Actualmente los mexicanos vivimos como nunca en la historia, una situación inédita para la que no fuimos preparados y que escapa a nuestra imaginación, en primer lugar por la llegada en dos mil dieciocho, del primero gobierno de “izquierda” a la Presidencia de la República con un partido de reciente creación, encabezado por Andrés Manuel López Obrador y al que se sumaron exmilitantes de diferentes partidos tanto del PRI, PRD, MOVIMIENTO CIUDADANO, PT ,PES Y EL PVEM, ganando además la mayoría en ambas cámaras de Diputados y Senadores, así como también de un bloque importante de Gubernaturas , Congresos locales y Presidencias Municipales, lo que le permite contar con un amplio respaldo para la toma de decisiones y en segundo lugar por la pandemia del Covid 19 que ha significado un duro golpe a la vida de todos los ciudadanos, afectando gravemente no sólo la salud, y la pérdida de vida de más de cincuenta mil personas a esta fecha, así como las graves repercusiones en la economía de las familias, con la pérdida de fuentes de trabajo, aumento de la pobreza y la hambruna que empieza a elevarse en distintas ciudades y poblaciones del país, con un sistema de salud colapsado y con un manejo erróneo de la pandemia, que puso por delante cuidar la imagen presidencial, menospreciando los datos científicos, antes que informar y establecer una estrategia adecuada para disminuir sus efectos; este constituye en mi opinión el primer mundo, en el que nos debatimos todos los días millones de mexicanos, expuestos a perder la vida por contagiarnos del Covid 19, por un hecho violento de la delincuencia que no ha dejado de crecer o de hambre por la falta de un empleo para satisfacer las necesidades básicas de nuestras familias; sin embargo, la 4T y el Presidente López Obrador, han fabricado otro mundo, en él que es más importante mantener ocupada la atención de los ciudadanos a través de la Conferencia mañanera con anuncios relacionados con el combate a la corrupción de los gobiernos anteriores, el robo a la nación con la compra del avión presidencial que se ha vuelto un lastre para el país, la estafa maestra, los casos de corrupción de ex gobernadores del PRI y del PAN que saquearon al país, la extradición de Emilio Lozoya ex director de Pemex que de delincuente de cuello blanco, pasó a ser toda una celebridad a la que se le está sacando el mayor provecho, con vistas a dañar aún más la imagen de los dos partidos de oposición que nos gobernaron en el período neoliberal, es el delincuente útil cuyas historias son esperadas por millones de espectadores, que día a día esperan saber los nombres de todos los actores de la corrupción que tanto daño ocasionó al erario público, lo que a corto plazo se hará extensivo a los candidatos a los cargos de elección popular que se disputarán en 2021, dejándolos en la lona, aún antes de iniciar las campañas.

Resulta evidente, que para López Obrador, la construcción del triunfo electoral de Morena en 2021 y de sus candidatos, ocupa todo su tiempo y pensamientos, ya que para él, la pandemia ya fue derrotada y la maltrecha economía del país, se levantará a fin de año, por arte de magia, apoyado en sus “otros datos” mientras presenciamos la quiebra de cientos de empresas y el cierre de miles de pequeños negocios, despido de personal y con ello la baja en la recaudación fiscal que se prevé a finales del año tenga una drástica caída.

El discurso del Presidente, todos los días hace énfasis en comparar los logros de su gobierno, respecto a los gobiernos anteriores, en ponderar lo alcanzado en su administración y de la conveniencia de que su partido conserve el poder en beneficio del pueblo mexicano; no escuchamos avances, cifras, mediciones, buenas noticias de que el país va por el rumbo correcto, sino sólo anuncios mediáticos de los que ya existe cansancio, porque sólo sirven para llenar la información del día y para que la gente tenga en que pensar y olvidarse de su crítica situación.

Seguimos escuchando el discurso del candidato, que se olvida que ya es el Presidente, que esperamos le vaya bien al país, no a su grupo político, que tiene la oportunidad de componer las cosas, pensando en el interés común y no sólo en los de su grupo político, que la historia lo juzgará y recriminará por los errores y desaciertos de su administración y que puede darse la misma decepción de millones de mexicanos que en el 2000 votaron por el primer gobierno de alternancia en el país con Vicente Fox y que en 2006 estaban arrepentidos por creer que derrotando al PRI, era posible terminar con los vicios del viejo régimen y transformar el país en bien de todos los ciudadanos.

Faltan casi un año para las elecciones intermedias, ojalá entienda el Presidente, que no es momento para pensar en su proyecto político y de su partido, sino de trabajar en pro del bienestar de las familias y de quienes con su trabajo y empresas producen la riqueza de la Nación.

Por el momento, ninguno de los dos mundos que vivimos y padecemos, nos hace felices, por el contrario, si esto no cambia, crecerá cada día el grupo de los arrepentidos que pensamos que votando por AMLO el país estaría mejor.

                                                               *Director General del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla

Publicado en COLUMNAS

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