Columna | P u l s o    P o l i t i c o

          El arzobispo Rosendo Huesca Pacheco, fallecido el sábado, y antecesor de Víctor Sánchez Espinosa, gobernó a la Iglesia Católica poblana, cuando todavía no se calmaban las aguas agitadas desde 1961 por una  lucha por el control de la Universidad Autónoma de Puebla, entre los grupos de derecha y liberales, lucha en la que se vieron involucrados todos los poblanos, pues la máxima autoridad eclesiástica la ejercía Octaviano Márquez y Toriz, arzobispo con mentalidad medieval, que involucró a los fieles de todas las parroquias, pues según él y sus seguidores, principalmente empresarios, hicieron creer que esa lucha era contra el comunismo ateo que amenazaba a la humanidad y en defensa del cristianismo, de la Iglesia Católica y de las tradiciones nacionales.

       La sociedad permaneció dividida, enfrentada ideológicamente, aunque ese enfrentamiento muchas veces era violento, durante casi dos décadas.

       Cayeron gobiernos como el de Antonio Nava Castillo, que quiso resolver el problema mediante el uso de la fuerza y otros que o no entendieron lo que estaba pasando o se pusieron del lado de uno de los grupos, como el caso del gobernador Gonzalo Bautista O!Farrill.

         El doctor Alfredo Toxqui llegó al poder y una de sus promesas de campaña había sido apaciguar a Puebla mediante el diálogo con las partes involucradas, (cancelemos odios y rencores, fue su frase) que coincidió con la intención del nuevo arzobispo Rosendo Huesca, de sacar a la iglesia de ese conflicto, mediante el diálogo con las corrientes que dentro del catolicismo poblano, se mostraban más beligerantes.

          Tanto el gobernador Toxqui, como el arzobispo Huesca, establecieron relaciones respetuosas que fueron poco a poco influyendo entre el grueso de la población.

         Ya había fallecido el arzobispo Márquez y Toriz, el más beligerante de los actores del movimiento derechista que de hecho gobernaba a la UAP y el grupo izquierdista de la institución, cuyo líder era el ingeniero Luis Rivera Terrazas, había triunfado dentro de la universidad, desplazando a los derechistas que a través del Consejo de Honor, dictaban el rumbo de la educación superior en Puebla.

          Funcionaba ya, con reconocimiento oficial, una universidad privada que era manejada y atendida académicamente, por los maestros desplazados de la UAP, por “Fuas” (miembros del Frente Universitario Anticomunista) y a ella concurrían estudiantes que simpatizaban con esa corriente, generalmente ex alumnos de colegios católicos.

      El arzobispo Huesca por su parte y el gobernador Toxqui por la suya, lograron controlar la situación y poco a poco las agitadas aguas se fueron calmando.

       La UAP invitó a monseñor Huesca Pacheco a impartir clases en la Facultad de Filosofía y Letras, concretamente en la Escuela de Psicología y él aceptó.

        En un principio hubo críticas de los derechistas recalcitrantes hacia el arzobispo, por considerarlo “tibio”, pero poco a poco se fueron viendo los beneficios de esa “tibieza” que acabó logrando que Puebla, mejor dicho los poblanos, conformaran una sociedad mucho más tolerante, más civilizada, más cristiana.

       Huesca Pacheco nació en el estado de Oaxaca, pero toda su vida la pasó en Puebla donde fue alumno y después maestro del Seminario Palafoxiano, donde fue velado el sábado.

        Después de más de 30 años de haber estado al frente de la arquidiócesis, cuando cumplió 75 años de edad, renunció al arzobispado, como establecen los cánones de la Iglesia, pero el Papa Juan Pablo II, no aceptó su renuncia, pues su estado físico era bastante bueno, sino varios años después.

       Fue sustituido hace tres años, por el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, nacido en la mixteca poblana y quien ha venido continuando con la labor de su antecesor.

       El cuerpo del señor Huesca, fue llevado del Seminario a la Catedral, donde fue visitado por miles de fieles católicos. Hoy será cremado, según nos dijeron ayer y sus cenizas reposarán en la Catedral angelopolitana, como sus antecesores. Descanse en Paz.

       Hoy o en el transcurso de esta semana, podrá saberse el nombre del candidato del PRI a la Presidencia de la República. La designación del nuevo gobernador del Banco de México es la clave, nos dijeron priístas generalmente bien enterados.

       Si el nuevo gobernador de esa institución es José Antonio Meade, es que ya no fue candidato a la presidencia y si no es él, las posibilidades de que sea el candidato presidencial, serían de un 99 por ciento.

       La decisión sobre la candidatura para el gobierno de Puebla, dependerá del candidato presidencial. Los más fuertes aspirantes son Juan Carlos Lastiri Quirós, subsecretario de la Sedatu y el doctor Enrique Doger Guerrero, delegado del IMSS en Puebla.

      El candidato priísta en la entidad, competirá con el senador Luis Miguel Barbosa, de Morena, tal vez el más fuerte candidato de la oposición y contra la señora Erika Alonso, del PAN, esposa del ex gobernador Moreno Valle.

       Corren rumores de que otro senador, Javier Lozano Alarcón, del PAN, sería lanzado como candidato de Movimiento Ciudadano y que el ex senador Víctor Hugo Islas, sería el candidato del PANAL (Partido Nueva Alianza) que ya no se unió al Frente Ciudadano por México, que da la impresión de que está a punto de disolverse.

       Estos rumores, no han sido confirmados.

Publicado en COLUMNAS

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