Columna | P U L S O   P O L I T I C O

           Eran los tiempos del presidente Luis Echeverría cuando el líder campesino priista, Amador Hernández, rompió con el sistema a raíz del enfrentamiento de los productores de coco del Estado de Guerrero, que tuvo por resultado varios muertos en el puerto de Acapulco.

          El presidente Gustavo Díaz Ordaz, que estaba por terminar su periodo, castigó al líder nacional de la CNC destituyéndolo de ese cargo y éste se refugió en su región, Tehuacán, esperando tempos mejores.

          Pero con Echeverría en el poder, las cosas empeoraron para el cacique de la región, al que en vez de consultarle quien debía ser el diputado federal por ese distrito, impuso desde el centro a una maestra que como doña Esther Zuno de Echeverría, era impulsora de la danza y vestidos folklóricos. Eso hizo enfurecer a don Amador, que protestó y movilizó a su gente para que se hiciera un cambio de candidato, lo que no logró. Entonces ordenó a sus huestes protestar y acusar de fraude electoral y el movimiento fue tan fuerte, que el gobierno federal tuvo que ceder. Finalmente se impuso al candidato de Amador Hernández.

         El líder campesino comprendió que su tiempo de poder estaba por terminar y en la elección del ayuntamiento tehuacanero, abrió de par en par las puertas al panismo.

         Ahí se inició la alternancia del poder en Puebla. Fue el primer municipio gobernado por el PAN y contó con el apoyo del sector privado de la región, la segunda más importante del estado.

         Una viuda rica entregó a Acción Nacional una casa para sus oficinas y fue el primer municipio del país en donde el PAN contó con casa propia.

        HAY QUE ACLARAR, QUE AMADOR HERNÁNDEZ nunca dejó al PRI, siempre fue militante de ese partido, pero ya un importante sector priista había abandonado al tricolor para unirse a Acción Nacional y eso sí, ya no lo pudo evitar.

        El PAN llegó a Tehuacán para quedarse y el declive del municipio se inició en esa época por los constantes enfrentamientos entre los militantes de ambos partidos, que se reflejaban en el mal funcionamiento del ayuntamiento que ha prevalecido hasta la fecha.

       Hubo buenas autoridades municipales, tanto del PRI como del PAN, pero las disputas políticas hicieron estragos en ambos grupos.

       Desde esos tiempos los problemas principales del municipio más importante del Estado, después de la capital, han sido el servicio de limpia y la seguridad. Continúan hasta la fecha.

       Varias veces el servicio de limpia se ha suspendido por falta de pago de las autoridades municipales, a la empresa que presta el servicio y en varias ocasiones el gobierno estatal ha tenido que intervenir, para sustituir o reforzar a las autoridades policiacas municipales. Y ni al principio, salvo excepciones, ni ahora, puede afirmarse que esos problemas hayan sido superados.

         EN LA ÉPOCA DE MORENA, LA SITUACIÓN HA EMPEORADO: el primer presidente municipal surgido del nuevo partido mayoritario, coincidió con la llegada al poder en el estado del primer gobernador morenista, Miguel Barbosa Huerta, originario de esa región, y el alcalde tuvo que ser encarcelado unos meses después de asumir el poder, acusado de corrupción por el propio gobernador. Su sustituto no dio el ancho y la inseguridad creció y el descontento de los ciudadanos también.

           Para las elecciones más recientes, el PRI lanzó a un candidato con simpatías entre un amplio sector de la población, pues ya había sido presidente municipal unos años antes y aun cuando fue sustituido por su esposa, que no hizo un buen trabajo, él contaba con muchos simpatizantes. Sin embargo, no alcanzó el triunfo y un tiempo después falleció, y los problemas siguen.

          TODO LO ANTERIOR SE DEBE A LA FALTA DE PROFESIONALISMO político de dirigentes y militantes de los partidos. Si los políticos panistas y priistas de esa región, hubieran dedicado como parte de su actividad, a la educación política de sus miembros, otro gallo les cantara y serían ejemplo para las regiones de toda la entidad.

          Ni los dirigentes y menos los militantes, hacen política. Su actividad principal es la politiquería, el chisme, el rumor, la guerra sucia. Nada serio, nada constructivo.

          Ningún partido político del país, ya ni el PRI, cuentan con estructura suficiente para lograr una buena organización. Ninguno es escuela de política.

         Los dirigentes de los partidos parecen no tener ni idea de lo que deben hacer. Que no digan que carecen de recursos, porque desde la llegada al poder del neoliberalismo, se les entregan, aun a los más pequeños, importantes cantidades de dinero, que les llaman elegantemente “participaciones”, que dilapidan en el pago de una burocracia partidista  absolutamente ineficiente.

         Si las cosas siguen así, los problemas municipales, los problemas estatales y los nacionales, continuarán sin solución real. Los políticos profesionales, no surgen de la noche a la mañana. Es un proceso largo que requiere de una buena dosis de espíritu patriótico, de honestidad, de conocimiento de la problemática social y de amor al pueblo. La carrera política es teórica y práctica. Si esto no se tiene, se podrá hacer politiquería, pero no política seria y profesional.  

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