Columna | P U L S O   P O L I T I C O

           Los gobiernos estatal y municipal de Puebla capital, iniciaron ayer el programa “Mil Calles” que permitirá resolver los graves problemas del deterioro del pavimento de las calles y avenidas de la ciudad, dejado por el pasado ayuntamiento.

         En el acto donde este programa fue puesto en marcha, colonia Villa Frontera, estuvieron el gobernador del Estado y el presidente municipal de esta capital, Miguel Barbosa Huerta y Eduardo Rivera Pérez, respectivamente, dando una muestra de cómo se debe gobernar en estos tiempos, pues pertenecen a partidos antagónicos, Morena y PAN, pero unidos para trabajar a favor del pueblo que los eligió.

        El gobierno estatal participará con una aportación de 50 millones de pesos para estas obras y el ayuntamiento cubrirá el resto.

        Al hacer uso de la palabra, el gobernador expresó que este gobierno no gastará en obras suntuarias, como se hacía en el pasado, refiriéndose al primer gobierno estatal panista de la historia del estado, que derrochó millones de pesos en obras lujosas y carísimas, con dinero prestado por el que se pagan miles de millones anualmente, sino obras que sirvan realmente a la sociedad, principalmente a los sectores menos favorecidos.

         EN EL GOBIERNO DEL SEÑOR MORENO VALLE ROSAS, el ayuntamiento, que presidió su correligionario Eduardo Rivera, que hoy desempeña nuevamente ese puesto, no pudo hacer nada porque el gobernante estatal, absorbió todas las funciones del gobierno municipal y por hacerlo, dejó en el abandono a los municipios de provincia, excepto a aquéllos que le interesaban para convertirlos en “pueblos mágicos” que no fueron más de diez.

           En la ciudad de Puebla, se cambiaron las rejas de los parques y jardines a un costo elevadísimo, se construyeron ciclopistas elevadas, que no han servido para nada y que según un experto canadiense, nunca se hacen así, sino a ras de tierra; en solo dos obras suntuosas e innecesarias, el Centro Integral de Servicios y Museo Internacional del Barroco, se invirtieron quince mil millones de pesos que se están pagando junto con los intereses correspondientes y cuyo pago concluirá hasta dentro de más de veinte años.

          Cuando Antonio Gali Fayad, realizó su campaña para ocupar la gubernatura de cuatro años, el principal reclamo que recibió de los habitantes de los municipios del interior del estado, fue el de estar abandonados a su suerte, pues ninguna inversión medianamente importante habían recibido duran el primer gobierno panista de la historia de Puebla.

         LA DIFERENCIA LA MARCO AHORA EL ACTUAL gobernador Barbosa Huerta, al informar que su gobierno había invertido mil 300 millones de pesos, en construcción de carreteras y caminos estatales, en reconstrucción de hospitales que habían quedado abandonados, en reconstrucción de escuelas, en obras de infraestructura que benefician a todos los poblanos y esa será la tónica que seguirá durante todos su gobierno. Dijo que eso se ha hecho, en todos los municipios sin distingos, es decir, nada tiene que ver la corriente partidista a la que cada ayuntamiento pertenezca. Los gobierno estatal y municipales y desde luego el federal, deben trabajar por el bien del pueblo que los eligió, para que en unidad se avance con mayor eficacia.

         ESO ES  PRECISAMENTE LO QUE NOS FALTA A LOS mexicanos, madurez política debido a los pésimos partidos, que tan caros cuestan al pueblo, pues viven de los subsidios oficiales, que ahora elegantemente les llaman “participaciones” y que no cumplen ni los mínimos requisitos para ser considerados como partidos.

         Todos han perdido su identidad ideológica, ninguna tiene una estructura más o menos aceptable, para alcanzar una buena organización, disciplina y unidad interna. Ninguno cumple con algo que dijo cuando surgió el PAN (15 de septiembre de 1938) su fundador don Manuel Gómez Morín, ser escuelas de política, por el contrario, son escuelas de guerras sucias, importadas por el grupo de Vicente Fox en el año 2000, que tanto han contribuido a vulgarizar la actividad política en nuestro país, de politiquería barata, cuyas campañas de basan, no en investigar los problemas sociales y económicos que la población padece, sino en divulgar rumores y chismes sobre la vida privada de los adversarios, para descalificarlos ante la opinión pública.

          El partido en el poder, Morena, padece los mismos problemas de sus adversarios: carece de una ideología común, todavía no cuenta con una estructura partidista bien cimentada, no tiene organización, hay división interna y sus militantes en época electoral, se combaten unos a otros con las mismas armas de sus adversarios, chismes y rumores y todo, para lograr candidaturas para las que muchos carecen de la mínima preparación.

          Los salva un líder carismático, que cuenta con toda la confianza de millones de ciudadanos, pero un solo hombre, por capaz y carismático que sea, no puede terminar la obra monumental que se ha echado a cuestas, transformar al país para bien de todos, en seis años, y deberá dejar a un sucesor y a un partido fuerte y bien organizado, con militantes capaces de continuar el trabajo iniciado, hasta que se garantice que ya no habrá vuelta atrás.

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