Columna | P u l s o   P o l i t i c o
 
      A raíz del surgimiento del Movimiento “Puebla grita basta” de jóvenes perredistas las autoridades municipales y estatales, en coordinación con las federales, están obligadas a formular un proyecto que sea efectivo para parar la ola delictiva que desde hace meses azota a Puebla.

      El gobernador del Estado, Antonio Gali Fayad y el presidente municipal Luis Banck, han demostrado tener sensibilidad social, que es muy importante en un político, y eso les permitirá abordar el problema con verdadero interés, sabiendo que es en estos momentos, el que más preocupa a la población.

       Los datos que  dio a conocer “Cambio” en su edición de ayer, revelan un problema que si no se detiene, convertirá a la entidad, en una de las de mayor inseguridad del país.

        Según esos datos, se comete un homicidio doloso cada 10 horas; un robo de vehículo, cada 55 minutos y un robo general, cada 18 minutos.

        El problema ya está en todo el estado: en la región sur, que durante mucho tiempo ha sido una zona especialmente violenta, pero ahora en otras zonas de Puebla, como la región oriental que colinda con el estado de Veracruz; la zona de Teziutlán, de Huauchinango, de Zacapoaxtla. En Tehuacán, en San Martín Texmelucan y en toda la región huachicolera conocida como el “Triángulo Rojo”.

        El actual gobierno estatal decidió enfrentar el problema del robo de combustible, pese a que los delincuentes ya prácticamente controlaban la zona. Ha sido difícil, se han provocado enfrentamientos con la policía y las fuerzas federales, pero se ha avanzado.

       Ha habido situaciones preocupantes, pues los enfrentamientos se han dado no solo entre los buenos y los malos, sino entre miembros de la población civil, que se han visto beneficiados indirectamente con el robo de combustible y que ven peligrar una situación económica que nunca antes habían tenido.

       Por eso la política social de beneficio para toda la población, es indispensable: la creación de empleos, que no es fácil; los servicios educativos y de salud pública de calidad; el impulso a las actividades productivas del campo y la creación de micro y pequeñas empresas artesanales, pueden ser un paliativo para detener la debacle que ya se aprecia por muchas partes.

       Lo más difícil y en lo que las autoridades deben aplicarse con mayor empeño, es en la reconstrucción del tejido social mediante actividades deportivas entre los jóvenes, actividades culturales para toda la población y trabajo comunitario organizado para obras de beneficio colectivo.

        Tienen poco tiempo para enfrentar el enorme problema que se les vino encima, pero hay necesidad de iniciar ya programas que permitan cambiar las cosas.

        Sí se puede: ayer en la tarde se dio a conocer que Puebla ha dejado de ser el Estado con mayor número de tomas clandestinas de combustible. Si eso se logró en unos meses de acción decidida contra ese delito, en los meses que restan a los actuales gobernantes, pueden avanzar en todo lo demás. Solo es necesaria voluntad política, sensibilidad social y proyectos viables y efectivos. Nada del otro mundo.

        Políticos locales ya se están preparando para participar en la próxima contienda electoral, la del 2018, que será una de las más importantes en la historia política del país, toda vez de que por  primera vez se elegirán en un solo día: presidente de la república, gobernadores de varios estados, entre ellos Puebla; senadores, diputados federales, diputados federales y ayuntamientos.

        Los partidos tienen en puerta una gran oportunidad para colocar a sus militantes como candidatos a un puesto de elección popular. Por desgracia para ellos, son pocos, demasiado pocos, los partidos que tienen militantes suficientes y capaces, para pelear por un puesto público.

        La inmensa mayoría de nuestros partidos políticos, tanto a nivel federal como local, carecen de miembros, y de miembros con conocimiento de la realidad de su municipio, su distrito, su estado o el país aunque sean profesionistas. Ahora nos enfrentamos a la escasez de políticos con oficio, con verdadera vocación de servicio. Son muchos los que buscan un puesto solo para ver qué sacan.

        Vamos a poner un ejemplo: el Partido Verde Ecologista de México, al que debemos que los circos que nos quedan, ya no tengan animales amaestrados que hacían las delicias de chicos y grandes, solo cuenta con un político conocido: Juan Carlos Nathale, que fue dirigente estatal, que ha sido regidor y ahora diputado local.

          Fue un buen dirigente de su partido, que cuando asumió la dirigencia, tenía una votación del 2 por ciento y logró elevar al 6.8 por ciento.

         Como diputado ha sido de los que mayor número de iniciativas ha presentado y el que ha logrado la aprobación de un buen número de ellas. Además, todos reconocen, que hasta ahora ha sido uno de los legisladores que menos se ha prestado a la aprobación fash-trak de las iniciativas enviadas por el Ejecutivo.

        Es un tipo joven, con clara vocación política, con oficio político, que cuenta con el reconocimiento de la dirigencia nacional de su partido.

        El mismo reconoce que los partidos de oposición al PRI en general, tienen problemas internos, están desorganizados, carecen de estructura partidista suficiente y cuentan con poca militancia.

         Ojalá y que todos los dirigentes partidistas se percataran de esto, e iniciaran trabajos tendientes a remediarlo. De lo contrario seguirán siendo partidos de la chiquillería, sin fuerza y sin futuro.

Publicado en COLUMNAS

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