Columna | P U L S O   P O L I T I C O

              El gobierno federal está enfrentando un grave problema derivado del clima de inseguridad y violencia que todavía se vive en México: el asesinato de dos sacerdotes en la sierra Tarahumara de Chihuahua, pertenecientes a la Compañía de Jesús, la orden religiosa del catolicismo, más poderosa casi desde su fundación, por Ignacio de Loyola hace más de 500 años.

              Por primera vez en la historia, el Papa (Francisco) es un jesuita y por primera vez también, es latinoamericano. El asesinato de los religiosos, ocurrió dentro del templo parroquial en el que trabajaban.

              El obispo de la diócesis Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval, dijo que “los padres Javier Campos y Joaquín Mora, estuvieron en el lugar y en el momento equivocados y fueron asesinados cuando ambos estaban cumpliendo su deber de ayudar y socorrer física y espiritualmente a una persona que estaba perdiendo la vida”

           Todo parece indicar que ya fue identificado el asesino, que es capo del cartel de Sinaloa.

            Este crimen ha conmocionado a toda la población del país, en su mayoría católica, por lo que las autoridades han tenido que actuar con la mayor rapidez posible.

             Chihuahua es una entidad gobernada por panistas y al igual que Guanajuato y Tamaulipas también gobernadas por el PAN, tienen un alto porcentaje de criminalidad, por lo que las autoridades federales han tenido que concurrir en su auxilio.

              PLATICANDO CON UN PEQUEÑO GRUPO DE priistas que eran recalcitrantes seguidores del tricolor, nos dijeron ayer que ya han perdido las esperanzas de que su partido se recupere. No tiene líderes capaces y el partido que durante varias décadas fue el más poderoso y mejor organizado de Latinoamérica, cada día se destruye más. “Parece una especie en extinción y parece que ni su actual dirigencia, ni destacados priistas de otras épocas, saben qué hacer para reconstruirlo.

            Para Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, nos dicen, y para las dirigencias estatales, como la de Puebla, centran su trabajo en estar defendiendo la figura del dirigente nacional, muy mermada por su alianza con el PAN y por no tener ningún proyecto de reconstrucción para el partido que ya no tiene la ideología nacionalista y revolucionaria de su época de oro; ni cuenta con los recursos económicos para hacer frente a sus difíciles circunstancias; ni tiene líderes capaces de llevar a cabo el trabajo que se requiere para iniciar la reconstrucción del partido desde abajo.

             LOS TRES SECTORES QUE FUERON LOS PILARES que sostuvieron durante casi 80 años la estructura priista, ya no existen. Lo vemos claramente aquí en Puebla, donde el sector popular, ya no existe. Su destrucción la inició Carlos Salinas de Gortari que sustituyó incluso su nombre, CNOP, por el absurdo UNE, que a los miembros del sector popular priista, no le decían nada, porque nada significaban. CNOP, era Confederación Nacional de Organizaciones Populares, en cambio UNE, no tuvo nunca un significado.

          El mismo Salinas, destruyó a la Confederación Nacional Campesina, a la que creía fiel al gobierno, aunque éste no le hiciera caso, y el sector obrero, poco a poco se fue alejando del partido de la Revolución al grado de que ya solo le queda una central obrera, muy traqueteada por cierto y no tan confiable para los dirigentes del partido tricolor.

          La CROM prácticamente ha dejado de existir y la FROC-CROC, sigue existiendo pero ya no es parte del priismo ni nacional ni localmente.

           Sin el sostén de sus tradicionales pilares, el priismo se derrumbó, al grado de quedar como la tercera “fuerza” política del país. Lo sustituye Morena que es el partido que reemplazó al priismo de los años treinta, cuarenta y cincuenta, cuando tuvo su época de oro y construyó el México moderno, que durante años fue ejemplo para toda América Latina.

             Nos dijeron los priistas con quienes platicamos, que la política opositora de Alito, no tiene ningún futuro: es la misma política panista, la de pensar que atacando constantemente al gobierno, al presidente y al partido en el poder, va a alcanzar nuevamente el poder. Está perdiendo la guerra en forma absurda: ¿Qué debe hacer entonces? Preguntamos y la respuesta fue; “Formular un plan de reconstrucción total, empezando por dar a conocer la ideología del partido, porque ya la ha perdido; reorganizar a sus comités estatales, municipales y seccionales. Formar líderes que conozcan la ideología, es decir, la doctrina del partido, que participen en su reconstrucción metiéndose al trabajo de campo con la gente, con los militantes de base; restablecer la política social que fue base para la fuerza que tuvo el partido en sus primeras décadas en el poder. Hay que reconocer que fue un partido interesado primordialmente, por atender las necesidades de los más pobres, de los campesinos, de los obreros y de las clases medias populares, sectores que ahora atiende el gobierno de Morena mientras el PRI anda de la mano con el PAN, defendiendo los intereses de las grandes empresas que estaban por apoderarse nuevamente del petróleo y que ya tenían controlada la producción eléctrica que hubiera sido terrible para el pueblo mexicano, como lo es actualmente sumamente grave para el pueblo español.

         Nos dijeron que aun así, la recuperación del PRI va a ser lenta, no va a ser arrolladora. Los dirigentes deben entender, que perdieron el poder por los graves errores que cometieron los gobiernos priistas y que les toca pagar las consecuencias.

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