Columna | P U L S O   P O L I T I C O

          El Partido Acción Nacional arrancó el domingo pasado, su campaña para regresar al poder federal en alianza con los ciudadanos. Ya no les interesa aliarse con el PRI o con cualquier otro partido, consideran sus dirigentes, que de la mano con la “sociedad civil”, buscarán impulsar proyectos que eviten lo peor de la política, “pero apostando por nosotros mismos”.

         Dijo Marko Cortés, el dirigente nacional, que el ejemplo de gobiernos panistas está en Yucatán, el estado con el menor índice de criminalidad, pero no mencionó que el gobierno panista llegó hace unos meses al poder en esa entidad, después de tres administraciones priistas y de que Guanajuato, entidad que ha estado gobernada por el panismo desde hace por lo menos dos décadas, es el Estado del país con el mayor número de asesinatos, robos, asaltos a mano armada, etc.

        Puso como ejemplo también a Chihuahua, donde la gobernadora acusó al ex gobernador también panista como ella, de desfalcos y otros delitos cometidos durante su gobierno.

         Dijeron que van a ir de la mano con la sociedad civil y para el panismo, la sociedad civil está formada por la mayor parte de las agrupaciones empresariales de derecha, que luchan solo por sus propios intereses y no por los del pueblo mexicano.

        BUENO, SOLO HAY QUE RECORDAR, QUE EL PAN es el que trajo a nuestro país la guerra sucia o de lodo, consistente en desgastar a sus adversarios con chismes de lavadero, con rumores generalmente falsos, con ataques a familiares de los candidatos de los partidos opositores a Acción Nacional y que también es el que propició la violencia y la inseguridad al iniciar la guerra contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, guerra que ha provocado miles de muertes y de secuestrados o desaparecidos y que todavía sigue existiendo, pues los grupos criminales cuentan con enormes recursos que les permiten armarse y comprar a autoridades de todos los rangos, para gozar de impunidad.

         EL PAN NI SIQUIERA PUEDE SER CONSIDERADO como un partido nacional, pues su presencia real, se concreta a algunos estados del centro y del norte del país y en los demás tiene raquíticas representaciones,

        Vamos a poner de ejemplo a Puebla: ¿En cuántos de los 217 municipios tiene comités municipales bien constituidos? Cuando llegó al poder en la entidad, Rafael Moreno Valle Rosas, priista destacado, se presumía que tenía cien comités municipales, lo cual era falso y se demostró en el 2018, cuando sus plazas más importantes como Tehuacán, Texmelucan, Huauchinango, Teziutlán, Atlixco y Tepeaca, cayeron en poder de Morena.

           El PAN no es fuerte ni en el municipio de Puebla, como algunos panistas piensan. Lo que pasa es que cuando los gobiernos municipales de otros partidos, principalmente el PRI, fallan, los ciudadanos buscan otra opción y en esta capital la opción generalmente es panista, porque muchos piensan que el PAN es un partido católico y hay en la capital muchos colegios confesionales que generalmente forman a hombres, pero principalmente mujeres proclives a votar por el panismo, que se asume como defensor de nuestra religión y tradiciones.

        Afortunadamente esto ya está pasando. Hoy hay un gobierno panista, porque la alianza con el PRI le favoreció, pero ya muchos se han arrepentido de haber dado su voto al partido blanquiazul, pues ni siquiera ha podido resolver el problema de los baches que existen por todas partes.

         Además, Eduardo Rivera Pérez, el actual alcalde, parece ya estar en campaña para la gubernatura. Su foto aparece en toda la publicidad oficial de su gobierno, que empezó gobernando “Contigo y con Rumbo” y ahora ya aparece su publicidad, con el “Vamos a cambiar el rumbo”.

          El PAN nunca ha tenido rumbo. Sus objetivos no son con los que se inició ese partido hace 84 años, por la sencilla razón de que ha perdido su ideología inicial. ¿Piensa usted que el gobierno de Vicente Fox, tenía rumbo? ¿Piensa que Felipe Calderón lo tenía?.

         Ni siquiera Moreno Valle Rosas sabía qué hacer. Como gobernador no hizo nada, pues se concentró a ser presidente municipal del municipio capital de la entidad, habiendo dejado abandonado al resto del estado y la prueba de ello, fue que en la campaña de Antonio Gali, que siempre se negó a ser panista y el PAN lo propuso como candidato invitado, recibía  constantes reclamos de los ciudadanos de provincia, por el abandono en que se les había tenido. Los únicos municipios en los que se realizaron obras de beneficio colectivo, fueron en los que el propio gobernante promovió como “pueblos mágicos”.

          Todo el presupuesto y 60 mil millones de pesos más, los gastó en ciclopistas, que nadie usa; en edificaciones costosas y de costoso mantenimiento, como el Centro Integral de Servicios, el Museo Internacional del Barroco; en enrejar parques y jardines con rejas de lujo muy costosas, en hacer puentes elevados que no resolvieron problemas de vialidad, pero que se veían apantalladores, etc. Corrió a más de 10 mil empleados sin ningún pago por despido injustificado y algunos hasta con 20 años de servicios, etc., etc.

         Al final todo acabó en tragedia: él y su esposa doña Martha Erika, que le sucedió en el cargo, fallecieron en un helicopterazo ocurrido por los rumbos de Texmelucan.
       

Publicado en COLUMNAS

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos