Martes, 21 Enero 2020 21:25

Se acerca el día “D”, para Morena

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

               El domingo próximo 26 de enero, será el Congreso General de Morena, convocado por la presidenta del Consejo Nacional, Berta Luján, para determinar la situación de ese partido que tiene como dirigente provisional a la secretaria general Yeidckol Polevnsky.

                Morena va contra el tiempo. Ya hizo un año en el poder al que arribó con la votación más elevada de la historia en una elección presidencial y todavía no sale de su crisis, muy semejante a la que confrontan sus partidos opositores, PRI, PAN, PRD, que confrontan divisiones internas, que carecen de ideología precisa, que no tienen estructura, ni organización, ni disciplina interna.

                La fuerza de Morena, radica en la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, el presidente de la república que en su triunfo arrollador, arrastró a un gran número de senadores, diputados locales y federales y presidentes municipales, sin oficio político, sin sensibilidad social, que con sus actuaciones están debilitando al partido, que todavía no se ha conformado y al propio Presidente, pues los morenistas, ni siquiera han podido conformar una defensa sólida, de raigambre popular, de la Cuarta Transformación (4-T) que diariamente recibe los embates de la derecha, de los conservadores, que se han visto afectados en sus intereses.   

             Si el partido en el poder, no logra conformarse como un verdadero partido, en su reunión del domingo próximo, si sus diferencias, como es de temerse, se ahondan, llegará muy debilitado a las elecciones del 2021, en que serán renovados varios gobernadores, congresos locales, el Congreso federal y presidencias municipales en todos los estados del país.

             El partido del Presidente, todavía gana las encuestas realizadas por diversas instituciones y medios de difusión por un elevado porcentaje, pero va perdiendo fuerza y la razón es su falta de línea ideológica precisa, de su carencia de infraestructura y de organización y consecuentemente, su falta de seriedad y disciplina interna.

              Si el actual gobierno de la república, confronta un problema político en estos momentos, ese problema se llama Morena. López Obrador es un presidente fuerte, que cuenta con millones de seguidores, pero los miembros de la cúpula de ese partido, insisten en constituirse en un escollo, en vez de un apoyo.

             La lucha por la dirigencia nacional, se centra entre Yeidckol Polevnky y Berta Luján, dos mujeres que están decididas a todo por hacerse de la dirigencia nacional.

              No ha habido diálogo serio que lime las asperezas, de modo que gane quien gane la presidencia, ese partido no logrará la unidad.

              En Puebla hemos visto, que el comportamiento de algunos diputados, presidentes municipales y en general funcionarios públicos de la era morenista, deja mucho qué desear: Los diputados locales J.J. y Héctor Alonso, son un ejemplo del daño que pueden hacer al partido en el poder, personajes que llegan a considerar que por su militancia en otros partidos y por los puestos que a través de ellos llegaron a desempeñar, son superiores a sus compañeros y deberían gozar de trato preferencial. Su soberbia llegó a límites intolerables, para la militancia de su instituto y prácticamente los han corrido. Y así hay presidentes muicipales, diputados federales, etc.

                Dijo Manuel Gómez Morín, el fundador del PAN en 1939, que los partidos deberían ser escuelas de política. Si Morena no se decide a ser un verdadero partido y forma a su gente como militante de un partido nuevo, liberal, sensible a los problemas sociales, con dirigentes bien preparados y trabajadores, su paso por el poder, será breve y lo que se logre en estos años pronto se borrará y solo será un recuerdo de lo que pudo ser y no fue.

                Otro caso dramático, es el del PRI. Los políticos de ahora, y esto comprende a todos los partidos, parece que a propósito se han apartado de la realidad, no la quieren ver.

              Los priístas, que practicaron durante décadas una disciplina agachona y que a pesar de ese sometimiento absoluto a la dirigencia de su partido, llegaron a rebelarse contra las políticas neoliberales que les impusieron los tecnócratas de Carlos Salinas, se le rebelaron a Ernesto Zedillo, y en una Asamblea Nacional, exigieron que el candidato presidencial siguiente, fuera un político priísta de carrera y no un doctor de Harvard. El resultado fue, que los tecnócratas decidieran entregar el poder al PAN y no al PRI y que se iniciara con ello un periodo de 12 años, en los que todo se echo a perder, sobre todo la paz y la tranquilidad públicas, pero también se interrumpiera el avance, lento pero seguro, que los gobiernos revolucionarios habían logrado con una política económica dirigida por don Antonio Ortiz Mena que permitió crecimientos del PIB de hasta el 6 por ciento.

             Ahora el Partido Revolucionario Institucional, fuera del poder, con un gran desprestigio popular no ha podido recomponerse y en el 2018 sufrió una emigración hacia otras formaciones políticas, que lo han debilitado enormemente.

              Con Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, en la presidencia nacional del partido, no se ve claro. Y tiene meses en el poder y todavía los priístas no saben hacia dónde van, si es que van hacia alguna parte.

              Aquí en Puebla, hay una desganada lucha por la dirigencia estatal. Hay cuatro aspirantes que ya están en campaña, unas campañas grises, sin entusiasmo, sin propósitos bien definidos, como no los tiene la dirigencia nacional.

              Entre quienes aspiran a dirigir al PRI poblano, hay buenos elementos, o por lo menos bien intencionados, lo que no es suficiente para sacar al buey de la barranca.

               Juan Manuel Vega Rayet, es tal vez el mejor calificado, pues ha sido presidente municipal de Izúcar de Matamoros, diputado local, diputado federal, ya ocupó la presidencia estatal de su partido, ha sido funcionario estatal y federal y además tiene carisma.

               También se apunta, Lorenzo Rivera Sosa, quien actualmente está como presidente estatal provisional. Su intención es continuar al frente del tricolor durante el periodo que sigue.

               Otro aspirante es Erick Salgado Trujillo, de la llamada Corriente Crítica (que no lo ha sido tanto) y que tiene experiencia dentro del propio partido.

               Y el cuarto es don Néstor Camarillo, un joven también experimentado, que actualmente es miembro del comité estatal, donde ocupa la secretaría de Organización. Ha sido presidente municipal de su municipio y ha desempeñado con éxito otros cargos públicos.

Publicado en COLUMNAS

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