Columna | ETIQUETA CON DESTINO

Puebla perdió una gran oportunidad en el 2010 con la llegada de Rafael Moreno Valle Rosas al gobierno, hoy existe una gran oportunidad, una nueva oportunidad de que haya un cambio de régimen que parta de los acuerdos de los poblanos y en los que estén involucrados los políticos, la sociedad, los empresarios y que todos colaboremos o participemos en hacerlo.

Está en manos del gobernador Barbosa, en quien confió y otorgo un voto de confianza, así se lo declaró el ex Secretario de Gobernación Fernando Luis Manzanilla Prieto en una entrevista con el periodista y Director de E-Consulta Rodolfo Ruiz Rodríguez.

En varias ocasiones reiteró que no se metió en grillas, menos en chismes, así como que no formaba parte del grupo de trabajo, del equipo cercano al gobernador, “por eso seguiré otra ruta”.

No tuve conflictos con nadie, no me confronte, no entre en grillas porque la política no es eso e incluso tengo una buena relación con David Méndez Márquez, quien hoy ocupa su lugar.

Insistió en que las decisiones las toma el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta y habló con él su salida al terminar el año. “Yo tenía una fecha planteada que era regresar a la cámara de diputados el 1 de febrero”

Dijo, que tras más de 80 años de gobiernos priistas, en 2010 se tuvo la gran oportunidad de cambiar la forma de gobernar, la oportunidad de un régimen nuevo que no se dio.

Puebla sufrió mucho, el gran legado de Rafael Moreno Valle Rosas fue que sembró la polarización de la sociedad, no hubo un ejercicio democrático, existió la imposición, por lo que estimó que Luis Miguel Barbosa Huerta recibe una segunda oportunidad para que Puebla prospere, es “la oportunidad en este cambio de régimen que parta de los acuerdos de los poblanos, no es exclusivo de los políticos, están los medios, los empresarios”.

Rodolfo Ruiz, con la agudeza que le caracteriza en sus entrevistas cuestionó en varias ocasiones a Fernando Manzanilla, sobre la posibilidad de que en este nuevo gobierno se mantenga la imposición y las decisiones unilaterales del gobernador, a lo que respondió que no.

Es la segunda oportunidad que tiene el estado y ojalá se aproveche, es una segunda oportunidad de lo que no se hizo antes, yo le doy mi voto de confianza a Barbosa, ojalá así sea.

Sostuvo que los actores que dominan la política son quienes dan resultados en sus funciones de carácter político, administrativo, legislativo o ejecutivo.

Ojalá los medios abonen al cambio democrático.

Todos tenemos que poner de nuestra parte, explico Manzanilla Prieto.

¿QUE SIGUE PARA FERNANDO MANZANILLA?

 Dentro de la entrevista con Rodolfo Ruiz declaró lo que algunos reporteros ya sabíamos desde el pasado mes de diciembre y fue claro y preciso: “Yo me había hecho a la idea de concluir el año, tampoco sude calenturas ajenas, yo quería concluir el año, terminar el periodo e integrarme a la cámara el 1 de febrero”.

Hay otras cosas que no dijo el aún diputado federal con licencia y es que ya tiene sus propios planes y proyectos.

Un político de su capacidad y perfil sabe hacia dónde camina y que persigue.

Es cierto que en diciembre de 2019 y enero 2020 muchos de los que estaban cerca de él y al ver que el barco se hundía decidieron abandonarlo.

Unos para subsistir y otros que pensaron que era el final de la era Manzanilla.

Hoy con sus más cercanos y quienes le ven futuro, un grupo muy cercano de unas 10 personas sigue trabajando “para lo que viene”.

La candidatura por la Presidencia Municipal de Puebla en 2021 y la del gobierno del estado en 2024, están en la mira.

Fernando Manzanilla antes de dejar gobernación ya dejó hechos acuerdos.

Ya hizo la tarea.

Sabe cómo, cuándo y dónde actuar.

