Columna | P u l s o    P o l i t i c o

             En las elecciones que acaban de pasar, Puebla tuvo el mayor número de denuncias por delitos electorales y es el estado del país, donde los conflictos violentos por cuestiones políticas  fueron en mayor número y más ruidosos.

            Un agudo observador de este proceso electoral que desde un principio le pareció el más interesante, nos dijo que los problemas legales y violentos que surgieron durante las elecciones, se deben a la ambición desmedida de poder, de un grupo o de un líder de ese grupo, que los están provocando.

            Elogió la postura adoptada por el candidato presidencial triunfador, Andrés Manuel López Obrador, de no intervenir en el asunto de Puebla y dejar que las autoridades electorales lo resuelvan conforme a la ley.

             “¿Te imaginas lo que ocurriría si el ya casi presidente electo interviniera personalmente en este asunto? Habría que ponerse a temblar, porque sería indicativo, de que no sabe de política, ni de acciones de gobierno.

               “Los asuntos electorales deben resolverse entre los partidos y las autoridades del ramo. La intervención de cualquier otra autoridad sería ilegal además de inconveniente. López Obrador actuó con estricto apego a derecho, el no puede, ni debe meterse a resolver problemas electorales”.

               Funcionarios de la FEPADE, están haciendo las investigaciones correspondientes y dependerá del resultado de esa investigación, lo que se decida al respecto.

                Treinta y cinco traidores ha detectado el PRI en sus filas y ya está solicitando su expulsión del partido, según dijo la secretaria del comité directivo estatal, Isabel Merlo Talavera.

                 En realidad ese número se quedó corto, pero lo importante es conocer, porque el partido tricolor empezó a tener deserciones de un tiempo a la fecha.

                  Han salido o han sido expulsados priístas distinguidos, priístas fogueados en la actividad política, que han tenido una participación intensa en puestos dentro de su partido y de elección popular y también en puestos administrativos de los diferentes niveles de gobierno.

                  Lo que las últimas dirigencias partidistas han dado en calificar de traiciones, son en realidad manifestaciones de descontento de militantes con sus dirigencias, pues al no tomarlos éstas en cuanta para desempeñar algún cargo de elección popular, al negarles su participación en actividades de partido, provocan irritación y enojo en los militantes que ahora saben que pueden pasarse a otro partido sin mayores consecuencias de ser expulsado por traidor.

                 Pero el caso es que los priístas ya casi no cuentan en la vidad política de la entidad: no tienen la gubernatura, no tendrán ni una senaduría, ni una diputación federal y solo una diputación local. Y respecto a las presidencias municipales, solo obtuvieron algunas decenas de ellas, de municipios pequeños y medianos. Las más fuertes, las cabeceras de distrito, por ejemplo, pues se les fueron de las manos y quien sabe cuando podrán recuperarlas.

                 El ex gobernador Rafael Moreno Valle, será senador plurinominal, ya es un hecho, y otro hecho es que el ex dirigente estatal del PRI y diputado federal, Jorge Estefan Charbel Chidiac, no será senador plurinominal, según los cálculos de quienes son expertos en este tipo de cuestiones, pues si los resultados hubieran sido mejores para el Revolucionario Institucional, Charbel Chidiac, sí hubiera entrado al senado.

                  El PAN sigue siendo el partido medianito que siempre ha sido, ahora con mayor división que antes, pues el pleito entre el panismo tradicional y el panismo morenovallista, se ahonda cada día más.

                    Como le comentamos en este espacio hace unos días: los tres partidos tradicionales PRI, PAN y PRD, necesitan volver a empezar, resolver todos sus conflictos internos, reestructurarse, reorganizarse y trabajar mucho para que dentro de diez o veinte años, puedan volver a ser lo que alguna vez fueron.

               La destrucción de esos partidos, no fue de la noche a la mañana. Se inició con el neoliberalismo salinista y si como se espera, López Obrador abandona ese modelo económico que tantos males ha acarreado a este país y al mundo, pues entonces les será más difícil volver a ser fuerzas políticas dignas de tomarse en cuenta.

                En estos momentos en Puebla, los partidos más activos son Morena y la alianza Por Puebla al Frente. Están peleando nada menos, pero nada más, que gubernatura del estado.

                 Para unos, los problemas post electorales, se deben a la lucha de unos para impedir la creación de un nuevo caciquismo, semejante al avilacamachismo de los años treinta, cuarenta y cincuenta, ahora a través del PAN, cuya dirigencia nacional no interviene para nada, y para los otros, es un pleito artificial, porque a estas alturas, ¿quién puede pensar que puede crearse un sistema de gobierno caciquil, como el que hubo hace más de medio siglo?

                En política, dicen los que saben de esto, todo puede ocurrir, si se dan las condiciones para ello. Y ya está claro, que las condiciones ni están dadas, ni podrán darse en un plazo más o menos corto. Estamos viviendo una época en la que con más prisa ha evolucionado la comunicación, y una sociedad informada, tiene comportamientos muy distintos a los de hace más de medio siglo.

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