dirigente estatal del PRI, Alejandro Armenta, fue a verlo varias veces para exponerle los problemas de Puebla y nunca recibió un trato cordial y amable, sino por el contrario, trato duro y alejado, hasta que un día simplemente no lo recibió.

          Bueno, se dice que al final, cuando el candidato presidencial José Antonio Meade decidió cambiarlo, tuvo diferencias con él, ya se imaginará de que tamaño era su egolatría y su ignorancia sobre la forma de manejar al partido más importante de México.

          Todo es herencia del salinismo, pues hay que recordar que Carlos Salinas de Gortari, el que inició el proceso neoliberal que nos tiene como nos tiene, fue el primer presidente tecnócrata, que acabó con la clase política tradicional y en su lugar metió a puros “doctores” egresados de universidades gringas, ignorantes de nuestra historia y de la realidad nacional, pero llenos de engreimiento y soberbia por los títulos académicos acumulados. Entonces empezó la decadencia priísta que ahora parece que ya nadie puede parar.

           Un grupo de columnistas tuvimos una plática con el director general de Agua de Puebla (para todos) licenciado Héctor Durán Díaz, que estuvo acompañado de otros funcionarios de la empresa y técnicos, quienes nos hablaron de los problemas que se han resuelto y que de haber continuado, hubieran llevado al servicio de agua potable en esta capital, al colapso.

          Explicaron que la escasez del preciado líquido en el mediano plazo, será un hecho y que aunque los problemas se han ido resolviendo y puede decirse que se ha avanzado en su solución, no puede hablarse de que se hayan resuelto en definitiva.

          Dejaron claro que la empresa que representan, no es la propietaria del agua en Puebla, sino la que tiene la concesión para prestar el servicio a los habitantes de esta capital. El agua sigue siendo propiedad de la nación y el gobierno solo puede otorgar concesiones para que una empresa privada la distribuya adecuadamente y resuelva los problemas inherentes a su explotación.

          Esos problemas no podrán resolverse nunca, en eso estuvieron de acuerdo, si no se toman medidas para frenar el desmedido crecimiento de las ciudades. Mientras siga habiendo un desarrollo urbano, consistente en el surgimiento de colonias, conjuntos habitacionales, rascacielos, casas de departamentos, etc., el agua tenderá a escasear y no habrá forma de remediar su escasez.

           Debe haber políticas para evitar que en el futuro, el destino nos alcance y el agua para satisfacer nuestras necesidades básicas, empieza a escasear y puede llegar a constituir un serio problema de supervivencia, si en vez de enorgullecernos del rápido crecimiento de las ciudades, las autoridades municipales y estatales, tomaran medidas para evitar que continúe ese fenómeno.

        Ya el gobernador Alfredo Toxqui, había implementado un plan, hace más de tres décadas, para impulsar el desarrollo de diez municipios de la entidad, hacia donde se canalizarían las familias que de la periferia quisieran emigrar al centro, como generalmente ocurre y se frenara el desmedido crecimiento de la ciudad y sus municipios connurbados. Ese programa se abandonó y las consecuencias ya están a la vista: la vida en esta capital se complica no solo por el tránsito vehicular, por la falta de vialidades adecuadas y de transporte público suficiente, sino sobre todo, por que empieza a escasear el agua. ¿Y quién puede vivir sin aguar?

          José Luis Trejo, es un activo cenecista que hasta hace poco estuvo al frente de la agrupación campesina dirigida por el licenciado Nabor Ojeda, aquí en la entidad. Bien pues ahora que ya se arreglaron las cosas entre esa agrupación y la CNC, el licenciado Ojeda fue designado representante de la dirigencia de la CNC en un sector imporante de la ciudad de México y José Luis, acaba de ser designado representante de la dirigencia nacional de la Confrederación Nacional Campesina, en el Estado de Guerrero.

         Acabamos de hablar telefónicamente con él, y está feliz. Dice que no ha parado de trabajar desde su llegada a la entidad suriana, donde ha sido bien recibido y promete que procurará hacer un buen trabajo en todo sentido, para que el sector campesino guerrerense, que está pasando por una difícil situación, por el incremento de la violencia, logre superar sus problemas y pueda dedicarse al trabajo productivo para bien de todos sus integrantes.

          A Trejo Márquez, le fue a dar posesión a Guerrero, el dirigente nacional cenecista, lo que lo ha llenado de orgullo y dice que eso sí, lo compromete más para realizar un buen trabajo.

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