No es un hombre o político de pleito, de gritos y sombrerazos.

Es hábil e inteligente.

El tiempo dirá hacia donde se dirige.

Ya lo veremos.

COMENTARIOS Y SUGERENCIAS

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Twitter: @Luiguiglez

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Domingo, 01 Septiembre 2019 19:33

Cambio de régimen

En su primer informe, López Obrador hizo una declaración que alerta: la intención de sustituir el régimen político.

Es una afirmación muy peligrosa.

El régimen político se establece en la Constitución. No hay otro. Se tutela en el artículo 40: México es una República representativa, democrática, laica y federal.

¿Qué es precisamente lo que quiere cambiar López Obrador?

La República es la forma de gobierno por la cual el poder no se hereda y cuya titularidad se renueva periódicamente.

Representativa significa que la soberanía se ejerce a través de representantes electos.

Democrática, que esa representación se conforma a través del voto libre y se controla a través de diversos mecanismos institucionales y legales.

Laica, que el estado no sólo carece de religión, sino que garantiza que cada persona decide y ejerce libremente su credo, incluida la ausencia de religión.

Federal implica que la República se eslabona por estados libres y soberanos, unidos bajo un pacto federal.

¿En qué consiste el cambio de régimen?

¿Se sustituirá la República? ¿Por qué? ¿Por una monarquía, un tercer imperio, una dictadura?

El elemento medular de la República es la sucesión continua, cierta, programada, libre, de los poderes públicos.

Por eso se ata con la definición de república democrática: en donde son los ciudadanos quienes definen a sus representantes en elecciones periódicas y libres. La democracia no es el fuerte de Morena. Parece seguir el patrón de muchos gobiernos: llegar por medios democráticos al poder para destrozar a la democracia.

Una tentación permanente de los populistas es dislocar la democracia representativa para suplantarla por un engendro llamado democracia directa. Castro fue el impulsor del asambleísmo que borraba al parlamento. En las votaciones a mano alzada en mítines se tomaban decisiones de estado, por encima de la ley. Chávez, Maduro, Morales y los suyos inventaron las consultas para perpetuarse en el poder.

La mayor contradicción ideológica de López Obrador reside en el pisoteo al estado laico. Posee vínculos orgánicos con las iglesias cristianas y sus mensajes incluyen connotaciones religiosas. El presidente no da discursos: predica. Nada lo aleja más de Juárez que su fanatismo.

Pero el federalismo es algo que estorba al mandatario. El nombramiento de delegados generales es seguido por la centralización en todo: en las adquisiciones, en la educación. Va por la salud. En el núcleo de la centralización se encuentra él: poco se decide sin pasar por su escritorio.

Pocos entienden su dimensión y el peligro de cambiar el régimen. Va en serio.

No sabemos en qué piensa el presidente cuando se refiere a él pero temo que sea, quizá, efectivamente, todo lo anterior.

Twitter | @fvazquezrig

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Columna | P U L S O   P O L I T I C O

         Con el informe de resultados que sobre su trabajo al frente del DIF rindió ayer la presidenta de dicho organismo, señora Dinorah López de Gali Fayad, culmina una etapa corta, pero intensa de trabajo social que constituyó un apoyo eficaz para familias que creían haberlo perdido todo; para personas que han sufrido abandono a quienes se ha brindado protección; a quienes vivían en la desesperanza y necesitaban una mano amiga que les infundiera fuerza, ilusión y optimismo.

         Un trabajo realizado con dedicación y eficiencia en beneficio de quienes requieren ayuda en todos sentidos.

          Pero más que los logros materiales que fueron alcanzados en veinte meses de la actual administración, que son importantes, lo que hay que destacar, es la buena imagen que la señora López de Gali, deja en la ciudadanía de toda la entidad poblana.

          Su discreción, su permanente sonrisa, su carácter amable, amigable con todos, el interés mostrado por resolver los graves problemas a los que muchas familias se enfrentan en estos tiempos, contribuyeron en mucho a dar al gobierno ejercido por su esposo en este corto periodo, una imagen humanista, cordial, que contribuyó a que los últimos veinte meses, haya disminuido la tensión social que se observaba en todos los sectores de la población.

            Lo que muchos todavía no alcanzan a entender, es que el arribo de Morena y de Andrés Manuel López Obrador al poder, no constituye un simple cambio de gobierno, sino un cambio de régimen.

           Fue un cambio alcanzado por la vía democrática y no armada, pero para el caso es lo mismo. El sistema priísta se acaba el día último de noviembre. A partir del primero de diciembre, el PRI habrá pasado a la historia, con todas sus virtudes, que fueron muchas sobre todo en las décadas de los treinta, cuarenta y cincuenta y gran parte de los sesenta. Todavía en los setenta y ochenta, logró importantes avances para el país.

          Pero a partir de la instauración del neoliberalismo del grupo de tecnócratas que encabezó Carlos Salinas de Gortari, empezó la debacle, al ser abandonados los principios del partido tricolor, en aras de un desarrollo económico que ha beneficiado a los ricos y poderosos y no a las clases medias, a obreros y campesinos, que empezaron a perder mucho de lo que habían ganado en los años en los que el PRI todavía tenía arrestos revolucionarios, nacionalistas y de justicia social.

           Los problemas del país ahora son muchos y su solución parece no ser nada fácil. Se requiere un cambio radical en las altas esferas del gobierno, para poderles hacer frente con éxito.

           El pueblo mexicano así lo entendió y por eso se volcó a las urnas para llevar al poder a quienes ofrecían eso precisamente, un cambio de régimen, no de gobierno.

           Este régimen está obligado a hacer también cambios radicales, pues si no se hacen así, fracasará como fracasó Francisco I. Madero, por su interés en no romper la unidad nacional y condescender con la mafia del poder de esa época, que acabó asesinándolo, a él y al vicepresidente.

           Los cambios deben ser radicales pero hechos con inteligencia, cuidando de no provocar daños a la población más necesitada de apoyo.

           Andrés Manuel López Obrador, es un gobernante comprometido con el pueblo de México que cuenta con el respaldo de los sectores mayoritarios del país y que sabe negociar con los grupos minoritarios.

           Pero tiene en los diversos niveles de gobierno, a personajes que en vez de ayudarlo lo perjudicarán, pues actúan con notable desatino, con ineficiencia extrema. Están ensoberbecidos de poder y no se dan cuenta del daño que hacen al todavía presidente electo, actuando sin sensibilidad política, sin sensibilidad social y con un engreimiento que enoja a los mismos partidarios de Morena.

        Andrés Manuel López Obrador, cumplió el pasado martes 65 años de edad y los diputados de Morena hicieron un alboroto para festejar tal acontecimiento, que enojó a las bancadas opositoras sobre todo a la del PAN, que iniciaron un escándalo que hizo que Porfirio Muñoz Ledo, el líder de la Cámara de Diputados, suspendiera la sesión, advirtiendo que el lugar estaba destinado para legislar y no para concurso de gritos.

           Los morenistas cantaron las mañanitas, muy desentonadas por cierto y no pararon de gritar, igual que los panistas que exhibieron una gran lona afirmando que López Obrador era un dictador.

           En los tiempos del priísmo todopoderoso, también se festejó con canto de las mañanitas y con vivas al presidente Miguel de la Madrid y no pasó nada. Claro, los tiempos eran otros y la oposición tenía un comportamiento más civilizado, tal vez por no haber probado nunca las mieles del poder.

          Quien armó el festejo por el cumpleaños de don Miguel de la Madrid, fue el presidente del Congreso de ese entonces, don Luis M. Farías, considerado uno de los priístas más destacados de la época.

         Con todo lo que está pasando se hace evidente la necesidad de hacer del Movimiento de Regeneración Nacional, un verdadero partido político. Si eso no se hace, se corre el peligro de un derrumbe al final del sexenio o tal vez antes.

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