Domingo, 26 Julio 2020 18:30

PRI y PAN, intentan cambios de actitud

Columna | P U L S O    P O L I T I C O

            Los partidos más antiguos de México, el PRI, heredero del viejo Partido Liberal del siglo XIX y el PAN, heredero del Partido Conservador, también de ese siglo, que a lo largo de su historia sostuvieron guerras sangrientas por el poder, el primero (Liberal) para establecer una república federal, progresista y laica y el segundo para el establecimiento de un gobierno centralista, conservador y apegado a los lineamientos de la Iglesia Católica, ahora hablan de unirse electoralmente, para derrotar a “Morena”, partido con seis años de existencia, que derrotó, en las elecciones del 2018 a los viejos partidos rivales. Algo que suena totalmente ilógico y aberrante, pues el PRI surgió en la era moderna, del triunfo de la Revolución Mexicana de 1810 y la derrota del porfirismo y el PAN surgió en la nueva era, en 1939, para combatir al gobierno revolucionario y progresista de Lázaro Cárdenas al que acusaban de comunista.

             El PRI gobernó interrumpidamente al país durante casi 80 años, por la aplicación de sus políticas sociales que llevaron al surgimiento de una clase media fuerte y progresista, hasta los años ochenta en que llegó, a través del mismo Partido Revolucionario Institucional, el neoliberalismo implantado por los tecnócratas encabezados por Carlos Salinas de Gortari, que sin cambiar los estatutos, los principios y el programa de acción del partido que lo llevó al poner, impuso políticas sociales y económicas de derecha.

             El PAN, pasó a ser una franquicia de los grupos empresariales más retrógradas, para derrotar al PRI, que en el gobierno de López Portillo, había nacionalizado la Banca.

            Con esa alianza y con el apoyo (ante la rebelión interna de los priístas contra los tecnócratas) de la una gran parte de la clase política tricolor, llegaron al poder los “panistas” Vicente Fox y Felipe Calderón, (este con un triunfo muy cuestionado) que hicieron gobiernos plagados de ineficiencias y corrupción y cuyas consecuencias aun estamos padeciendo.

             BUENO, LA SEMANA QUE PASO, HUBO sorpresas del PRI y del PAN dignas de comentarse: Los priístas en una reunión de sus cúpulas en la sede del comité nacional, en la ciudad de México, determinaron aceptar la realidad: no solo perdieron la elección presidencial, sino que casi perdieron al partido.

             Después de ser un partido con poder omnipresente, pues lo mismo estaba en la presidencia de la república, que en la gubernatura de todos los estados del país, en las presidencias municipales de todo el territorio; tenía la aplastante mayoría en los Congresos locales y en el federal y en el Senado de la República, ahora apenas araña el tercer lugar en todo.

              Inició este gobierno con una oposición panista que pone en evidencia la pobreza intelectual (algo sorprendente en un partido que fue fundado por lo más brillante de la derecha mexicana) de sus dirigentes. Sus reclamos son de primaria y sus fundamentos totalmente inexistentes.

               Lo malo es que el PRI empezó a imitar al PAN, siendo que este partido tiene la mayor experiencia en el ejercicio del gobierno y a los hombres más experimentados en el manejo de la política mexicana, hasta en el tema de la corrupción que antes de la llegada de la tecnocracia, se realizaba en forma moderada y discreta.

              Bueno pero a lo que íbamos, es a relatar lo que en esa reunión de la cúpula priísta de acordó: dirigentes nacionales, gobernadores, presidentes municipales, diputados y senadores expresaron que no es tiempo de campañas electorales ni de disputas partidistas, sino de demostrar su responsabilidad en el desempeño de sus atribuciones. En el comunicado que emitieron señalan su disposición de unir esfuerzos para dotar al país y a cada una de las entidades federativas de las capacidades y los recursos humanos y materiales. Algo que ya demostró en la gira presidencial de el pasado fin de semana en Oaxaca, el gobernador de ese estado, Alejandro Murat, quien ofreció todo su esfuerzo y el de los oaxaqueños, para apoyar las políticas progresistas del presidente.

             POR SU PARTE, EL PAN, a través de su dirigente estatal, Genoveva Huerta, se comprometió a consultar con su militancia, que no es mucha por cierto, todo lo relativo a las posibles alianzas partidistas y a la selección de candidatos a diputados y autoridades municipales. Dijo que esto es importante para diseñar la estrategia de campaña para las elecciones del 2021.

              Para lograr lo anterior, se formularán seis preguntas que van desde las posibles alianzas, hasta la designación de candidatos. Señaló que está convencida de que la furza del PAN, está en su militancia. Que bueno que ya por lo menos una dirigente del PAN, se ha dado cuenta de la importancia de los militantes, pues antes era lo que menos contaba para las cúpulas del partido conservador.   

Publicado en COLUMNAS

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